Eso de “la familia bien, gracias” es una “fake”. Si no tienes un cuñado cabroncete, te toca una suegra petarda como la madre de Ben Affleck o una nuera insaciable como Jennifer López. La Jenni ha exigido a su churri cuatro cópulas a la semana por contrato. Eso es acoso, tía. Donde hay confianza, da asco.
Pasa en las mejores familias, linajes nobles y casas reales. Con esa costumbre perversa de liarse con plebeyas y buscavidas, la aristocracia se va a tomar por saco. Entre organismos internacionales inútiles y monarquías venidas a menos, así está Europa de jodida. Ya no molan excusas de que estamos en el siglo veintiuno. Si cobran por ser referentes ejemplarizantes que paguen el peaje y se casen con sus iguales, como todo dios.
Mira qué soponcios le dan sus nueras a Isabel II. Es verdad que ha tenido mala suerte con las plebeyas y las de pedigrí. Después de soportar a la cabeza loca de Diana, a Sarah Ferguson y sus escándalos económicos y sexuales, después de Camila Parker, el támpax de Carlos de Inglaterra y la cursi Kate Middelton, llega Meghan Markle, la guinda del pastel. El Papa Francisco tendría que hacer una encíclica sobre suegras y nueras con capítulo especial para la Casa Windsor ¿Qué es eso de aparecer en el balcón y soltar un par de obviedades y simplezas?. Mucho peronismo vaticano con acento porteño, pero al final arrima el ascua a su pontificado. Es un clasista rancio, tío.