En cuanto al resto de mortales, es difícil precisar cómo, cuándo y dónde hacemos el ridículo. No solo ha cambiado el concepto de lo que resulta cutre, bochornoso o patético, sino que hace mucho tiempo hemos hecho saltar por los aires las líneas rojas del qué dirán. Decía San Agustin “Ama a Dios y haz lo que quieras” Ahora puedes hacer lo que quieras si la frikada o gilipollez en cuestión, cumple las normas de lo políticamente correcto. Ama la vulgaridad, el buenismo ramplón y la demagogia barata y haz lo que te salga de las partes pudendas.
¿Pero hasta cuándo? Te preguntarás estupefacto. Parecerá una chorrada, pero visto el éxito de la mascarilla, puedes hacer el ridículo sin límite de edad. Y llevarla sin complejos combinándola con cualquier prenda, e incluso, en el colmo del virtuosismo, del mismo estampado de tu look favorito. Como Letizia, o Preysler y otras muchas creadoras de tendencias que se las dan de fashion. Menuda putada les van a hacer cuando las eliminen de verdad. Pero no sufras, ya te digo que tenemos bozal pa`rato.