La necesidad de gritar su libertad más allá de convencionalismos particulares y sociales la abocaron a la soledad y a la pobreza. Su prolífica obra ejemplifica la agonía femenina y el deseo vital de lucha de la mujer en un mundo inflexible.
Versos que reflejan a la perfección la personalidad de esta escritora italiana nacida Marta Felicina “Rina” Faccio en 1876. Después de sus estudios elementales, imposibles de continuarlos, se formó de manera autodidacta mientras trabajaba en la fábrica de vidrio que regentaba su padre.
Si ampliamos el foco, observamos una figura sin escondrijos, significativa y humana a la que le tocó vivir el vaivén histórico de su país en un intento de acomodarse a las décadas del siglo XX. Suscribe el Manifiesto de los Intelectuales Antifascistas y recorrió Europa enarbolando su adscripción al comunismo tras la segunda conflagración mundial. Imparable siempre, se suceden títulos literarios: Ir y quedarse, 1921, Transfiguración, 1922, Placeres ocasionales, 1930, Sí a la tierra, 1934, Desierto de amor, 1947, Ayúdame a decir, 1951, Luces de mi tarde, 1956. Partidaria de la Unidad femenina nacional. Afirmaba sus múltiples vidas, auténtico poliedro en medio de un contexto patriarcal, bélico, autoritario y represivo ante la emancipación de la mujer. De fama internacional y reconocida por propios y extraños, languidece en un desván, desfallecida por el hambre acuciante: sus exangües fuerzas igualan sus emolumentos. Escasa fuerza física, casi inane, resiste como puede colaborando en algunas revistas culturales. Necesita escribir, que su voz se oiga más allá de las miserias que padece. Apasionada y apasionante, buscaba la luz en la poesía y en la lectura y seguía confiando en el ser humano: creía en un futuro mejor más allá de las tinieblas amenazantes que invadían el suyo. Llama la atención la “no- identidad” de sus personajes, innominados, quizá en un deseo de no concederles aliento propio, se nombran por su función en el relato. El vértigo que la envolvía le permitía reflexionar sobre la esencia del ser, sobre su persona tan valiente y tan dueña de sí misma. Muere en Roma en 1960.