Llega a “La Luna” a través de su abuelo, Fernando Fernán Gómez y de Emma Cohen, a la casa que los cobijó y en el que dejaron, no solo documentos, cartas, fotos, grabaciones, discos, proyectos,… también la esencia de esta pareja emblemática en el mundo de la cultura, si es que podemos hablar de ese concepto denostado en este país que poco la valora.
No es, en realidad, un viaje, es un asentamiento por derecho propio. Helena de Llanos, se sitúa en el centro de estos dos monstruos de la escena, de la comunicación, del teatro, del cine, de la escritura. Respira su aire y se impregna de ellos.
Lo revisa todo, va hasta el fondo de las cajas, de los recuerdos que se mantienen vivos porque ahí calmaron su sed y hallaron el sosiego.
He aquí a su nieta. Inquieta, directora de cine, investigadora, curiosa, emocionalmente vinculada al teatro. Así nos ofrece esta conferencia. Estos documentos, esta performance, esta puesta en escena, donde se dan cita retazos de trozos de películas, imágenes, fotografías, guiones, collages, objetos diversos.
Nos lo ofrece Helena abriéndonos su casa, La Luna, mina de tesoros de los abuelos. No es un cofre o un baúl perdido en el trastero o la buhardilla. Es toda la casa, es todo el entorno. Es el gato pelirrojo que se pasea displicente y curioso. Nos muestra lo humanos que eran. No eran dioses, no eran mitos, no eran gigantes egoístas de un cuento de Óscar Wilde, eran generosos, capaces de abrir su paraguas para cobijar, eso sí, a los buenos amigos.
Con agilidad, Helena de Llanos, la nieta, nos cuenta la historia de una parte de sus vidas. Fernando y Emma, Emma y Fernando, complementados, ricos de creatividad y vitalidad hasta el último momento. Una biografía casi de repente, pero bien trabajada, estructurada, aunque pudiera parecer que salta de un pensamiento a otro. Pero así es la conducta humana, así el monólogo interior que todos establecemos.
Reconozco que Fernando Fernán Gómez me abrasó desde los primeros tiempos, quería seguir su caligrafía. A Emma Cohen, la seguía menos, pero nunca dudé que era más verdad que una lágrima, que era más que la pareja del maestro, que también formaba parte de la luna por su luminosidad en sombras. Todo esto nos lo hace ver Helena y se lo agradecemos.
Un viaje a la luna, un encuentro en el viento, una historia de dos convertida en una, un viaje a esta parte, sin más más ni más menos.
Creación: Helena de Llanos en colaboración con José Gonçalo Pais y Adrián Viador
Música: Pau Roca
Espacio Escénico: Teatro del Barrio