Si eres una masoca obsesiva como yo, tienes mil maneras de amargarte la vida. Hace unos días en la estación de Sants de Barcelona, entro distraída y a mi bola a comprarme un detox de espinaca y jengibre mientras hojeo las portadas del cuore y los últimos best sellers. Y de repente, ostras, tío, me la encuentro otra vez. Marie Kondo esa japonesita pija que hace ¡doce años! en cuatro tardes ociosas escribió un manual para ordenar armarios, enrollar calcetines, doblar tangas y colocar jerséis.
Total, seis millones de ejemplares vendidos y traducido a 35 idiomas la han convertido en mega rica y una de las cien personas más influyentes del mundo. No sé qué decir. Es una injusticia y una hijaputez para las que nos dejamos las pestañas escribiendo novelas de envergadura (con perdón).
Ser ordenada está guay. En el cosmos, el orden es un concepto superior al caos (No está la peña para memeces cuánticas) Dice la autora que, si ordenas tus armarios, ordenas tu vida. Es una terapia infalible. Santa Teresa de Jesús veía a Dios entre pucheros. Se nota que Corinna ni es santa ni se ha leído el libro. Corinna guapi ¿Qué te pone los cuernos el emérito? friega, limpia, ordena ¿Que los 65 milloncejos no dan para nada? ¡zafarrancho de combate! Mejor si te hubieras puesto a fregar, limpiar y ordenar tu madriguera en lugar de arrastrar tus miserias por el mundo.