Eres un lector sagaz y adivinas de qué va el rollo. Aunque tal y como está el cotarro no necesitas a Sherlock Holmes ni al súper agente Carromero para descubrir la pólvora. Sobre todo la pólvora de fuego amigo que huele que apesta.
Entiendo los celos, envidias y corruptelas. Lo que no soporto son las chapuzas, tío. Casero y Carromero, ca-ca al cuadrado. Y con Casado ca-ca-ca al cubo. Si haces una putada hazla con rigor y sensatez. No imites a Maquiavelo que la pifias. Este zarrapastroso momento que vivimos requiere otro tipo de antihéroes. Cualquier mindundi de “La isla de las tentaciones”, tiene más recorrido, pericia, y malicia que Casado y Teodoro juntos y revueltos. Si al final sucumben en la batalla (cosa previsible) deberían formar un dúo al estilo Pepe Gotera y Otilio.
La política da muchos sinsabores, pero compensa. Queremos elecciones. Y si son elecciones con emociones y erecciones, mejor. La política también es pasión. Pasión de gavilanes, nunca mejor dicho. La adrenalina conspiranoica estimula la capacidad cognitiva y agudiza el ingenio. Desde el esperpéntico Congreso Federal del PSOE que le dio la patada a Sánchez en 2016, no habíamos vivido una voladura en directo tan descacharrante como la que nos ha regalado el PP. Y Sánchez con cara de póker pide a la oposición transparencia y contundencia. O sea, “No me toques que me manchas” le dijo la sartén al cazo. Te partes el culo de risa, tío.