Dar besos a diestro y siniestro me parece un protocolo estúpido ¿de qué vamos, tío? Ni que fuéramos gabachos. Qué coñazo el “muac muac” a todas horas sin ninguna necesidad. Sé que hay situaciones en las que haces de tripas corazón y le das un beso a tu peor enemigo. Como Judas a Cristo. O si me dices que Junkeras ha besado a Puigdemont en Waterloo, lo entiendo perfectamente. Y si hiciera falta, en la boca y con lengua. Lengua catalana, of course.
También te digo que lo de meter la lengua está sobrevalorado. Salvo honrosas excepciones, los besos con lengua resultan artificiales y forzados. Propios de personas inseguras y exhibicionistas, que intentan demostrar que son sexualmente liberadas. Como si dijeran “he visto muchas pelis y mira que bien meto la lengua”. Pues eso, a lo que vamos. No veo a Junkeras y Puigdemont pelando la pava, ni con lengua, ni sin lengua. Parecen una pareja de divorciados mal avenidos repartiéndose los trastos y disimulando delante del juez. Mucho mejor lo han hecho Irene Montero y Pablo Iglesias. Una ruptura rápida y a la chita callando ya tienen hasta el chalé vendido. Pero lo que no se compra ni se vende es el cariño verdadero. Qué pena, tío.