Por si esto fuese poco, fue un literato de una obra inmensa en todos los géneros literarios, que nadie podría leer completamente aunque le dedicase el tiempo de toda su vida. Por esta última faceta es más conocido en todo el mundo, y por ella recibió en 1913 el Premio Nobel de Literatura, concedido por la Academia Sueca. De alguna forma, este hecho ha oscurecido sus otras no menos importantes facetas, y son muchas las personas que piensan que solo fue literato, pues parte de su obra fue traducida a todos los idiomas de la Tierra, incluido el esperanto y el yiddish.
Hoy, día 7 de mayo de 2020, se cumplen los 159 años del nacimiento de Tagore, el hijo número catorce del matrimonio formado por Devendronath Tagore y su esposa Saroda Debi. El palacio familiar calcuteño donde nació alberga hoy un museo en memoria especial de Robindronath y su familia. Si se viaja a Kolkata, merece la pena hacerle una visita. Se encuentra situado en el hermoso barrio antiguo de la ciudad. Por circunstancias vitales yo he tenido la suerte de iniciarme en el conocimiento de la obra de Tagore cuando desde mi aldea de Corna fui a residir a la ciudad de Ourense en 1964, para hacer los estudios de la carrera de Magisterio. Con motivo del centenario del nacimiento de Tagore, en 1961, se volvieron a reeditar algunas de sus obras y se tradujeron y editaron otras. En el curso 1963-64 me encontraba matriculado en el primer año de la carrera de maestro en la Escuela Normal ourensana. En marzo de 1964, con motivo de mi onomástica, mi novia Ana, y hoy mi esposa, sabiendo de mi pasión por la lectura, me regaló tres libros de Tagore con su dedicatoria manuscrita (que conservo como oro en paño en mi biblioteca particular). Los títulos concretos fueron Recuerdos (libro tagoreano autobiográfico escrito en 1911), y las novelas Gora y El naufragio, escritas originalmente en bengalí respectivamente en 1909 y 1906. Gora había sido traducida por Ana M.ª de la Fuente y las otras dos obras por Zenobia Camprubí Aymar. Todavía hoy, para mi gusto, El naufragio es la novela más hermosa de las muchas que he leido de Tagore y otros autores. Estudiando el tercer año de la carrera de Magisterio (curso 1965-66), descubrí que Tagore había sido un gran educador al encontrar por casualidad en una pequeña librería ourensana una edición de la obra Morada de Paz (Santiniketon, la escuela de R. Tagore en Bolpur), escrita en colaboración con W. Winstanley Pearson, y publicada por primera vez en Buenos Aires por la famosa editorial Losada en el año 1948. Dado que mi vocación siempre fue la de ser docente, desde ese descubrimiento no he dejado de leer a Tagore, de investigar sobre su gran figura, y de dedicarle muchas horas de mi vida, hasta el punto que desde 2001 resido varios meses en Santiniketon (significa “Morada de Paz”), y desde 2010, en que me jubilé como profesor titular de la Universidad de Vigo, la mitad del año, normalmente de octubre a marzo, los mejores meses en clima para nosotros. En 1969, con los alumnos de mi primera escuela, la n.º 5 del barrio ourensano de Mariñamansa, realicé el montaje de la hermosa obra tagoreana titulada El cartero del rey, escrita en 1912. Dos de las fotos de la representación están expuestas en el museo Tagore de Calcuta del que hablé antes. Volví a realizar el montaje de esta obra con los alumnos de mi segunda escuela del Colegio Virgen de Covadonga de Ourense en 1971. Desde 1964 he ido formando la que puede ser considerada la mejor biblioteca privada del mundo con obras de Tagore, sobre Tagore y sus instituciones educativas, en todos los idiomas del planeta. Con más de treinta mil volúmenes, mil CDs de música y canciones tagoreanas por numerosos intérpretes, más de 200 DVDs y numerosas fotos y revistas. En el futuro lo más seguro es que todo este tesoro bibliográfico será donado al Museo-Biblioteca-Archivo Tagore de Santiniketon, denominado “Robindro Bhovon”.
Cuando el Comité del Premio Nobel de Literatura de la Academia Sueca anunció en noviembre de 1913 la concesión del Premio Nobel de ese año al bengalí Robindronath Tagore, el mundo se llevó una gran sorpresa, pues además era la primera vez que se concedía a un escritor de Asia. La noticia se extendió por numerosos diarios de las grandes ciudades de todos los continentes. De los quince votos de los miembros del Comité, que presidía el profesor de Historia de Upsala Harald Hjärne, Tagore recibió el voto a favor de doce de sus miembros. Además Robindronath contó con el apoyo de grandes figuras como el escritor americano Ezra Pound, el irlandés W. B. Yeats (que acabó siendo Nobel en 1923) y el fotógrafo, artista y pintor británico W. Rothenstein. Sin embargo, fueron muy importantes y decisivos los apoyos que recibió de Mr. Thomas Sturge Moore (1870-1944), miembro de la Royal Society of Literatura del Reino Unido y que conocía el idioma bengalí. Y el muy especial de Verner Von Heidenstam (1859-1940), que alcanzó también el Nobel en 1916 y era miembro de la Academia Sueca. El parecer personal de apoyo a Tagore que leyó delante del Comité reunido fue decisivo para que el escritor de India fuese el galardonado. El texto del mismo, lindo de verdad, merece la pena que lo reproduzcamos: “Así como una selección de poemas de Goethe podería bastar para convencernos de la grandeza de Goethe, incluso si el resto de su obra no nos fuese familiar, así también, por los poemas de Tagore de los que tuvimos conocimiento este verano, podemos afirmar que en ellos se revela uno de los mayores poetas de nuestro tiempo. Los leí con emoción y no me acuerdo de haber encontrado, hace decenas de años, nada en la literatura lírica que se les pueda equiparar. Fiestas del espíritu que no puedo comparar sino a la alegría de beber el agua clara y fresca de una fuente. El sentimiento religioso, ardiente y tierno, la pureza de corazón y la elevación del estilo, a un tiempo noble y natural, se funden en una unidad de profunda y rara belleza espiritual. Nada de discutible y turbio, nada que dependa de las vanidades de este mundo, ninguna estrechez de espíritu. Y si jamás hubo un poeta que se pueda afirmar poseer aquellas cualidades que dan derecho al Premio Nobel, ese poeta es exactamente él. Una vez que encontramos, al final, un poeta idealista de grande envergadura, no pasemos de largo. Por primera vez, y quien sabe, por la última, tendríamos la oportunidad de descubrir un gran nombre antes de él tener tiempo de transitar, años seguidos, a lo largo de las columnas de los periódicos y diarios. Pero si quisiéramos que sea así, no nos atrasemos, no dejemos pasar el tiempo, esperando por otro año”.
Además de Tagore, había otros candidatos para el Nobel de Literatura de este año de 1913. Apoyado por más de setecientos escritos de particulares mandados desde España, se proponía al escritor Benito Pérez Galdós (1843-1920), que, después de Tagore, era el que tenía más apoyos para ser nominado, pero contaba con el hándicap de la oposición de los reaccionarios de nuestro país y de la misma iglesia católica española de la época, que no veían con buenos ojos la obra literaria de Galdós y proponían a Marcelino Menéndez y Pelayo. Desde el Reino Unido se proponía a Thomas Hardy (1840-1928), con el apoyo de Edmond W. Gosse (1844-1928). Desde Italia a Grazia Deledda (1871-1936), que acabó por ser Nobel en 1926. Desde Suiza a Carl Spitteler (1845-1924), que fue Nobel en 1919. Desde Bélgica a Edmond Picard (1836-1924), apoyado por el Nobel de 1911 Maurice Maeterlinck (1862-1949). Escritores franceses fueron propuestos para ese año nada más y nada menos que cinco: Ernest Lavisse (1842-1922), a propuesta de Fréderic Masson, Raymond Poincaré y Paul Hervieu; Pierre Loti (1850-1923), por propuesta de Ernest Lavisse y Gabriel Hanotaux; Émile Faguet (1847-1916), por propuesta de Émile Boutroux de la Academia Francesa; Anatole France (1844-1924), propuesto desde Alemania por Richard M. Meyer, y que fue Nobel en 1921; y Henri Bergson (1859-1941), propuesta desde Suecia, y que alcanzó el Nobel en el año 1927.
En sucesivos artículos iremos aclarando y eliminando algunos errores importantes que existen alrededor de la figura de Robindronath Tagore. En primer lugar, sorprende que las más importantes enciclopedias europeas lo consideren hindú. Es este un error muy grave, pues Tagore y toda su familia pertenecían al “Brahmo-Somaj”, una socio-religión creada por Ran Mohan Ray, en la que se sintetizan los por él considerados principios positivos del cristianismo, budismo, jainismo, hinduísmo, sikismo, mahometanismo y los principios de igualdad, libertad y fraternidad de la revolución francesa. Por ello los miembros de esta socio-religión defendían la igualdad absoluta del hombre y la mujer, la supresión de las castas y la total eliminación de la idolatría. Aunque, para lograr ser respetados, respetaban siempre a los que opinaban lo contrario.
En segundo lugar, que el frustrado viaje de Tagore a España, que estaba completamente programado para realizarlo en abril de 1921 (el próximo año se cumplirán los cien años) por Juan Ramón Jiménez y sus colaboradores, no se realizó por culpa de los británicos, que todavía mandaban en India a hierro y fuego. Que su viaje a Perú en noviembre de 1924 al final se suspendió, y se quedó en Buenos Aires por casi dos meses en casa de Victoria Ocampo, justificando que el médico no le aconsejaba continuar viaje a causa de su delicada salud. La real razón era porque muchos le mandaron cartas a Tagore recomendándole que no viajase al país andino, pues iba a apoyar al presidente del país que en aquel momento era el mayor dictador de América Latina, por culpa del que había muchos exiliados y detenidos y presos en las cárceles.
También es necesario destacar, porque son muchos los que lo desconocen, que Tagore fue el presidente de los comités a favor de la paz, que radicaban en la ciudad suiza de Ginebra. Y, especialmente, el haber sido el Presidente del Comité de India de apoyo a la Segunda República de España, que tenía su sede en Allahabad.
Finalmente, quiero recomendar, aunque prometo escribir más artículos monográficos en el futuro sobre el particular, que sean leídos por mis lectores los siguientes libros de Tagore: aquellos en los que aparecen sus hermosos cuentos, muchos escritos cuando atendía las propiedades familiares de Potisor, Shilaidoho y Shahjadpur, en lo que hoy es Bangladesh. En castellano se han editado cinco antologías con los títulos de Mashi y otros cuentos, La hermana mayor y otros cuentos, Las piedras hambrientas y otros cuentos, Cuentos e Historias cortas. Las novelas Gora, cuya acción se desarrolla en Calcuta y es fundamental para entender el sentido de la socio-religión de Tagore y su familia; El naufragio, en la que hace una crítica profunda, pero sin herir sensibilidades, a que sea el padre el que elige la novia para el hijo (costumbre que se mantiene todavía hoy en India), y A cuatro voces y La casa y el mundo, en las que las mujeres son protagonistas fundamentales de la acción. También es muy recomendable la lectura de sus dos libros de aforismos Pájaros perdidos y Luciérnagas.
Ourense, a 7 de Mayo de 2020
(A los 159 años del nacimiento de R. Tagore)
(*) Profesor Titular jubilado de la Facultad de Educación de Ourense (Universidad de Vigo), especialista en Tagore, que investiga sobre su figura y sus numerosas facetas de educador, literato, músico, pintor, filósofo y reformador social. Desde 2010 reside en el campus tagoreano de Santiniketon cada año por seis meses (normalmente entre octubre y marzo). De abril a octubre vive en la ciudad de Ourense, donde tiene su familia.