FIRMA INVITADA

SALIR DE MARCHA

Piernas crecientes, minifaldas menguantes reales

PLAZA DE GUIPÚZCOA

Begoña Ameztoy | Martes 16 de agosto de 2022

Confesar públicamente en San Sebastián un lunes de Semana Grande que aborrezco las fiestas, no es una venganza, es una temeridad. Me da igual. Sanfermines y otras celebraciones espeluznantes como la tomatina de Buñol, chirigotas, bronca, música en la calle, parkings petaos, me parecen una cutrez, tío.



Desde niña odiaba las ferias. A Boris Jhonson le pasaba lo mismo, por eso organizaba sus bacanales en petit comité. Pobre hombre, ha sido un gran incomprendido. Las fiestas privadas tienen muchas ventajas, sobre todo si se celebran en casas ajenas y no tienes que recoger los platos rotos. Pero la gente es mala y no quiere que seas selectivo.

En nuestro sofisticado y robótico metaverso tiene que haber otras maneras de divertirse que no sean un remake de instinto básico y el día de la marmota: soplar, jamar, follar y desbarrar. De eso a repetir obviedades y chorradas políticamente correctas hay un paso; que si cuerpos no normativos, sororidad, empoderamiento, insumisiones físicas y químicas. No les hagas la pelota, no cuela. Te van a cortar igual la luz, el gas, el agua y a tragar, colega. Pedro Sánchez, sin corbata y sumergido en una de sus tres piscinas de La Mareta, ha dicho que al final pagamos justos por pecadores. Menos mal que Letizia es más empática y sutil. Ella también predica la eficiencia energética con el ejemplo y se pone minifaldas y shorts para ahorrar, no para lucir palmito, como tú te crees. Eres una envidiosa, mal pensada, tía.

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