No creas que escribo lo primero que se me ocurre. Todos los días pasan cosas y los balances del año los carga el diablo. Sobre todo en tiempos de pandemia o como diría García Márquez “El amor en los tiempos del cólera”.
El amor y el desamor dan mucho juego. Y las parejas del año, también. Sobre todo las desparejas. Se ven apaños patéticos de ir a miccionar y no echar gota. Mira el de Sara Carbonero y Kiki Morente. No lo veo. Ahí hay algo que no cuaja. No es serio que tu novio se llame kiki, tío. Me dirás que en la nueva pareja buscas algo diferente a lo que tenías. Sin duda, entre el futbolista y el cantaor hay galaxias de diferencia. Será eso. Aunque nunca sabes, las parejas dispares son las que más duran. Fíjate que yo por Bertín Osborne y Fabiola hubiera puesto la mano en el fuego. Qué decepción. Su divorcio ha sido un shock. Ahora mismo la pareja más sólida de este país son Antonio Garamendi y Yolanda Díaz. Ahí sí que se nota cariño a cascoporro.
Pero la sorpresa del año nos la ha dado una viuda. La última aparición de Isabel II, ha sido apoteósica. Recompuesta y redimida, mirada al frente y un vestido rojo pasión espectacular. Kelly Lebrock “La chica de rojo” a su lado, una mierdecilla, tío. Dicen que el estado ideal de la mujer es la viudedad. No lo sé. Tampoco sé si desearte feliz año. No seas tan acaparador. La felicidad es el día a día, ya sabes, partido a partido. Amanece que no es poco.