El Premio de Novela Café Gijón, que se celebran todos los años en el quizá más celebre café literario de la ciudad de Madrid, han sido descritos por los miembros del jurado como "un rito anual en el que se busca premiar la buena literatura" desde tiempos de su fundador, Gumersindo García, allá por el 15 de mayo de 1888, siendo una de las pocas instituciones que premian la literatura de calidad a este nivel. Su objetivo principal es dar a conocer a autores desconocidos y sacar a la luz narrativas con gran calidad literaria. Desde siempre, han sido un refugio de la literatura en tiempos de censura, pero poseen ahora un papel más fundamental que nunca. La búsqueda de la rapidez y lo liviano en lo moderno se intenta emulsionar, en el recogimiento de este espacio familiar, en lentitud y disfrute. Es un proceso que trata de centrar la atención para activar el proceso de análisis de lo complejo, es decir, hallar una literatura profunda y perenne para el placer de los sentidos y, a su vez, antídoto de lo instantáneo. Un bombón verbal de caramelo que se baña siempre en lo amargo de un buen café.
En esta edición de 2022, el jurado compuesto por Mercedes Montmany; Marcos Giralt Torrente; Rosa Regàs; Antonio Colinas; José María Guelbenzu, en calidad de presidente; y actuando como secretaria Patricia Menéndez Benavente, ha acordado conceder por mayoría el premio a mejor novela a "Volver a cuándo" de la desconocida y reveladora escritora venezolana María Elena Morán. La escritora destaca, además de por la doble vertiente de ser una de las primeras mujeres ganadoras y latinoamericana, por el uso de numerosos elementos de entre los que despuntan: la naturaleza coloquial de su escritura, la gran musicalidad que brota del papel al desplegarlo y los hayazgos expresivos sugerentes que cobran vida a medida que el lector degusta la crudeza dramática de lo real.
La obra narra, desde una perspectiva múltiple en la que participan 5 personajes, la historia de Nina, quién durante el agravamiento de la crisis venezolana de 2019 emigra hacia Brasil, dejando a su hija Elisa bajo los cuidados de la abuela Graciela, una mujer en luto por su esposo Raúl, el país y la Revolución. Mientras Nina intenta organizar su precaria vida de migrante para poder llevar a Elisa y Graciela consigo, Camilo, el exmarido, aprovecha su ausencia para acercarse a la niña y sacarle del país. Lo que para él es un intento desesperado de recuperar a su familia, para Nina no es más que una réplica a pequeña escala del autoritarismo nacional, ese que él maneja tan bien y que ella ya no está dispuesta a aceptar. Posee, por lo tanto, una brutal honestidad y un flujo autobiográfico marcado al tratarse en palabras de la autora de "un proceso de mea culpa en el que todos los personajes participan de la propia idea de revolución", ya sea institucional o personal. Aunque la obra es inédita, se preveé que el manuscrito definitivo esté finalizado ya para el mes de febrero del año que viene y que el libro se presente en la feria del libro de Gijón el próximo verano. Sin duda, se trata de una obra con potencial emocional, que nos guía en el proceso de lidiar con problemas patentes en la realidad social que nos rodea para comprenderlos desde una dimensión más cercana. Es una catarsis personal en la que el proceso de comprensión y la literatura como terapia nos abrazan y recogen en la íntimidad de lo humano.