El bordado también me trae un recuerdo; he escuchado de alguna política advenediza que más nos valdría ponernos a coser que reivindicar el feminismo. La simpleza y la ignorancia quedan patentes en la frase. Coser es un arte tan importante como cualquier otro y a través del cual muchas mujeres de la historia o de la ficción reivindicaron sus derechos, o sea fueron unas feministas pioneras. Y también fue una imposición social/patriarcal que apartaba a la mujer de la sociedad recluyéndola al ámbito doméstico. Lo importante no es coser o no el botón, sino la intención y la libertad con que se hace. Diferenciar claramente si te obligan a coser el botón o es voluntad de la propia mujer. La tela está virgen y será nuestra libertad la que abra o cierre el lienzo. Esa decisión a lo largo de la historia tiene muchos ejemplos, en uno y otro sentido.
Fue Penélope la más famosa mujer, descrita en la Odisea de Homero, la que inteligentemente, excusándose por la necesidad de terminar el sudario de su suegro Laertes, evitó su nueva boda con los pretendientes que la acosaban, dado que no regresaba Ulises de la guerra de Troya. Ella manipuló el telar y la tradición (tejer el sudario de un familiar fallecido) a su medida. Por un lado, interesada, perpetuaba la tradición, la obligación impuesta y por otro lado deshacía por la noche la labor realizada durante el día. Hizo del telar su libertad.
En otro sentido, leo otro ejemplo también de la antigüedad que indica Irene Vallejo en su libro El infinito en un junco. La respuesta que dio Hiparquia de Maronea, filósofa adscrita a una de las corrientes filosóficas que nacían en esa época, los cínicos. Dice que Hiparquia abandonó la fortuna de la familia y se fue con su amante Crates, a vivir en la naturaleza, libremente. Pero que fue duramente censurada: “¿Eres la que abandonó la lanzadera?, le criticaban. Ella afirmaba; sí soy yo, ¿te parece que me equivoco dedicando a mi propia educación el tiempo que iba a gastar en el telar?”. Abandonando el telar optó por la libertad.
Hay muchos más ejemplos en la historia que hacen de la aguja tanto una condena como una liberación. Ahora en el s XXI admiramos cómo muchas instalaciones artísticas sobresalen con este tema, recientemente la de María Gimeno en la exposición Sofonisba de Anguissola y Lavinia Fontana, del museo del Prado. Ella expone dos bastidores con bordado de punto de cruz copiando los autorretratos de las pintoras, pero estos dos bastidores están expuestos al público para que se vea el revés de la costura, o sea muestra lo que debería ser invisible. Ella resalta la invisibilidad de estas dos pintoras a lo largo de la historia del arte. Unos espejos situados en la labor nos dejarán ver la obra final, terminada, magistral, un símil. La que siglos después contemplamos con reconocimiento en sus pinturas.
La pintora Ana Isabel Díaz, de Colombia, ha expuesto una obra que con título XY también aborda el tema del telar. Ella comenta su instalación "Punto de Cruce”, un bordado en punto de X e Y: "La sociedad patriarcal está determinada por la identidad masculina. El hombre tiene cromosomas XY y la mujer XX. Él se construye a partir de la negación de su femenino. Se violenta a sí mismo y a la mujer. Se plantea la importancia de reconciliar el masculino y el femenino para mitigar la violencia en la sociedad. . (PUNTO DE CRUCE. Derecho Bordado en punto de XY con lana sobre tela de cerramiento verde. Estructura metálica. 180x185 cms. 2019, info@anaisabeldiez.com).
No hagamos de la costura una bandera inmovilista pues nos puede salir una labor muy moderna y reivindicativa. Y un precioso cartel de la Feria del Libro de Madrid 2020.
María Pérez Herrero, escritora. 2020. maríaperezherrero@gmail.com @nilocasnitontas