Yolanda Díaz me tiene ganada con ese comentario tan íntimo y al mismo tiempo tan profundo. “No hago otra cosa que coser”, dice en referencia a los pifostios del gobierno de coalición. Menudos costurones estará haciendo. Como los de Franskentein (nunca mejor dicho), ese monstruo recosido con restos de cadáveres.
Pero a lo tonto a lo tonto (ella es muy de improvisar y de dar puntadas sin hilo) resulta que ha encontrado el complemento perfecto para el nombre de su espacio, plataforma “o como leches se llame” (sic), dijo Pablo Iglesias despectivamente. Pablo no te quiere, Yoli. Le parece que lo de “Sumar” se queda corto de sisa y de ingenio. A mí me suena a eslogan publicitario de una cuenta depósito del BBVA. Yo creo que “Sumar y Coser” sería el mensaje perfecto. Hazme caso.
Me imagino a la vice segunda de este gobierno reventado y descosido, zurciendo lánguidamente, como Penélope tejía horas y horas esperando el regreso de Ulises. Veinte años le esperó. Dirás que es un comentario machista, pero qué romántica esa fidelidad. En “Sumar y Coser”, además de fidelidad, hay abnegación, cariño y constancia, dicho en un lenguaje sencillo, directo, inclusivo y neutro. Es lo que el pueblo necesita, lenguajes de andar por casa. “Libertá, igualdá, fraternidá” y sobre todo mucho pan y circo sanferminero. ¿Quién mejor que Yolanda para dárselo? Pero creo que lo va a tener mazo difícil, tío. Sumar y coser no es coser y cantar.