Como colofón al año en el que se conmemora el V Centenario de la muerte de Antonio de Nebrija, la Biblioteca Nacional de España, la Fundación Antonio de Nebrija con el patrocinio de la Universidad Nebrija y Acción Cultural Española han organizado la exposición Nebrija (1444-1522), el orgullo de ser gramático. Es una muestra que descubre el perfil intelectual del primer humanista español, sin dejar de lado al hombre, al carismático investigador y profesor que se deja ver tras su ingente obra. La exposición, comisariada por la catedrática de Filología Latina de la Universidad de Alcalá Teresa Jiménez Calvente, permanecerá abierta desde el 25 de noviembre de 2022 hasta el 26 de febrero de 2023.
Nebrija (c. 1444-1522), el orgullo de ser gramático. «Grammaticus nomen est professionis» permite al público contemplar más de un centenar de obras procedentes de las colecciones de la Biblioteca Nacional, que se muestran junto a otras prestadas por una decena de instituciones españolas especialmente para esta conmemoración. El catálogo estará disponible en formato digital y podrá descargarse gratuitamente desde la página web de Acción Cultural Española.
Entre las muchas y muy valiosas piezas que se exhiben en esta muestra destacan especialmente algunas como el bello Breviario de Isabel la Católica, ricamente decorado; el magnífico desplegable sobre Jerusalén incluido en el incunable Viaje a Tierra Santa de Bernhard von Breydenbach; los manuscritos caligrafiados por el propio Nebrija en sus tiempos de estudiante; la primera edición de las famosas Introductiones Latinae y su copia manuscrita para el maestre de Alcántara con bellas miniaturas; o la mismísima Gramática sobre la lengua castellana de 1492.
Obras pictóricas de gran valor contribuyen también a que el espectador pueda trasladarse a los siglos XV y XVI. Instituciones como la Fundación Lázaro Galdiano, la Real Academia Española, la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad de Salamanca, la Biblioteca Capitular de Toledo, el Archivo Histórico Nacional, la AECID, el Museo de Ciencias Naturales, el Museo de América y el Museo de El Prado han contribuido con sus préstamos a la mayor exposición sobre Nebrija que se haya celebrado hasta el momento.
Estas obras invitan a recorrer la España de la época y los centros del saber en los que vivió y trabajó el gramático. Desde Lebrija, su lugar de nacimiento; pasando por Salamanca, donde cursó su Bachillerato en Artes y en cuya universidad desarrolló, con el tiempo, la mayor parte de su carrera docente; Bolonia, ciudad que propició su encuentro con Italia y su Humanismo; Coca (Segovia) o Villanueva de la Serena y Brozas en Extremadura, enclaves en los que realizó su labor bajo el amparo de generosos mecenas; para terminar en Alcalá de Henares, su último destino, en el que contó siempre con el apoyo del cardenal Cisneros y su Universidad.
Nebrija (c. 1444-1522), el orgullo de ser gramático se divide en cuatro áreas:
Las cuatro giran en torno a la figura del gramático y permiten, no solo conocer a fondo la obra del creador de la primera gramática española, sino también descubrir a un investigador cuya sombra se proyectó sobre Europa, América y Asia y cuya biografía se entrecruza con la de grandes personajes del momento, que lo son también de la historia de España y Occidente.
La exposición de la Biblioteca Nacional presenta a un erudito moderno que, confiado en su saber y en el alcance de su cultura, desafió a sus compañeros universitarios y sacó a la luz sus carencias. “La teología, el derecho, la botánica, la medicina o la cosmografía fueron objeto de sus pesquisas. Compuso versos latinos, actuó como editor de textos para la imprenta e incluso disfrutó del cargo de cronista regio. Consciente de su valía, habló de tú a tú a los grandes personajes que lo rodearon, desde los Reyes Católicos al gran Cisneros. Por supuesto, también tuvo enemigos poderosos, como el inquisidor Deza”, subraya Jiménez Calvente.
Nebrija imaginó su paso por la vida como un caminante que, al llegar a una encrucijada, ha de elegir entre dos posibles sendas. “Él se decantó por la senda no muy transitada del estudio y la erudición, no la de las riquezas o los honores. Su pretensión fue lograr la fama que otorgan las letras y trabajar en favor de quienes le rodeaban. Su meta no era menor, pues aspiraba a devolver el conocimiento de las letras latinas a España: el mismo ideal que los humanistas italianos habían abrazado tiempo atrás respecto de su propia patria. En los textos clásicos (latinos y griegos) se escondían enseñanzas útiles para el tiempo presente y solo había que desenterrarlas. Para alcanzar ese objetivo, ideó un método gramatical novedoso, que recogía el espíritu de las nuevas gramáticas escritas en Italia. Creó otras herramientas indispensables: un par de diccionarios bilingües, breves y concisos, para que los jóvenes estudiantes tuvieran a mano el léxico necesario para la vida común y la lectura de los textos antiguos”, explica Jiménez Calvente.
Viajó como también lo hicieron sus libros. Llegó a la conclusión de que, desde las aulas y a través de sus obras confiadas a la imprenta, podría transformar el mundo que le había tocado vivir. “Fue un humanista comprometido con una profesión aparentemente modesta y en realidad importantísima: la del gramático que conoce las reglas por las que se rigen la lengua y las palabras, sin las cuales es imposible construir las nuevas realidades”, matiza la comisaria.
“La figura de Antonio de Nebrija”, recuerda Ana Santos Aramburo, directora de la BNE, “representa la esencia del humanismo, la trascendencia de la palabra y el valor de la educación para avanzar hacia sociedades mejores. Su vida estuvo marcada por el convencimiento de que el saber clásico debía ser conocido y comprendido y para ello renovó las bases del conocimiento y del aprendizaje del momento. Fue un visionario y un adelantado a su tiempo que creía, desde la formación de un gramático humanista, en el valor del lenguaje, y en la necesidad de usarlo adecuadamente. Creo que recordar hoy su vida y su legado no puede ser más oportuno”.
Isabel Izquierdo, la directora de programación de AC/E, comentó que “En tiempos de incertidumbre como los actuales y en el contexto de una sociedad digital en proceso de recuperación, conviene fijar la mirada en trayectorias tan sólidas y brillantes como la de Antonio de Nebrija, que tanto aportó a la cultura universal desde su monumental obra. Siempre con la mirada puesta en el futuro, Nebrija contribuyó a cambiar la forma de aprender, aportando extraordinariamente a la educación en España. Como sociedad estatal que apoya relevantes conmemoraciones de nuestra historia cultural, desde Acción Cultural Española (AC/E) nos sumamos a este merecidísimo homenaje a Antonio de Nebrija, cuyo legado pervive hasta nuestros días.”
El rector de la Universidad Nebrija y presidente de la Comisión Interadministrativa del V Centenario de Antonio de Nebrija, José Muñiz, invitó a todos los universitarios y curiosos a sumergirse en este “recorrido por la vida y la obra de una de las personalidades más fascinantes de nuestra historia, un universitario auténtico que no solo sentó las bases que harían de nuestra lengua un vehículo próspero y universal de conocimiento, sino que se ocupó de múltiples saberes con un espíritu crítico y una pasión por la ciencia que tienen mucho que enseñarnos hoy”.
La exposición culmina con Nebrija: Estela de las letras una experiencia virtual que permitirá a los visitantes vivir en primera persona y de manera inmersiva dos momentos históricos. Por una parte, se recrea el encuentro de la Reina Isabel I con el propio Nebrija, que explica a la soberana la razón de ser de su innovadora Gramática sobre la lengua castellana. También podremos asomarnos al crucial encuentro de los Reyes Católicos con Colón, que marcaría de forma determinante el futuro de su reino. Con esta apuesta por el universo virtual y las nuevas tecnologías, la Universidad Nebrija pretende acercar la figura del humanista a una audiencia más joven, además de presentar los primeros pasos de su proyecto para el Metaverso.
A través de su legado, sabemos que quiso pasar a la posteridad con el sobrenombre de gramático. Así se lo hace saber a la Reina Isabel la Católica en la carta en que le dedica la tercera edición de sus Introductiones Latinae (Salamanca, 1495): “Vt Aelius sit praenomen; Antonius nomen, Nebrissesis cognomen, grammaticus uero agnomen ex professione sumptum”. Precisamente, fueron estas Introductiones, novedoso manual para la enseñanza del latín, las que le hicieron famoso dentro y fuera de España.
Su muerte no menguó su fama ni evitó el enriquecimiento de su legado. De ello se encargaron, en parte, sus hijos Sancho y Sebastián, que abrieron una imprenta en Granada, trasladada un tiempo a Antequera (1534-1597). A ellos se sumaron otros impresores fuera de España, pues las gramáticas y léxicos de Nebrija se imprimieron en Francia, Italia, Alemania y Países Bajos. Aquel manual de latín que había escrito pensando en sus alumnos en Salamanca se convirtió en el único autorizado para enseñar esa disciplina desde que así lo decidió el rey Felipe III (1598). En la larga travesía que llega hasta el siglo XIX, el manual de gramática latina de Nebrija fue respetado, glosado, reformado e incluso acortado, según el lugar y las circunstancias.
Esa pervivencia se siente, por ejemplo, en las primeras gramáticas de las lenguas de América compuestas por los predicadores españoles. Estos, que habían aprendido latín gracias al Antonio, aplicaron el modelo, con sus consideraciones teóricas y sus traducciones bilingües, en su descripción de esas lenguas que, como dijo uno de ellos, eran tan “extrañas, nuevas, incógnitas y peregrinas”.
Orgulloso, inteligente, audaz, a Nebrija nunca le faltaron las ganas de aprender ni la fuerza para el estudio. Tampoco le faltaron detractores, pues jamás se mordió la lengua. Cuando le presentó a la Reina Isabel un adelanto de la que luego sería su Gramática de la lengua castellana (Salamanca, 1492), la soberana se sorprendió y no entendió la utilidad de un tratado que enseña las reglas de una lengua que se aprende de manera natural. Pero el docto profesor supo defender la novedad y oportunidad de su ocurrencia, pues las lenguas, incluso las naturales, necesitan gramáticas descriptivas y normativas para que no anden desbocadas. A esta ventaja se añade que la comprensión de los principios gramaticales del castellano puede ayudar a entender los de otras lenguas, el latín (al que dirigía sus esfuerzos) entre ellas. Las paradojas del destino han hecho que esa gramática del castellano sea hoy su obra más conocida. Nebrija, no obstante, merece ser recordado por otras muchas razones.
Nebrija se revela como un humanista en toda regla. Hablar de Nebrija es hablar de un Humanismo español pleno gracias a él, también es hablar de la Historia y de las figuras que le dan sentido.
El catálogo editado junto a la exposición ofrece un acercamiento a la figura de Nebrija y un recorrido por su extensa y dilatada obra. El volumen se articula en tres grandes secciones: 1. Marco cultural y político, 2. Vida y obra y, por último 3. El legado.
La publicación comienza con la brillante introducción de la directora de la edición, Teresa Jiménez Calvente, y se desarrolla a través de doce artículos de los siguientes autores: Antonio Alvar Ezquerra, Guillermo Alvar Nuño, Carmen Codoñer Merino, María Lourdes García-Macho, Ángel Gómez Moreno, Fernando Gómez Redondo, Miguel Ángel Ladero Quesada, Carmen Lozano Guillén, Julián Martín Abad, Pedro Martín Baños, Dionisio Á. Martín Nieto, Francisco Javier Pérez. Se complementa con una cuidada cronología nebrisense, con la lista de obra y documentos expuestos en la exposición y con más de 80 ilustraciones, seleccionadas por Teresa Jiménez Calvente y Pedro Martín Baños (coordinador científico de la edición), con obras que forman parte de la exposición y piezas complementarias de instituciones nacionales e internacionales de Reino Unido, Alemania e Italia.