Además, si dijéramos la verdad petaría el sistema. Todo lo que vemos, tocamos, o decimos, está basado en la mentira, la simulación, y la virtualidad. En dos patadas, los ciborgs nos comen la tostada. Bueno, no seré yo quien te impida salvar el mundo, como Batman, Capitán América o Iron Man. Yo llevo años intentándolo. Y no es fácil. Para soportar el estrés tienes que tener muy mala baba. Vas a recibir estopa a saco. Yo misma estoy a punto de tirar la toalla.
Esto se acaba, tío. Menos mal, dirás, que nos queda el mundo de “la cultura”. ¿Ah sí? ¿A qué cultura te refieres? ¿Antropológica? ¿Artística? ¿Musical? ¿Literaria quizás? Acotemos el término, (es tan imprescindible como que lleguen de una puta vez los tests del Covid19) Aunque no sé por qué intuyo que te refieres a la cultura literaria. Claro, eres un tipo idealista, culto y amante de la lectura y piensas que todo el campo es orégano y escribir un libro es un distintivo de prestigio y calidad. Lamento decepcionarte, pero eso era antes, Nada es ya lo que era. Cultura, lectura y literatura como mucho comparten la misma fonética, poco más. Ahora te escribe un libro el más tonto de la clase, y encima tiene éxito, que eso sí que jode. Hay overbooking de escritores en el mercado Por no hablar de los coach que son una auténtica plaga, una peste, una pandemia. Han abusado de nuestra confianza, de nuestra paciencia, han colapsado las sagradas leyes de la oferta y la demanda y han provocado una inflación salvaje de cursilería insoportable y atufante. Como no escribas un libro de autoayuda eres un pringao. Para tener éxito tienes que contar como dejaste de ser gordo, feo, adicto, drogodependiente, onanista, o lo que sea. La cultura que mola es la cultura de masas, de la plebe, de la chusma. O sea, para que me entiendas, como te salgas del cliché y cometas la estupidez de pensar por ti mismo, todos los necios se van a conjurar contra ti.
No exagero. Lo que acabas de leer es la sangrante realidad de esta agónica y patética civilización de mierda que asesinó al único ser inteligente y sensible que quedaba sobre la faz de la tierra: John Kennedy Toole, alias Ignatius Reilly, un mártir, un héroe. Sublime la primera parte de su “conjura”. La segunda muy mejorable. Sin duda fue presa del desánimo, la decepción y la angustia al verse rodeado de necios. Pero que sepas Ignatius, que solo con la mitad de tu novela nos sedujiste, nos fascinaste. Nunca será suficiente la admiración y la gratitud que te profesamos.
Visto lo visto y como hábilmente has deducido no me dejan otra alternativa que volverme elitista, clasista, excluyente y tan políticamente incorrecta como detestable. Eso es lo que quiero, que me detesten. Que se atrevan. No hay güevos.