Y es que la trama nos traslada la insólita sensación de estar caminando sobre un precipicio, provocada por el desarrollo de una historia apasionante y de inesperados giros, que harán que tanto la protagonista como el lector lleguen a su desenlace siendo distintos de como eran al inicio del trayecto.
“Como ocurre con el cine de Hitchcock o Polanski, cuando nos sumergimos como lectores en las pesadillas cotidianas de Vicente Marco disfrutamos de la experiencia, disfrutamos pasándolo mal”,comenta su editor, Javier Ortega.
Leer un mensaje ajeno puede cambiar una vida, y eso es lo que le ocurrirá a Sara, una mujer de mediana edad, que descubre en el móvil de su hijo un mensaje que la aturde. De su lectura se desprende que Mario, de tan solo diecisiete años, mantiene una relación sentimental (¿o únicamente sexual?) con una mujer mucho mayor que él.
Ese descubrimiento hace que Sara, contra la opinión de su marido, intente contactar con esa desconocida para disuadirla de continuar con Mario. Lo que Sara ignora es que sus pesquisas la sumergirán en una inquietante espiral que hará saltar por los aires las convenciones de una vida marcada por la rutina y la ausencia de alicientes, para adentrarla en un sendero tan excitante como turbio... y peligroso.
Una coyuntura que lleva al autor a dibujar un retrato de una fémina de mediana edad que queda para las antologías por su fineza y capacidad de introspección. Sin duda alguna, el de Sara es el mejor personaje femenino que ha alumbrado hasta la fecha Vicente Marco, quien la sumerge en situaciones de sexo extremo, terror e intenso morbo.
"La mujer geométrica" es una novela escrita con una inusual sencillez. Los diálogos, directos y repletos de información, son el eje, y las descripciones están siempre al servicio de la trama, haciendo que ésta fluya con naturalidad, sin distraer de lo verdaderamente importante.