Los clásicos son las obras que nos hablan a través de los tiempos sin perder vigencia ni frescura. Sus tonos, sus temas y sus preceptos marcan el ritmo de los sucesivos movimientos artísticos. No pasan de moda, no se vuelven obsoletos, no se pierden en los estantes.
Tal es el caso de la Ilíada, el gran poema épico atribuido a Homero, que con sus 15.693 versos en hexámetro dactílico ha conmovido a los pueblos de todo el mundo durante miles de años. La acción se centra en el último año de la legendaria Guerra de Troya, que enfrentó a aqueos y troyanos por el amor de Helena, la mujer de belleza divina. En particular, la obra narra el acceso de cólera de Aquiles, el guerrero más destacado de los ejércitos griegos.
Tal es la influencia de la Ilíada en la cultura contemporánea que su historia ha sido apropiada por las industrias del entretenimiento. En la actualidad, los versos de Homero sobreviven en todo tipo de juegos, reversiones, comics y productos audiovisuales. A continuación veremos algunos ejemplos.
Entre sus versificaciones más originales, la Ilíada ha migrado al mundo de los casinos. La mítica guerra de la Antigüedad Clásica ha inspirado juegos como la tragaperras Treasures of Troy creada por IGT, un desarrollador de entretenimientos online de reputación internacional. El título se apropia del imaginario de la Grecia Antigua para proponer apuestas por dinero real en formato de videoslot.
En el juego, los personajes de la Ilíada continúan su eterno combate, pero esta vez a la busca de salir de la pantalla de juego. Al hacerlo, le dan un premio al usuario. La tragaperras consta de 5 columnas, 4 filas y 40 líneas de pago organizadas de 10 en 10.
La novedad promocionada del producto son sus 1.024 modalidades. Cuenta con una funcionalidad llamada Multiway que permite ampliar las posibilidades de apuestas. Incluso la música del juego está inspirada en la Guerra de Troya. Los títulos de IGT se caracterizan por sus estéticas cuidadas, que recrean escenarios de atractivo comercial.
Las producciones cinematográficas sobre los sucesos de la Ilíada han sido enormemente exitosos en todas las épocas. El filme más recordado de los últimos tiempos quizás sea Troya (2004), dirigida por Wofgang Petersen y guionada por David Benioff. Un espléndido Brad Pitt hace las veces de Aquiles. Si bien fue aclamada por su esplendor artístico, Troya también recibió críticas por imprecisiones sobre la tradición clásica, aunque todavía no hay un común acuerdo sobre los eventos históricos que le dan el marco al mito.
El filme La guerra de Troya de 1961, no contó con los recursos tecnológicos de la producción del 2004, pero logró modificar la perspectiva del relato. Una descomunal Edy Vessel le dio vida a Helena; el director fue Giorgio Ferroni. La escenografía es rica y diversa: fue rodada en Italia, Francia y Yugoslavia.
Un poco más atrás, en 1956, se sitúa otro clásico del cine basado en la Ilíada: el film Helena de Troya, dirigido por Robert Wise. Allí se destacó Rossana Podestà por su papel como Helena. También trabajó una muy joven Brigitte Bardot en el rol de Andraste. Esta película es recordada por su valor de archivo cinematográfico más que por su visión particular de la Guerra de Troya.
Si hay algo que caracteriza la literatura, es la multiplicidad de relatos que permite contar sobre la misma historia. Los clásicos no se salvan de las versiones modernas. De hecho, existe un genuino interés de los lectores contemporáneos por textos que reacondicionen las joyas del canon.
Uno de los ejemplos recientes es el libro Hijas de Esparta, una novela que recrea los hechos de la Guerra de Troya desde la visión de dos hermanas. A través de las voces femeninas, el relato desentrama una historia de deseo y secretos, donde juegan un papel fundamental los tabúes de la época antigua (haciendo eco con los de la época actual). Esta publicación, lanzada el año pasado, representó el debut de la autora inglesa Claire Heywood, especialista en historia clásica de la Universidad de Warwick.
Diez años antes, la novela La canción de Aquiles, de la escritora estadounidense Madeline Miller también había revolucionado las miradas sobre Troya. Su relato tiene como protagonista a Patroclo; la narración confirma el romance homoerótico con Aquiles y entra en detalles. Una perspectiva refrescante del mito.