España es una de los “cinco grandes” de Eurovisión, que tiene asegurado el pase directo a la fase final del concurso anual de canciones. El Festival fue creado en 1956 y España participó por primera vez en 1961, con gran éxito al principio, pues ganó el concurso dos años consecutivos -1968 y 1969-, con las cantantes Massiel y Salomé. Desde entonces no ha vuelto a ganar y se ha tenido que conformar con quedar en segundo lugar en cuatro ocasiones -1971, 1973, 1979 y 1995-, y en tercer lugar en otras dos -1986 y 2022-. Especial relevancia tuvo la espléndida canción del Grupo Mocedades “Eres tú”, una de las mejores que han pasado por el Festival.
Durante mi período como embajador en Irlanda, tuve ocasión de asistir en persona al concurso de 1988 celebrado en Dublín, en el que representó a España el Grupo “La Década Prodigiosa”, que tuvo -a mi juicio- una meritoria actuación, aunque solo terminará clasificado en 11° lugar. Claro que sobre gustos no hay nada escrito.
En los últimos 30 años, España ha tenido una actuación en el Festival manifiestamente mejorable y ocupado las últimas posiciones en la clasificación, salvo en 2022, en el que Chanel consiguió un honroso tercer puesto. Especialmente desastrosa fue la actuación en 2008 de Chiquilicuatre, que fue una auténtica caricatura, un menosprecio al Festival y una tomadura de pelo a sus auditores, lo que supuso un desprestigio para España. Algo similar puede pasar con la canción de hogaño, “Zorra”, con la diferencia de que la no-actuación de Chiquilicuatre -con su guitarra de juguete- fue ridícula pero inofensiva, mientras que la de Bas y sus fornidos bailarines es, además de ridícula, ofensiva. Hace años que dejé de seguir el festival por TV La causa de sí continua degradación y el espectáculo dejó de ser de mi gusto.
El pasado mes de febrero, el dúo “Nebulossa”, formado por la cantante “pop” María Bas -de 55 años- y su esposo, el productor Marc Dasousa, ganó de forma inesperada el “Benidorm Fest”, en el que se seleccionaba la canción y el artista que deberían representar a España en el Festival de Malmoe. La letra de la canción ganadora es francamente provocadora al ensalzar la figura de la “zorra”, palabra peyorativa que, en una de sus acepciones, se equipara a la de “prostituta”. La canción no tiene desperdicio y, para que puedan comprobarlo, la reproduzco en su integridad:
“Zorra, zorra, zorra
Zorra, zorra, zorra
Ya sé que soy solo una zorra,
que mi pasado te devora.
Ya sé yo que soy la oveja negra,
la incomprendida, de piedra.
Ya sé que no soy quien tú quieres (lo sé)
entiendo que te desesperes (lo sé),
pero esta es mi naturaleza.
Cambiar por ti me da pereza.
Estribillo: Estoy en un buen momento.
Solo es cuestión de tiempo.
Voy a salir a la calle a gritar lo que siento
a los cuatro vientos.
Si salgo sola, soy la zorra.
Si me divierto, la más zorra.
Si alargo y se me hace de día,
soy más zorra todavía.
Cuando consigo lo que quiero (zorra, zorra),
jamás es porque lo merezco (zorra, zorra)
y aunque me estoy comiendo el mundo
no sé valorar ni un segundo.
Estribillo
Estoy en un buen momento (zorra, zorra),
reconstruida por dentro (zorra, zorra)
esa zorra que tanto temías se fue empoderando
y ahora es una zorra de postal (zorra, zorra, zorra),
a la que ya no le va mal,
a la que todo le da igual.
Lapídame, si ya total
soy una zorra de postal.
Yo soy una mujer real (zorra, zorra ,zorra)
y si me pongo visceral (zorra, zorra, zorra),
de zorra pasaría chacal, metido en un zarzal,
soy una zorra de postal (zorra ,zorra, zorra).
Estribillo
Estoy en un buen momento (zorra, zorra, zorra)
reconstruida por dentro (zorra, zorra, zorra).
Esa zorra que tanto temías se fue empoderando
y ahora es una zorra de postal”.
Su valor literario está bajo mínimos y no puede haber en el texto más zorras por metro cuadrado, pues hasta 45 veces se pronuncia la palabra mágica y, cuando Bas cantaba el verso “si alargo y se me hace de día”, el público enardecido coreaba: “soy más zorra todavía”. La nueva diva, ensalzada hasta el punto de ser calificada como “nuestra Madonna”, ha afirmado que se trata del “himno a la emancipación de la mujer, que hace lo que quiere sin dar explicaciones a nadie”. Para algunos comentaristas, hay acordes de” Zorra" que fusilan canciones de Rigoberta Bandini -concretamente “In Spain We Call Itv Soledad”-y, como su mismo nombre indica, ya las ”Vulpes” en los años 80 querían ser unas zorras, y lo mostraron con su canción “Me gusta ser una zorra”, que provocó la dimisión de Carlos Tena de su puesto en RTVE por difundir la canción en la cadena. “Nihil novo sub sole” –“no hay nada nuevo bajo el sol”- y, si no, que se lo pregunten a Pedro Sánchez, que es maestro en el arte del plagio. Según la Real Academia Española de la Lengua, es perfectamente posible que un término peyorativo obtenga matices positivos si la población decidiera cambiar su uso o su sentido, y Bas parece haber conseguido, tras unas pocas intervenciones televisivas, transformar un insulto en una expresión de moda, que has circulado cómodamente por todos los medios de comunicación. La cantante considera que ha logrado cambiar el aspecto negativo de la palabra “zorra” y la gente ya la usa con total libertad y exclama sin complejos: “Me siento zorra, súper zorra”. Tras alzarse con el micrófono bronce del Benidorm Fest, les dijo a sus seguidores: “Sois fabulosas y vamos a salir zorreando”. Para Eduardo Álvarez, la canción supone “empoderamiento femenino, liberación individual, canto a que cada cual se sienta como quiera, combate al edadismo: […] Todos somos zorras o hemos querido serlo”. Es un himno que trasciende con mucho lo musical y, toda vez que el jurado y el televoto habían perdonado a la vocalista de Nebulossa su falta de garganta y sus notables limitaciones escénicas, cabía preguntarse si nos importaba más “zorrear” que intentar ganar. “Pues venga, zorreemos”.
A Sánchez parece haberle gustado la canción de marras y ha aprovechado gustoso la ocasión para practicar su deporte favorito de polarizar. Así, en una entrevista en la Sexta dijo que a la fachosfera no le gustaba “Zorra” porque prefería el ”Cara al sol”. Bueno, si me obligaran a elegir -y al margen de consideraciones ideológicas- no habría color entre el bodrio de Bas y un himno compuesto por poetas reconocidos como Agustín de Foxá, Dionisio Ridruejo, José María Alfaro, y Rafael Sánchez Mazas. A cada cual lo suyo. Para David Lema, en el muladar de la conversación pública, Sánchez ha conseguido situar a “Zorra” en zona de guerra civil, para enfrentar a los españolitos entre los que cantan el himno falangista -mitómanos empedernidos- y quienes recitan rompedorcísimos versos “woke”.El tiro, sin embargo, le ha salido por la culata, en opinión de Maite Rico, porque la canción ha soliviantado a connotadas feministas, incluso dentro de su propio partido.
Así, el Movimiento Feminista de Madrid publicó el 5 de febrero un comunicado titulado “Empoderamiento zorruno y exaltación del feminismo”, en el que manifestaba su rotunda queja por la elección de la canción para el Festival de Eurovisión y solicitaba su retirada, porque la composición insultaba a las mujeres de manera machista. Era un despropósito la pretensión de presentar el agravio de repetir insistentemente la palabra “zorra” como empoderamiento de la mujer, y la letra de la canción resultaba una afrenta a la razón y el Movimiento de los Derechos de las Mujeres, y encima calificarla de feminista. El Movimiento llegó a las siguientes conclusiones, con las que concuerdo plenamente: 1) El insulto de “zorra” era violencia verbal contra las mujeres, a cuyas víctimas de la violencia machista se las maltrataba a diario utilizando esa palabra; festejar un término que suponía una humillación para la mujer era una fórmula de victimización pública. 2) En la canción se repetía hasta en 45 ocasiones el insulto de “zorra” dirigido a la mujer, y el significado de esta palabra formaba parte del arsenal básico de su menosprecio; la repetición intensiva del insulto convertía toda la composición en un vehículo de la misoginia. 3) Alegar que la canción suponía el empoderamiento de las mujeres era insultar a la inteligencia, pues su resultado era la banalización social de la injuria; asumirse como zorras y normalizar un agravio no empoderaba a ninguna mujer, sino que, antes al contrario, allanaba el camino a que las adolescentes asumieran como normal la perversa mirada machista sobre ellas y proporcionaba una coartada a los comportamientos machistas. 4) La promoción de la canción por parte de RTVE suponía la normalización del insulto a las mujeres en la sociedad, incluido el público más joven, y difícilmente se podría reconvenir a los escolares cuando insultaran a sus compañeras al llamarlas zorras si les estábamos asegurando que a ellas les gustaba y que eso era feminismo. 5) Este insulto a la mujer era contrario a los principios y valores que debían guiar a unos entes públicos de comunicación como RTVE y la Unión Europea de Radiodifusión.
El embellecimiento de la palabra “zorra” dirigida a una mujer con intención de insultarla es un flaco servicio a la causa del feminismo por quienes presumen de progresistas, como puso de manifiesto el atinado comunicado del Movimiento Feminista de Madrid. Es significativo el hecho que el diputado del PSOE en las Cortes de Castilla y León, Ángel Hernández, tuviera que dimitir de su cargo tras su detención por violencia de género contra su pareja. El diputado fue detenido por la policía cuando aporreaba la puerta de la casa de aquélla en Soria, mientras gritaba: “!Abre la puerta, zorra!’. Para los buenistas defensores de la canción, semejante improperio era solo un calificativo cariñoso que empoderaba a la agredida.
Según una encuesta realizada por Sigma-2 a raíz de la selección de la canción “Zorra” para que representara a España en el Festival de Eurovisión de Malmoe, el 52.9% de los encuestados -frente al 34%- se mostraron contrarios a dicha elección, 60.7% -frente al 26.5%- creía que la canción no empoderaba a la mujer, y 59.3% -frente a 28.1%- estimaba que no defendía el feminismo. Creo que son datos bastante evidentes de la oposición de la mayoría de la sociedad española a la trivialización que de las mujeres se hace en la canción seleccionada, porque -en vez de empoderarlas- las desempoderan y las dejan desprotegidas ante la violencia de género.
Jorge Bustos ha comparado el documental sobre la génesis de “We Are the World” con la final del Benidorm Fest, que ha desembocado en la selección de la canción ”Zorra”. Desmoralizaba el contraste del documental con la canción, “ese mundillo de egos irrelevantes en busca de atención inmerecida. De una causa real-el hambre- a otra impostada -el edadismo-, del Olimpo artístico al amateurismo vergonzante, de la toma de conciencia de los mejores a la egolatría de la vulgaridad, de un altruismo casi ingenuo a cinismo orgulloso, de la composición legendaria al plagio desorejado de las Vulpes, cuando la subversión sexual suponía atrevimiento”.
El pasado verano publiqué un artículo en “Sevillainfo”, titulado “Zorras: Creciente sexualización de la sociedad y sus efectos sumamente nocivos en los adolescentes”, con motivo del lanzamiento en Antena 3 de la serie televisiva “Zorras”, en el que advertía de la excesiva sexualización de la sociedad y de su plasmación en series de la TV, que se emitían de manera normal en cadenas de información general en horarios de gran audiencia, que estaban al alcance incluso de menores de edad. En esta misma longitud de onda cabe situar la selección de la canción “Zorra” para que represente a España en el Festival de Eurovisión de Malmoe, que -como en el caso de la serie homónima- exalta una sexualidad equivocada y un regodeo en la vulgaridad y el mal gusto, que se pone de manifiesto en la presentación del espectáculo: una diva con voz cansina como consecuencia del paso de los años, escoltada por un par de robustos maromos, tatuados y travestidos con corsés y ropa interior femenina, lo que supone una actuación burda, soez, amoral y/o inmoral, ajena a cualquier canon de belleza estética o de principios éticos.
Los expertos televisivos tratan de ennoblecer este paupérrimo espectáculo con comentarios grandilocuentes. Así, Daniel Borrego ha afirmado en “RTVE Música” que la canción nos invita al reflexionar entre la libertad y la autoexpresión. Los automarginados de la sociedad encuentran en “Zorra” refugio y libertad para ser ellos mismos. Nebulossa nos llevaba de la oscuridad a la luz y y consagraba la libertad, la autenticidad y el amor (¿?).
Rico ha dicho entender a quienes les hace gracia la canción y a quienes abominan de ella, al rechazo feminista y a que a Nebulossa “se la bufe”, pero con lo que no podía estar de acuerdo era con los que intelectualizaban la canción, que no es transgresora ni empoderante, sino un artificio festivalero y oportunista sin mayor recorrido. “Que si ‘Zorra’ rompe moldes, que si es pluralidad y diversidad, que si da cultura, abre caminos y genera nuevas visiones… Como no sea la de los culos depilados de los dos tipos en corsé que acompañan a la cantante […] Que estarán muy bien, pero que no ameritan un análisis semántico”.
Se trata de una canción zafia y vulgar que ofende a las mujeres y al buen gusto. Por mucho que me insten Mary Bas y sus corifeos, no voy a “zorrear”, sino que -antes al contrario- criticaré el oportunista “zorreo” y me opondré a él en la medida de mis modestas posibilidades, tanto por razones éticas como estéticas.