Drama| 152 min. | USA | 2019
Título: Le Mans "66.
Título original: Ford v. Ferrari.
Dirección: James Mangold.
Guión: Jason Keller, James Mangold, Jez Butterworth, John-Henry Butterworth (Libro: A.J. Baime).
Intérpretes: Matt Damon, Christian Bale, Jon Bernthal, Caitriona Balfe.
Productora: Chernin Entertainment / 20th Century Fox.
Distribuidora: Disney Spain.
Se centra en un excéntrico y decidido equipo americano de ingenieros y diseñadores, liderados por el visionario automovilístico Carroll Shelby (Damon) y su conductor británico Ken Miles (Bale). Henry Ford II y Lee Iacocca les dan la misión de construir desde cero un nuevo automóvil con el fin de derrocar el dominio de Ferrari en el Campeonato del Mundo de Le Mans de 1966.
Entre las imprescindibles narrativas autorales que contribuyen a seguir dando sentido al séptimo arte actualmente y el decadente cine de consumo constituido en su mayoría a través de secuelas, remakes y reboots, existe una (lamentablemente) cada vez más pequeña parcela de filmes de marcado espíritu clásico en los que el elemento preponderante siempre es una historia potente que contar, ante la cual se ponen a disposición todos los medios necesarios para plasmarla en la pantalla. Cada uno de estos puede funcionar a pleno rendimiento ofreciendo la máxima calidad en sus funciones, pero el alma de la película sigue siendo la historia.
“Aunque poco sorprendente en su desarrollo, la precisión con la que los engranajes se accionan unos a otros y la épica que impregna todo el metraje convierten Le Mans ’66 en una revisión de las raíces del Hollywood dorado sin quedar fagocitada por tempos y formas obsoletas".
La figura del director es el ingeniero imprescindible para conseguir esta armonía de elementos, en la que él deviene otra pieza más al servicio del contenido. Durante dos décadas James Mangold ha forjado una carrera que encaja en este perfil de neoclasicista americano, avalado por una filmografía tan irregular como ecléctica con puntales como el biopic musical (En la cuerda floja, 2005), drama psicológico (Inocencia interrumpida, 1999), el western (su reactualización de El tren de las 3:10, 2007, superior a la original), o una nada formulaica aportación al cine de superhéroes (Logan, 2017), su redención con Lobezno tras la sonrojante Lobezno inmortal (2013). Su mirada se transparenta con los hechos dramáticos, sin ningún tipo de filtro o voluntad de evidenciar la escenificación inherente al acto fílmico, priorizando la trama a las formas disruptivas, pero sin desatender la máxima solvencia en la técnica. Es por esto que era de los nombres más idóneos para narrar esa célebre efeméride automovilística que fue la carrera de Le Mans de 1966 y el camino que condujo a la enorme gesta.
Con la premisa de la rivalidad sobre la pista de las escuderías Ferrari y Ford en la lucha por el triunfo, inevitablemente uno llegará a pensar en Rush (Ron Howard, 2013), pero si bien allí el eje central era el duelo de egos entre los pilotos James Hunt y Nikki Lauda, aquí el pique italoamericano es solo el pretexto para exponer una batalla mucho más compleja y cerebral librada en casa. El reto de una victoria del débil y ordinario (Ford) ante el poderoso sobresaliente (Ferrari) es una analogía de la verdadera cruzada entre las ambiciones deportivas de Ken Miles (Christian Bale) y la estructura empresarial de Ford. En medio de ellos, el diseñador Carroll Shelby (Matt Damon) se constituye como el puente entre estos chocantes modelos opuestos que se necesitan para lograr el objetivo común. Lo que prima en Le Mans 66 es la importancia de la hazaña, pero para ello refuerzan la dimensión psicológica de unos personajes que podrían resultar simples arquetipos.
Por esta razón, en el film asistimos no solo a secuencias de carreras impecablemente realizadas, sino también a escenas donde la palabrería no es un trámite de enlace y perfila los acabados de sus personalidades. Hay un sentido del espectáculo en su punto posibilitado por la capacidad de Mangold de orquestar la eficiencia narrativa, el virtuosismo técnico sin estar fuera de lugar y unas adecuadas labores interpretativas con Matt Damon a la cabeza y un Christian Bale comprendiendo magníficamente a Miles.
Aunque poco sorprendente en su desarrollo, la precisión con la que los engranajes se accionan unos a otros y la épica que impregna todo el metraje convierten Le Mans ’66 en una revisión de las raíces del Hollywood dorado sin quedar fagocitada por tempos y formas obsoletas. Una vuelta a los grandes entretenimientos de antaño sin ahogarse en naftalina.