La Sección Iberoamericana del Ateneo Científico, Literario y Artístico de Madrid comienza a desarrollar sus actividades entre 1923 y 1936, con la participación de intelectuales de ambos lados del Atlántico como Rafael Altamira, Rufino Blanco Fombona, Alfonso Reyes, Ramón J. Sender o Victoriano García Martí, entre otros. El objetivo es aumentar las relaciones entre España y América Latina, junto a otros proyectos e instituciones del hispanoamericanismo existentes en la época.
En 1987 llega a la presidencia del Ateneo de Madrid José Prat García, que había sido miembro de la Unión Ibero-Americana antes de la guerra y que se había exiliado en Colombia, y tuvo la idea de recuperar aquella Sección Iberoamericana, que se convierte durante unos años en un punto de referencia americanista en Madrid, con el paso por la misma de personalidades latinoamericanas como Paulo Freire, Leopoldo Zea o Augusto Roa Bastos o convocando a los partidos políticos españoles a manifestarse a favor del No en el plebiscito de 1988, que contribuyó a terminar con la dictadura de Pinochet en Chile. Y en la actualidad seguimos trabajando en la mejora de las relaciones de España con América Latina, sirva como ejemplo el reciente Homenaje a Eusebio Leal (el historiador de La Habana), destacando la relación de trabajo y amistad de los técnicos españoles que participaron en la rehabilitación de La Habana, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
En definitiva, para conocer América Latina, hay que escuchar a los latinoamericanos y trabajar con ellos, pero para ello son necesarias instituciones como la Casa de América o el Instituto Cultural latinoamericano de Málaga, de la misma manera que lo ha sido la Sección Iberoamericana del Ateneo de Madrid.
Tomás Mallo, Presidente de la Sección Iberoamericana del Ateneo de Madrid