Yolanda Pantin es una poeta convencida de la capacidad lírica de la mujer en una sociedad cultural marcada por hombres. Fotógrafa, ensayista y editora, infatigable su deseo de escribir para expresar nuevos mundos con un estilo muy personal.
Yolanda Pantin nació en Caracas en el año1954. Significativas las décadas culturales que le van a tocar vivir y de las que forma parte activa y –díscola- según algunos escritores coetáneos, refractarios a los principios literarios de la poeta.
La mayor de once hermanos, pronto se traslada a la capital a estudiar Letras en la renombrada Universidad Católica Andrés Bello. Su mundo se ensancha y sus inquietudes artísticas, también. No le duelen prendas en defender nuevos modelos de expresión poética, con versos rompedores en contra de los convencionalismos del momento. Destacan a su vez, sus narraciones infantiles e interesantes y llamativos guiones dramáticos: La otredad y el vampiro de 1994, por ejemplo. La necesidad de etiquetar a las mujeres que escriben, la incluyen en la generación denominada de 1978 y que reúne a los principales representantes de la cultura caraqueña, hombres en su mayoría. Abandona el taller Calicanto y funda el grupo Tráfico, auténtico azote crítico que pone en entredicho la orientación poética marcada por un punto de vista dominante en aquellos momentos, muy alejado, de lasa convicciones personales de Pantin. Herederos de antiguas formas, consideradas caducas, sin innovación temática y plagadas de viejos resabios –romanticismo fantasioso y poco arraigado en la realidad- propone una obra comprometida, dolorosa por su acidez pero aliviadora (a pesar de la paradoja in terminis). Poco después, brillaría con luz propia: Casa o lobo, su primer poemario de 1981. No tardan en llegarle reconocimientos y premios, becas y galardones que impulsan su deseo de innovación tan proyectada a través de distintos medios de comunicación: los semanarios Número y Qué pasa, se hacen eco de estos triunfos. Creativa e incesante su labor editorial. Asiste a numerosas convocatorias literarias invitada por la repercusión de sus títulos, siempre por su fama internacional de poeta diferente; de París (El cielo de París de 1989) a Moscú, la huella de este viaje se convierte en una famosa colección de fotografías.
Destacan de su prolífica producción: Correo del corazón, La canción fría, Los bajos sentimientos o La quietud. Y títulos tan sugestivos como llamativos: El hueso pélvico y La épica del padre, Poemas huérfanos. Juega con las palabras, trastoca el contenido y sorprende al lector.
Como narradora y siempre preocupada por inculcar valores y fomentar la imaginación de los más jóvenes: Ratón y Vampiro se conocen, ¡Splash!, Un caballo en la ciudad, Era un tren de noche, en los que el texto y la imagen van de la mano. Palabra e ilustraciones en perfecta conjunción. Ensayista, reflejo de sus reflexiones y de su ideario personal con decidido tinte social y vindicativo: Quién dijo Kartofel?, Marie Curie, Nelson Mandela. Honores y menciones se suceden. Inagotable su afán de transmitir la realidad, sincera, de su país.