Amira Avil es el alter ego de María Vila, quien triunfara en la editorial Planeta con su libro Las leyenda de las dos piratas.
¿Qué encontramos en La sacerdotisa? Allende, la hija del sacerdote del Dios de la Luz, con la ayuda del bibliotecario Énguer y de un extranjero ateo, Enéi, intentará impedir que se cumpla la profecía por la cual la Diosa de la Oscuridad elegirá a cinco sacerdotisas que organizarán el asesinato del Dios de la Luz, lo que determinaría el fin del reinado de la razón y el nacimiento de una nueva era, de pasión y barbarie.
Desea Allende convertirse en la nueva sacerdotisa cuando muera su padre, pero, a medida que luchan contra la profecía, Enéi, el extranjero, se irá revelando como un excepcional mago de luz y Allende tendrá que combatir también contra sentimientos encontrados: por un lado, su sueño de ser ella la única sacerdotisa del Dios de la Luz; por otro, el amor que siente hacia el joven extranjero y aprendiz de mago.
La sacerdotisa es la primera novela autoconclusiva de una pentalogía sobre el determinismo, la libertad de elección y la circularidad de la historia, bajo el formato de novela de fantasía.
Nacida en Madrid, licenciada en Derecho, graduada en Lengua y Literatura Españolas, máster en Banca y Finanzas y escritora. Es autora de la novela fantástica Nadie (2001); de la novela corta El tren, ganadora del concurso de novela corta José Luis Castillo-Puche (2002), y el éxito de novela de ficción histórica La leyenda de las dos piratas (Planeta, 2017). Ha ganado concursos de cuentos como el de relato fantástico del Ayuntamiento de Parla con De noche o, el de microrrelatos de Más Madrid con Haikus. Actualmente es profesora de Lengua y Literatura de secundaria en un colegio de Madrid.
La sacerdotisa es mi novela más personal y creo que la más crítica con el mundo en el que vivimos. Aprovecho ese mundo de fantasía para poder mostrar nuestra realidad con cierta perspectiva. Creo que estamos tan cegados por la doctrina del pensamiento correcto que necesitamos tomar distancia, observarnos desde fuera y ver el sinsentido en el que nos hemos metido. En La sacerdotisa utilizo un narrador ausente, cámara, que nunca se mete en los pensamientos de los personajes, para que nosotros los observemos también desde fuera, los escuchemos hablar y saquemos nuestras propias conclusiones. Es una novela que invita a la reflexión sobre temas muy profundos: el determinismo, la fe, la deificación de la razón, la lucha de sexos, también, el peligro del pensamiento radical... Con esta novela me he quitado la mordaza y he tratado de reflejar lo absurdo de este mundo. Soy políticamente incorrecta. De ahí lo de Amira. De ahí el pseudónimo. Y la fantasía lo permite todo. Pero los personajes… los personajes son tan humanos e imperfectos como creo que deben serlo en literatura. Porque la literatura siempre debe reflejar el tiempo en el que se escribe. Y esta obra no es diferente.