El escritor sueco David Lagercrantz se hizo famoso en su país por escribir la biografía del jugador de fútbol Zlatan Ibrahimovic, después llegó la continuación de la trilogía Millennium, “fue el reto de mi vida”, reconoce durante la rueda de prensa de la presentación de su nueva saga sobre Rekke y Vargas que se ha dado en titular “Obscuritas” y que publica en España Ediciones Destino. En Suecia está siendo un rotundo éxito y ya se está en negociaciones para rodar una serie televisiva, con Hollywood se siente muy decepcionado porque la adaptación que han hecho de una novela suya no le gustó nada.
Llegó David Lagercrantz a la biblioteca de la Casa de Fieras del Parque del Buen Retiro madrileño con su consabida sonrisa en la boca, que sólo se le borra cuando se le recuerda el triunfo del Real Madrid en la Champions League y el deplorable papel que ha hecho el Barcelona en la liga y en todas las competiciones en las que ha participado este año, pero se recompone rápidamente cuando habla de su nuevo libro "Obscuritas". Con la trilogía de Millennium ha vendido más de 100 millones de ejemplares en todo el mundo, así que tiene motivos para estar feliz y radiante.
Los nuevos casos de los policías Rekke y Vargas se mueven en el terreno del thriller político, van desde la Suecia contemporánea hasta el Kabul de los talibanes. Le ha salido una novela muy viajera y un poco pesimista. El protagonista Rekke tiende a la depresión y menos mal que tiene cerca a Vargas, hija de inmigrantes chilenos huidos de la dictadura de Videla, que le da un contrapunto mucho más humano y optimista.
“Hubo mucha controversia con la publicación de mi trilogía de Millennium, demasiada polémica cuando salío la primera entrega, pero los vientos fueron cambiando y aceptaron la visión mía de Salander. Ahora quería cambiar de registro. Salander era demasiado chula y yo quería unos nuevos personajes mucho más humanos y delicados”, cuenta con pasión sueca el autor superventas.
De ahí que haya querido hacer en su nuevo libro lo que siempre le ha gustado. “Hay que hacer en la literatura lo mismo que en el amor: seguir las pasiones”, afirma tajante y divertido. Su espejo para esta novela han sido sus héroes Sherlock Holmes y el doctor Watson. “De Sherlock, está todo el mundo enamorado por su capacidad de deducción, de ver todos los detalles a primera vista; pero no gusta su soberbia. Por eso, he querido cambiar esa cualidad suya por una cierta fragilidad. He querido hacerlo más humano y más moderno”, cuenta David Lagerkrantz.
Para el escritor, “la sociedad sueca está muy dividida. Hay personas muy privilegiadas, pero otras provienen de guetos de la inmigración. Zlatan era una de ellos que estaba acostumbrado a sobrevivir y luchar por la vida, lo mismo que le ocurre a Graciela Vargas. Ambos son personajes fuertes. Con Vargas he querido buscar el contraste con Rekke, uno privilegiado y la otra marginada. Ella lleva las heridas de sus padres.”
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Hay demasiados marginados en nuestra sociedad. “No entendemos muy bien nuestra época. La guerra de Ucrania no sabemos las consecuencias que nos va a traer, como no sabíamos las consecuencias de la guerra de Irak, la primera guerra mundial de este siglo XXI, que cambio todo. La posterior guerra, la crisis de los refugiados, el resurgir de la extrema derecha, el Brexit o la aparición de Trump lo ha cambiado todo. Vivimos en un mundo herido. La experiencia que tenemos es un poco hiriente”, desgrana con precisión el autor nórdico, que no frío.
David Lagercrantz se muestra muy crítico con las grandes potencias, en especial con Estados Unidos. “La actuación de USA en estos tiempos ha sido devastadora, después del 11-S, se ha vuelto a las torturas, se han tratado a los presos de manera inmisericorde. Han reducido las posibilidades de los derechos humanos”, señala. Y lo mismo ocurre con países como Rusia y China que se saltan a la torera todos los derechos habidos y por haber.
No nos gustan los personajes perfectos
Cree el autor sueco, "el título es fundamental para una buena obra. Un buen título ha de tener muchos significados, tiene que atraer y no asustar". "Obscuritas" es un gran título porque aunque los protagonistas busquen la claritas, siempre está presente la obscuridad. "La obscuridad nos atrae, ¡Hay tantas mentiras en la vida, tanta desinformación!", sostiene David. También, busca en sus protagonistas las aristas de su carácter. "No nos gustan los personajes perfectos", asevera y a quién les gusta. De ahí, que el protagonista masculino sea bipolar, un maniaco depresivo de manual, un pesimista de órdago. "Mi generación era muy optimista, ahora serlo es casi un milagro, mi generación que crecimos en la posguerra sí lo eramos", añade.
Los talibanes tienen un papel fundamental en la novela. "Se sienten impelidos a la destrucción. Lo que no pueden tener, lo quieren destruir. Lo curioso es que quieran destrozar la belleza de ciertos monumentos. ¿Qué tiene de amenazador la belleza? Es algo incomprensible, es una metáfora cruel de la vida", razona el autor. También ha querido tratar el tema de las dictaduras latinoamericanas y en un futuro escribirá más sobre ellas. "Es muy difícil ser optimista con este panorama", sentencia.
"La sociedad occidental vive problemas muy profundos. La polarización cada vez está más presente en nuestro mundo y es el resultado de una desinformación creciente. Me da escalofríos la situación actual y la de ciertos países más, donde no hay libertad en absoluto y todo el mundo está vigilado", apunta David Lagercrantz.
Para concluir, el autor anticipa sus planes de escritura. "Lo que comenzó siendo una trilogía, quizá se convierta en una saga de cinco libros, aunque quiero escribir una novela diferente ente medias. Respecto a su forma de escribir nos dice que "empezó a redactar la novela en primera persona, pero me di cuenta que al hacerlo en tercera persona la historia ganaba mucho porque añadía la perspectiva de la narradora. Me gusta entrar en los entresijos de todos los personajes. Los protagonistas tienen que gustar si no mal vamos". Lo que todavía no sabe es si Rekke terminará como Sherlock Holmes. "A lo mejor encuentra una piedra en la que agarrarse y continuar sus aventuras indefinidamente", concluye con humor David Lagercrantz.