Abogada, espía e incluso asesina, Margarita Ruiz de Lihory (1893-1968), fue una de las damas más peculiares de la historia de España. Su figura, digna de una película de Hollywood, estuvo marcada por la aventura y sigue despertando curiosidad 50 años después de su muerte. Margarita fue una dama adelantada a su tiempo, que siempre predicó la libertad de la mujer. Fue abogada, espía, corresponsal y pintora. El libro "Damas Ilustres de la historia de España", de Vicenta Márquez de Plata, relata las peculiares aventuras de esta pionera del feminismo de principios del siglo XX.
Nacida en una familia aristócrata, el futuro profesional de Margarita se vio influido por cumplir con las expectativas paternas por lo que decidió licenciarse en derecho en una época en la que las mujeres de su clase preferían centrarse en aprender a realizar las labores del hogar. Tras casarse y dar a luz siendo aún muy joven, esta aristócrata decidió separarse de su marido ya que se sentía atrapada y necesitaba algo más en la vida. Margarita pensaba que la mujer debía buscar su realización no solo a través del matrimonio. Ella quería participar activamente en todos los ámbitos sociales y laborales.
Plasmó sus pensamientos en su forma de vida y decidió lanzarse a la aventura asentándose en Marruecos como corresponsal de prensa. Anotaba con su pluma de oro los duros relatos bélicos que presenció durante la Guerra del Rif e informaba mientras los misiles sobrevolaban por encima de su cabeza.
Tras conocer a Miguel Primo de Rivera, recibió la propuesta de trabajar como espía para España. Haciendo gala de un valor temerario, disfrazada de moro, atravesó las líneas de los soldados marroquíes y entregó al sultán un mensaje del gobierno español. Se enamoró del caudillo rifeño a Abdel-Krim y consiguió mediar con él para que liberara a unos presos españoles, ganándose el apodo de ‘’la Mata Hari española’’.
Cansada de la aventura marroquí, abandonó el espionaje para viajar a Norteamérica, donde se hizo un nombre por su habilidad como pintora y por sus conferencias feministas. Margarita recurría al arte para expresar el espíritu pasional y romántico que hacía de su vida un cosmos de emociones. Tal fue su fama como retratista que las grandes figuras del momento le reclamaban para que les admitiese como modelo. Así es como se le atribuyeron varios romances entre los que destaca uno con Henry Ford.
Tras regresar a España, trabajó como cineasta y actriz. Tal como dice Vicenta Márquez de la Plata en su libro, ‘’no es de extrañar que tan impetuosa mujer terminara mal, presa de una enajenación mental’’, ya que pasó la última etapa de su vida ingresada en un psiquiátrico debido al célebre ‘’caso de la mano cortada’’, en el que se acusó a Margarita de cortarle la mano, la lengua y sacar los ojos al cadáver de su hija Margot. Tal fue el revuelo periodístico que levantó, que el suceso provocó las tiradas de prensa más vendidas de la época.
En todo caso, en su época de bienestar mental Margarita Ruiz de Lihory fue una mujer de mundo, brilló como una de las más inteligentes y activas de su tiempo.
Historias como esta son recogidas en el libro «Damas Ilustres de la historia de España», publicado por Ediciones Casiopea, en el que se recupera del olvido la vida de más de 50 españolas adelantas a su época, entre ellas, pintoras, escritoras, soldados, almirantes, aventureras, monjas, místicas, damas ilustradas, mecenas, pensadoras, precursoras del feminismo y virreinas.