El aquí te pillo, aquí te mato, de toda la vida y en qué porcentaje de casos ocurre. No es lo mismo salir de casa con la expectativa de tomarte unas birritas con una churri, que con la de llevarla al catre. La puesta en escena y la metodología no son las mismas. Esto tienes que tenerlo claro si no quieres llevarte un fiasco de antología. También te digo que es difícil que un vasco de más de cincuenta tacos, patine. Su leyenda de prudencia y sobriedad sexual le precede.
No sé en qué jardín me estoy metiendo. Pero lo que no puede faltar en mi columna es el toque cultureta. Jorge Luis Borges dice: “la primera vez que ocurren todas las cosas, es la única vez que ocurren”. Después llega el tedio y el aburrimiento. No olvides que todos decepcionamos. Y lo sabes. Por cierto, no tengo ni la más remota noción de mi primera cita ni de mi primera vez, si no, te lo diría. Lo que sí recuerdo es que tenía quince años la primera vez que fui a Granada. Era un viaje de fin de curso del Instituto y guardo una preciosa foto en el patio de los leones de la Alhambra. Fue tan impactante para mí como para el coronel Aureliano Buendía aquella tarde remota en que su padre le llevó a conocer el hielo. Qué bonito ¿no?