"Stoned" es una inmersión en la historia del rock and roll con más de 500 fotografías inéditas, anotaciones, relatos de su diario íntimo y recuerdos personales. Casada con el legendario guitarrista de los Rolling Stones Ronnie Wood durante 30 años, Jo Wood vivió desde dentro la vida de estas incansables estrellas del rock. Su increíble colección de tesoros nunca antes vistos supone una mirada única a la vida tras los bastidores de la banda más icónica del mundo.
"Siempre me ha gustado hacer fotos. Me gustaba llevar una cámara en todos nuestros viajes, y también era dada a coleccionar cosas. Guardaba todo aquello que me parecía interesante. Cuando tomaba estas fotos, no pensaba que acabarían publicándose. Solo eran fotos que les hacía a mis amigos y a mi familia, pero en un momento dado empecé a pensar: «Puede que algún día haga algo con todo esto.» No llegué a hacerlo, pero tampoco tiraba nada. Nos trasladamos de Los Ángeles a Nueva York y luego a Londres, y mi creciente colección de fotografías y recuerdos recorrió el mundo con nosotros.
Hace unos años, saqué un montón de cosas del trastero donde las tenía consignadas y me encontré una serie de álbumes de fotos metidos en cajas. Al principio me asustó un poco la idea de revisarlos. Había muchísimos. No sabría decir cuántas fotos tengo –miles, probablemente–, pero el caso es que empecé a repasarlas. Y entonces caí en la cuenta de la vida tan increíble que he vivido, y de que en aquellas imágenes había mucha gente que ya no estaba con nosotros. Y pensé: «A lo mejor ha llegado el momento de hacer un libro de recuerdos que reúna todo esto.» La verdad es que también pensé: «Si no lo hago ahora, ¿qué pasará con todo esto cuando yo ya no esté?» ¡No quería que mis hijos lo tiraran porque creyeran que no eran más que papelotes viejos! Y como Ronnie y yo somos amigos, le comenté la idea de hacer un libro. Le dije que para mí sería como un homenaje, un gesto de cariño a esa etapa de mi vida. Él me apoyó muchísimo.
Lo bueno de hacer este libro es que es como un reconocimiento de mi vida, y que cierra un capítulo de mi pasado. Y espero que también sea como una ventana a la vida en la carretera, lo que realmente significó acompañar a los Stones en sus giras. En aquellos tiempos no había Instagram, pero para mí, ¡esto es como el Instagram de los años setenta, ochenta y noventa! Son fotos muy naturales, no posadas. Son un reflejo de cómo vivíamos. Ni más ni menos. Hoy en día la gente sabe que cualquiera te puede colgar una foto en Twitter o en sitios así, y eso hace que no bajen nunca la guardia. De hecho, en aquellos tiempos, cuando yo sacaba mi cámara, a todos les encantaba, porque significaba que iba a poder capturar ese momento. A la mayoría de las personas a las que retrataba nunca se les hubiera ocurrido hacerse fotos de sí mismos. Mick me daba un poco de pena. Creo que le hacían tantas fotos que ya no le entusiasmaba, pero al resto de los Stones no les importaba. Al principio yo usaba una Polaroid, una de esas cámaras instantáneas que revelaban la imagen en el acto. Eran estupendas, porque te permitían ver cómo la película se revelaba y se convertía en imagen. Era lo más parecido a un iPhone. El único problema era que no tenías negativo, por lo que, si perdías la foto, te quedabas sin ella. Me estremece pensar lo que me he llegado a dejar por el camino. Al poco de que empezáramos a salir, Ronnie me compró una cámara «como es debido». Iba con ella a todas partes, y hacía tantas fotos que Ronnie empezó a llamarme Shutterbug («Fotógrafa»).
Llegó a incluir ese nombre entre los créditos de uno de sus discos en solitario. Yo iba metiendo los rollos de película en una bolsa grande, porque cuando estábamos de gira no los revelaba, por si los perdía o los regalaba. Para mí era más fácil ir reuniéndolos y guardándolos en un lugar seguro. El único problema era la cantidad de fotos que hacía. Conservo diarios de cuando acabábamos de volver de gira, y había notas que decían: «Llevo a revelar 105 rollos». Tenía bolsas de plástico llenas de latas de película. Las llevaba a las tiendas de revelado y me miraban como si estuviera loca. Me imagino las caras que pondrían cuando las revelaban esperando encontrarse las típicas fotos de vacaciones, y de pronto se daban cuenta de que lo que tenían delante eran los Rolling Stones y sus amigos. Procuraba a ir a establecimientos de confianza, porque, claro, en esas imágenes pasaba de todo.
La verdad es que no sé de dónde me viene esa pasión por las fotos. Creo que cuando estábamos de gira necesitaba algo en que ocuparme, y lo cierto es que me gustaba ser la Shutterbug. No eran imágenes de una gran calidad, pero sí eran una instantánea de una época. Yo solo quería capturar todo lo que veíamos. Es que había muchos momentos dignos de inmortalizar. Ahora, pasado el tiempo, me doy cuenta de que formé parte de un mundo extraordinario. Los Stones siempre atraían a gente muy interesante, y siempre estaban rodeados de estrellas. Yo no soy una persona muy nostálgica –soy más de mirar al futuro–, pero cuando veo las fotos, en cierto modo se me hace raro, porque parece que haya transcurrido muchísimo tiempo, como si aquello hubiera pasado en otra vida, pero a veces, en cambio, me parece que fue ayer. Al final, este libro es el reflejo de una época que fue única para todos nosotros, y lo que espero es que muestre un aspecto de los Stones que no se ha visto nunca", cuenta Jo Wood en el libro.