Drama | 127 min. | Dinamarca-Suecia | 2019
Título: Reina De Corazones.
Título original: Dronningen.
Dirección: May el-Toukhy.
Guión: Maren Louise Käehne, May el-Toukhy.
Intérpretes: Trine Dyrholm, Gustav Lindh, Magnus Krepper, Frederikke Dahl Hansen.
Estreno: 28/02/2020
Productora: Nordisk Film / Det Danske Filminstitut / Radio (DR) / SVT / Svenska Filminstitutet.
Distribuidora: Festival Films.
Anne (Trine Dyrholm) es una abogada de éxito que, aparentemente, vive una vida perfecta con su esposo Peter (Magnus Krepper) y sus hijas gemelas. Será con la aparición de su hijastro adolescente Gustav (Gustav Lindh) cuando todo se ponga patas arriba en la armoniosa vida de Anne. Lo que en un principio parece ser una acción liberadora para ella pronto se convertirá en una relación de poder y traición, que tendrá consecuencias devastadoras.
Crítica:
La danesa May el-Toukhy se aleja de la comedia de su anterior largometraje, Long Story Short (2015), para volver a abrazar a la mujer madura con la presente obra, ubicándola dentro del panorama internacional. En pleno momentum de reivindicación femenina, el-Toukhy construye una historia alrededor de una mujer que encaja en el acto de empoderamiento, pero desde una perspectiva moralmente controvertida en la que la libertad, el deseo, la razón y la perversión se dan de la mano.
“ ‘La frialdad nórdica se adueña de una puesta en escena configurando un melodrama como si se tratara de un film noir retratado con ascetismo”.
La frialdad nórdica se adueña de una puesta en escena configurando un melodrama como si se tratara de un film noir retratado con ascetismo. El-Toukhy firma una película en la que todo se desenvuelve desde el control, que se asemeja a su protagonista, Annie, una abogada casada con un físico de renombre y madre de dos hijas. En un idílico ambiente burgués donde todo está estudiado, irrumpe el hijo de su pareja, un joven veinteañero de convulso interior. El-Toukhy invierte el género de los roles de la femme fatale y el hombre de orden en este cuento para adultos sobre la toma de poder de uno mismo y de otro. La “reina de corazones” del título funciona como cita a la Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carroll, donde la llegada de una joven al reino pega un revés a la vida a una monarca de suma complejidad.
Del mismo modo que Carroll inscribe retorcidos juegos en un bucólico entorno, el-Toukhy usa ese símbolo de triunfo y objeto de ansia como es la deslumbrante casa en plena naturaleza de la pareja como marco para la consumación de lo prohibido. Sacudiendo a su protagonista en una transformación tan legítima como controvertida, tan natural en la madurez como condenable desde la ética, en definitiva, tan víctima de la condición humana, la directora evita el error que supondría para la película cualquier tipo de juicio sobre Annie, pasando la pelota al público y sus circunstancias.
Con un material que bordea la telenovela, la puesta en escena vivaz de el-Toukhy permite tomarse Reina de corazones en serio, pero es la entregadísima y nada cómoda interpretación de Trine Dyrholm la que aporta la verosimilitud a un relato bien planteado pero que a veces se anda con rodeos, cristalizando en un metraje algo alargado con múltiples posibles finales que necesitaba de un poco más de concisión. Lenta en su cocción, una mirada estimulante a la feminidad, el abuso sexual y la falta de franqueza que permite al espectador ser un agente activo en este laberinto de emociones.