De familia obrera, su educación le permitió reivindicar el papel profesional de la mujer en una época de invisibilización femenina. Minna Canth destaca su intensa labor periodística de gran repercusión popular entre el público más humilde y desfavorecido socialmente.
El 19 de marzo, día de la equidad social en Finlandia, del año 1844 nació Ulrika Wilhemina Johnsson, más conocida por Minna Canth, en la localidad finesa de Tampere. Viuda del profesor de Ciencias Naturales y periodista Canth y, madre de las siete hijas habidas del matrimonio, se responsabilizó de la gestión del negocio textil familiar, regentado por su padre, obrero al principio y capataz al final de sus días, que luego heredó la escritora. A lo largo de su producción literaria resulta fácil advertir la influencia definitoria de los literatos Ibsen y Tolstói. Conviene destacar la destreza en el manejo de dos idiomas: el finés y el sueco, dentro de unos parámetros culturales, propios de la época, que impedían la oportunidad femenina en el terreno profesional.
Será nuestra autora quien con un temperamento férreo, y convencida de su capacidad para influir, asuma el papel de conseguir el valor de la mujer con títulos como: La mujer del obrero de 1885 o La familia del pastor y Anna Liisa de 1895; esta última en numerosas ocasiones adaptada al cine y a la ópera.
En 1863 comenzó sus estudios en la prestigiosa institución Jyväskylä Teacher Seminary, la primera escuela del país que ofrecía educación superior para las mujeres.
Minna Canth fue consciente de que vivía la incomprensión de una mujer comprometida activamente ante el desfase y asimetría que el país prodigaba a sus compatriotas féminas. Lejos de desanimarse, no cejaba en el empeño de continuar batallando a través de la escritura y destaca su labor dramática y periodística.
Sus inicios como autora mediática se conocen en la redacción del periódico Keski-Suomi. Allí sobresale su firme y constante decisión de plasmar, por medio de la expresión literaria, el lugar que le correspondía a la mujer, silenciada y más si pertenecía a una clase social baja y casi marginal. Solo algunas privilegiadas económicamente contaban con cierto reconocimiento; el resto peleaba en medio de trabas ideológicas muy enraizadas en Finlandia; no ha de resultar extraño, por tanto, que sus artículos pronto levantaran ronchas entre los editores pues calaban en una población a la que convenía acallar. Pronto impresiona su habilidad para enjaretar relatos y para hilvanar narraciones de ficción; por ejemplo las que se recopilan bajo el título de Novelleja ja kertomuksia que ven la luz en 1878.
La muerte le sorprendió a Minna Canth el 12 de mayo de 1897, causada por un ataque al corazón cuando contaba 53 años de edad, en su domicilio de Kuopio.
Constituye un ejemplo indiscutible de mujer profesional, escritora y periodista que intentó romper moldes muy aquilatados en un país nórdico, que no premiaba a mujeres brillantes y lúcidas. Hoy se reconocen sus méritos.