La poeta y profesora de Estética por la Universidad de Málaga además de sus Diarios escribió un libro recopilatorio bajo el titulo de «India». El profesor Óscar Pujol Riembau junto a un grupo de colaboradores no solo redactó un diccionario Sánscrito-Catalán sino que se «atrevió» a contar con esas mismas personas que colaboraron en el anterior incluyendo otras ayudas para un Diccionario Sánscrito- Castellano, algo muy importante para la lengua española. No podemos dejar de citar uno de sus mejores artículos «Benarés. Divina Algazara» que a lo mejor dentro de un tiempo vemos convertido en libro. Álvaro Enterría - madrileño que reside desde hace años en la ciudad de Benarés- descubrió, si es que se puede descubrir, esa India en su «La India por dentro. Una guía cultural para el viajero» y Juan Carlos Ramchandani además de otros trabajos (ya señalados en otras ocasiones: Historias y leyendas de sabiduría o Veda dárshana 2) en donde impera el acercamiento a otras latitudes de nuestra existencia muy pronto verá en la calle su «Gita Dipika. Luz sobre la Bhagavad Gita» una lectura muy apropiada para los tiempos que nos esta tocando vivir. No sabemos de que color si es que lo tiene esta pandemia que nos esta tocando vivir a todos lo que si es cierto es que como han apuntado algunos nos ayuda a encontrarnos a nosotros mismos si no lo hemos hecho ya.
Tras su largo peregrinar Mª Cristina Iglesias viviendo una larga temporada de siete años en la ciudad de Benarés y en otros lugares ha sabido en sus obras hermanar de alguna manera a dos primas hermanas: la Poesía y la Narrativa. En su «Versos sin tiempo» y en su «La máquina de escribir y otros relatos» no solo escribe relatos o poesía... No se queda en eso. Hace acopio de sus experiencias de esa visión «mística» que todos tenemos pero que en ocasiones se nos escapa soltando «amarras» a sus muchas experiencias. Algo que se echaba de menos viviendo en una ciudad tan rica como Varanasi o Kashi llena de mitos y de leyendas. Poesía y narración en donde mezcla lo real con lo imaginario o habla de situaciones imaginarias como en las películas basándose en situaciones totalmente reales. Como los anteriores autores (no es nuestro interés hacer comparaciones sino unir) cuenta situaciones que le han pasado y sobre todo muestra esa inquietud que sintió por los que le rodeaban mientras escribía estos mismos relatos durante esa pandemia enemiga de todos y amiga de nadie.
«Escribo cuando mi alma necesita hablar conmigo,
cuando me escucho, cuando me siento.
Escribir es un acto de amor entre mi ser y el papel,
que recoge mis sentimientos en forma de letras,
en forma de formas conexas que hablan de mí.
Escribir es un refugio,
un hogar en el que me siento segura. Es un paliativo a la soledad que habita en mi interior,
Esa soledad sin nombre que a través de la escritura
cobra sentido.
La escritura es mi compañera de camino,
que me escucha sin juzgar,
que se deja llevar por mi mano
y regala música a mis oídos.
Escribo escuchando mi voz.
Escribir es mi pasión.
Y la escritura, mi conexión con Dios.
Cristina Iglesias
Nos recuerda a esos arquetipos de personas que durante un tiempo viven en una ciudad que no es la suya pero si lo es de adopción como es el caso de nuestra protagonista o como les ha pasado a la mencionada Chantal Maillard ya no viven como Mª Cristina Iglesias en Benarés pero siguen pensando en ella. Fue Alice Boner quien durante los años 1936 y 1938 hizo de Benarés su verdadero hogar. Publicó un interesante libro de memorias bajo el titulo de «Diaries: India 1934-1967» en donde alude a «Visiones liberadas de su prisión anímica para pasar a ser materializadas plásticamente sirviéndose como vehículo narrativo de la figura de Krishna» Cerramos con las palabras de María Cristina Iglesias que estamos seguros de que pronto volverá a Benarés «Inspirados en diferentes países, tiempos y situaciones estos relatos narran con un lenguaje sencillo y directo, momentos de las vidas de sus personajes en breves historias llenas de emociones, de sentimientos, de introspecciones. Unos relatos que se han convertido en mis compañeros de confinamiento ayudándome a sobrellevar las interminables horas que llenaban cada día».