De su puño y letra, cúentase aquí la historia desde su nacimiento —en los peores días de los bombardeos que asolaron la capital londinense—, pasando por sus no menos tempestuosas andanzas escolares; colmadas, para mayor gloria, con su temprana expulsión, a los 15 años. Evocación de un trauma que tórnase en agradecimiento al autoritario e inmisericorde verdugo, Mr. Kibblewhite, temido director del centro; pues, como señala al poco del arranque, de no ser por tan providencial expulsión hubiera muy probablemente seguido la suerte que parecía aguardar a todos los de su condición.
Pero luego hízose el rock ‘n’ roll. Construiría con sus propias manos su primera guitarra valiéndose de los desechos del taller donde, además, procurábase el sustento. Formaría su primera banda. La banda se convertiría en The Who —Maximum R&B— y, por su inquebrantable determinación, Roger Daltrey se proclamaría líder de uno de los grupos de rock más grandes de la época. Esta es la historia de My Generation, Tommy y Quadrophenia, orquestada con agonizantes trinos de guitarras destrozadas, ecos de tambores pateados y proyectados hacia el respetable, peleas, arrestos, coches aparcados en piscinas, voladuras de inodoros… y otras instalaciones artísticas. Pero es también la historia de cómo la generación de la posguerra revolucionó los usos y costumbres de la juventud. Caldo de cultivo metamórfico del que brotaría la industria de la música moderna —y no fue parto fácil—. Dinero, drogas y unas gotas de exuberancia juvenil confluirían en una explosiva mezcla.
Tras cuatro años de maceración lenta, he aquí la intrahistoria del inefable cuarteto; la respuesta definitiva a la pregunta formulada en el propio nombre de la banda. Una crónica sincera y descarnada de más de medio siglo en la carretera. Así pues, con la indebida inmodestia, y sin más preámbulos, la historia definitiva de los Who; y de la revolución que sacudiría los aún endebles cimientos del rock ‘n’ roll británico.
Roger Daltrey es el fundador y cantante de uno de los grandes cuartetos de la era dorada del rock británico: The Who. Nacido en el oeste de Londres en el seno de una familia de proletario abolengo en 1944, se inició en el canto gracias a los buenos oficios del coro parroquial cuando apenas contaba siete años. Para cuando alcanzó la adolescencia contribuía ya con sus emolumentos a la economía familiar —a cargo de la intendencia y avituallamiento de sus compinches en una planchistería—, y desentumecía las cuerdas vocales por los pubs de la villa y corte al caer el sol. Con el lanzamiento de My Generation en 1965, y el alumbramiento en 1969 de Tommy, la gran ópera rock de la época, él y sus tres compañeros de armas, Pete Townshend, John Entwistle y Keith Moon, alcanzarían su consagración como estrellas del rock planetario a jornada completa.
Batiéndose el cobre por los escenarios de medio mundo durante más 60 años, cuenta por millares las actuaciones que lleva a sus espaldas. Recordado por sus extáticas y muy energéticas interpretaciones, ha sido cabeza de cartel allá donde diera con sus cánticos —Monterrey, Hyde Park, Woodstock, Glastonbury… y un largo etc.—. Daltrey tiene en su haber, además, nueve discos en solitario y ha protagonizado varias películas y telefilmes; pero no pudo resistirse a la ineluctable querencia por su propia banda. Más encumbrado, si cabe, con su entronización como astro roquero en el Rock ‘n’ Roll Hall of Fame en 1990, fue también distinguido y homenajeado en 2008 con la entrega del galardón que ofrece el Kennedy Center —el más alto reconocimiento con el que distingue el gobierno de los Estados Unidos a los artistas por sus notables contribuciones a las artes—.