El pasado jueves 13 de junio la Fundación Banco Sabadell y PHotoESPAÑA organizaron una sesión de proyecciones nocturnas en las que se pudieron disfrutar de los trabajos de David Jiménez, Raúl Urbina y Paula Anta. Además el Paseo de Carlos III acoge la instalación Tierra – Agua – Fuego – Aire de la artista visual coreana Kimsooja
Por unas horas los rincones del Jardín Botánico se convirtieron en un lienzo repartido entre la Glorieta de los Castaños, la Glorieta de la Niña, la Glorieta de los Plátanos y el Paseo Carlos III.
Este museo viviente acogió diferentes proyectos de fotografía y artes visuales de fotógrafos y artistas visuales como David Jiménez Raúl Urbina Paula Anta y Kimsooja.
Así, David Jiménez expuso una pieza audiovisual realizada en 2018, obra destacada de la exposición del mismo nombre que se presenta en la sala del Canal de Isabel II de la Comunidad de Madrid dentro de la sección oficial de PHotoESPAÑA 2019. El artista sevillano propuso una experiencia contemplativa, con imágenes tomadas a lo largo de años de trabajo en diferentes lugares del mundo entre las que se teje una compleja red de resonancias.
Raúl Urbina propuso al espectador una mirada en blanco y negro de las dehesas de Joselito en Extremadura Con ello nos quiso mostrar una reflexión entre la imagen y la palabra, además de provocarnos con un punto de vista diferente del retrato a estos animales, diferentes sensaciones. Otro punto de vista de las dehesas la ofreció Paula Anta con su visión como un paisaje especialmente humanizado.
Dentro de la Sección Oficial del Festival, el Real Jardín Botánico cuenta con esta exposición la artista visual coreana Kimsooja, que proyectó, Tierra – Agua – Fuego – Aire. Con su obra quiere reflejar meditaciones visuales sobre los cuatro elementos de la naturaleza, representados por grabaciones realizadas en Lanzarote y en los volcanes guatemaltecos que captan el «fenómeno natural» en sí, sin ninguna intervención deliberada, transformación artificial o montaje por parte de la artista. Los elementos interactúan constantemente: la lava ardiente se endurece hasta convertirse en roca y acaba descomponiéndose en polvo que, a su vez, es arrastrado por el viento.