"Pioneras del feminismo" es un apasionante relato de las primeras mujeres que lucharon por la igualdad que ha escrito la periodista Sandra Ferrer Valero.
En el siglo XIV, Christine de Pizan inició una corriente que evolucionó con el paso del tiempo hasta convertirse en el movimiento feminista. Considerada como la primera mujer escritora, fue una de las pioneras en defender que las mujeres debían recibir la misma educación que los hombres. A esta reivindicación inicial, la seguirían otras. Mujeres ilustres —durante mucho tiempo silenciadas o no lo bastante reconocidas—, como Mary Wollstonecraft, Emmeline Pankhurst o Clara Campoamor, lucharían con denuedo por conseguir avances para la mujer.
Todo movimiento social y político que se precie necesita de un líder, de alguien valiente que abandere la causa, que ponga los intereses colectivos por delante de los personales e incluso asuma la posibilidad de sufrir el ostracismo social, en el mejor de los casos; la muerte, en el peor. El feminismo también tuvo sus propias mentoras. Mujeres que asumieron el riesgo y se enfrentaron a los gigantes de la injusticia dispuestas a romper con siglos de supuesta verdad absoluta. Ni la hoguera, ni la guillotina, ni la soga, ni las piedras, ni los insultos ni la condescendencia; nada frenó a aquellas que tomaron la pluma como arma, que salieron a los caminos, llamaron a las puertas de los masculinos parlamentos y gritaron: ¡aquí estamos!
De ellas trata este libro. De aquellas primeras mujeres que abrieron el camino, que construyeron la senda de la emancipación y cuya labor contribuyó a que ahora, en un siglo XXI en plena efervescencia feminista, las mujeres disfruten de unos derechos que, tal vez, aquellas precursoras del movimiento ni tan siquiera soñaron y, por supuesto, nunca alcanzaron.
En Pioneras del feminismo, Sandra Ferrer, periodista especializada en la historia de las mujeres, traza la vívida historia de las pioneras del feminismo desde la Edad Media hasta la actualidad. A través de las vidas de figuras destacadas que rompieron los esquemas de su época, la autora nos recuerda que la lucha feminista se remonta mucho tiempo atrás y que cada una de las mujeres de este libro contribuyó a construir el edificio que hoy es el feminismo.
Este fascinante relato de las vidas de estas pioneras y de quienes las rodearon y apoyaron, contado con habilidad y humanidad, ilustra la compleja situación en la que se encontraban las mujeres en el pasado y arroja luz sobre los orígenes de un movimiento que todavía hoy lucha por la igualdad en nuestra sociedad.
El feminismo, entendido como movimiento político y social organizado para alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres, no fue algo esporádico ni aislado, sino que fue fruto de una larga maduración intelectual asentada en el silencioso sufrimiento de la mitad de la humanidad tras siglos de opresión. Este libro trata sobre las primeras protagonistas, las que abrieron el camino hacia la emancipación femenina: mujeres que escribieron los primeros textos feministas de la historia o iniciaron los primeros movimientos en pro de los derechos de las de su género. Recuperar sus historias y difundirlas es de justicia.
Christine de Pizan (1364-1430)
Considerada la primera escritora francesa, en un mundo en que, a la mujer, por el simple hecho de serlo, se la relegaba a una vida de silencio, se convirtió en todo un fenómeno. Con su obra La ciudad de las damas, Christine de Pizan inició un amplio debate intelectual conocido como la Querella de las mujeres, que implicó a intelectuales de muchos países, tanto hombres como mujeres, y se extendió hasta el ocaso del Antiguo Régimen, momento en que se darían los primeros pasos hacia el feminismo como movimiento organizado.
María de Zayas (1590-¿1661?)
No solo fue una de las mujeres que brillaron con luz propia en el Siglo de Oro español, sino que utilizó la palabra para demostrar su valía como escritora a la vez que denunció las injusticias vertidas sobre las mujeres y defendió la necesidad imperiosa de facilitarles el mismo acceso a la educación que los hombres.
Sor Juana Inés de la Cruz (1648-1695)
Ávida de conocimiento y víctima de una sociedad que vetaba a las mujeres el acceso al mismo, sor Juana Inés se erigiría como una valiente defensora de los derechos de las mujeres, sobre todo en lo que se refiere a su acceso a la educación. Con ella, la Querella de las mujeres atravesó el Atlántico en ambos sentidos, pues su fama y obra resonarían en las dos orillas del océano.
Mary Astell (1666-1731)
El feminismo encontró en Inglaterra uno de sus escenarios más activos. A través de sus obras, Mary Astell sostuvo que las mujeres no eran menos sabias que los hombres por razones naturales; lo eran porque no les habían permitido cultivar la mente. Al sugerir que se creara una universidad para mujeres, se la consideró la primera mujer inglesa que intentó elevar la educación de las de su sexo, algo que jamás se había planteado hasta el momento.
Olympe de Gouges (1748-1793)
De todos los nombres propios de mujeres que protagonizaron algún episodio de la Revolución francesa, la que sin lugar a duda se merece el apelativo de feminista en mayúsculas es Olympe de Gouges. Su réplica en femenino de la Declaración de derechos del hombre y del ciudadano ha pasado a la historia como uno de los primeros manifiestos feministas.
Lucretia Mott (1793-1880)
Una de las principales pioneras del feminismo norteamericano que predicó la paz, la igualdad y trabajó con diversas asociaciones para ayudar a los más necesitados y denunciar las injusticias sociales.
Flora Tristán (1803-1844)
Flora Tristán pasaría a la historia como una de las pioneras no solo del feminismo socialista, sino también como una de las primeras voces en hacer visible el movimiento obrero. Su conciencia social nació de la rabia y de una historia propia caracterizada por la lucha constante por encontrar la paz, por escoger su propio camino y reivindicar sus derechos como mujer.
Clara Campoamor (1888-1972)
Mientras en otros países de la Vieja Europa y del Nuevo Continente el feminismo salía a las calles para promulgar sus reivindicaciones con fuerza, en la España que vio crecer a Clara Campoamor fueron tímidos los gestos en favor de las mujeres. Por eso, la historia de esta mujer es tan excepcional, pues se plantó ante un Congreso plagado de hombres de mirada escéptica los menos, despreciativa los más, y alguna dama que no quiso unirse a su valerosa cruzada. Su grandeza no fue tanto que defendiera los derechos de las mujeres en una república recién estrenada, sino que lo hizo por encima de esta.
Huda Shaarawi (1879-1947)
Líder indiscutible del feminismo árabe, Huda Shaarawi aprovechó su posición privilegiada en la alta sociedad para abanderar con su ejemplo y carisma el movimiento feminista en Egipto y en el resto del mundo árabe, donde tuvo una influencia determinante.
Raichō Hiratsuka (1886-1971)
La más convincente y conmovedora de todas las feministas japonesas. En 1920, Raichō, junto con otras activistas como Ichikawa Fusae, fundaba la Asociación de Mujeres Nuevas (Shinfujin kyokai), la primera organización feminista que en Japón reclamaba el sufragio femenino y abordaba cuestiones como el divorcio o el aborto, así como los derechos educativos y laborales de las mujeres.
Paulina Luisi (1875-1949)
Fue la principal referente del sufragio femenino en Uruguay. Luchadora como ninguna, además de organizar y liderar infinidad de organizaciones feministas en Uruguay, Estados Unidos y otros países alrededor del mundo, se volcó en la denuncia implacable de la trata de mujeres y de la prostitución.
Sandra Ferrer Valero es licenciada en Periodismo y, desde hace años, se dedica a la divulgación histórica a través de su página web www.mujeresenlahistoria.com. Ha publicado varios libros relacionados con la historia en femenino: Mujeres silenciadas en la Edad Media, Breve historia de la mujer, Breve historia de Isabel la Católica, El papel de las mujeres en la historia de la humanidad, Hedy Lamarr y ha colaborado en la obra coral Feminismos. La Historia. Escribe habitualmente en publicaciones de divulgación histórica, con el objetivo de visibilizar a las mujeres del pasado.