El primero y el segundo son el frigorífico y la lavadora. Para quien tenga la suerte de no saber que es el “satisfayer”, aclaro que es un estimulador sexual, versión thermomix de bolsillo 5G. Una forma más lúdica de excitarse que una sesión de control al gobierno. El ministro Escrivá debería incluir el satisfayer en la Seguridad Social.
Todo cambia de una manera inexorable. La Constitución, los ministros y hasta el eje de la tierra. También cambia esta columna de agosto que cada año dedico al pueblo de mi padre y que nunca más se titulará “Lizarraga”. No tiene nada que ver con las memeces heteropatriarcales de la vice Yolanda Díaz. Lizarraga, el pueblo de mi padre, es mi patria. Y apenas a un kilómetro de distancia, Unanua, el pueblo de mi madre, es mi matria. Matria es un neologismo que ya manejaba Plutarco en la antigua Grecia. Unanua es un lugar mágico de la Sakana donde viven los “Mamoxarroak”, las más antiguas máscaras carnavalescas de hierro que se conocen. Tan inquietantes y misteriosas como el mundo de los sueños de Matrix. Desde ahora permanecerán en mi memoria junto a la majestuosidad del monte Beriain, las noches estrelladas de verano y ese nostálgico caminito de Swann que me lleva a la infancia.