Adriano es un hombre acabado. Nada queda de aquel aguerrido sargento que sufrió un atentado en el País Vasco. Una bomba le reventó las cuencas oculares y la vida entera: ahora es un monstruo desfigurado, ciego, que vive en Cádiz dependiente de su mujer, Patricia, que apenas soporta la rutina. A pesar del profundo amor que siente por su marido, la mujer no puede dejar de estar angustiada, además, por el dolor incesante de no haber tenido hijos.
Cuando el teniente Román solicita ayuda a Adriano para encontrar al asesino que aterroriza a la ciudad, él sabe que, a pesar de su ceguera, no podrá negarse. La primera víctima aparece salvajemente mutilada en el museo arqueológico, la segunda en uno de los parques más concurridos. Adriano intuye que el psicópata está emulando los doce trabajos de Hércules.
Con un ritmo vertiginoso, Daniel Fopiani ha construido un apasionante thriller cargado de audacia, emoción y profundidad psicológica. Una novela que, como si de una oscura melodía se tratara, obliga al lector a contener la respiración mientras se dirige hacia un deslumbrante y conmovedor final.
De la misma forma que Hércules asumió una docena de trabajos formidables, Daniel Fopiani se enfrentó a cuatro retos mayúsculos cuando inició la escritura de La melodía de la oscuridad.
El primero fue crear un thriller que adaptara a nuestra realidad las corrientes más innovadoras del género. El segundo consistió en imaginar un protagonista que, como los héroes mitológicos, tuviera cualidades muy destacadas que se vieran limitadas por una maldición del pasado. Conseguir que este personaje, además, se mueva en un entorno cercano, reconocible y verosímil fue el tercero de estos retos. El cuarto trabajo de Fopiani supuso tomar todos esos elementos y unirlos en una trama sólida y original, capaz de atrapar al lector y no soltarlo.
Para ello, el autor ha dado vida a unos personajes de calado, con volumen y matices que los hacen dolorosamente realistas. Conocemos sus virtudes y también sus debilidades; todos ellos se mueven en una zona de claroscuros en la que no hay verdades absolutas. Utiliza distintos puntos de vista narrativos, algunos tan originales como el del perro Acho. La violencia es explícita y Fopiani la muestra con crudeza, porque la muerte, como bien sabe Adriano, nunca es bella ni limpia. Para la minuciosa descripción del trabajo de la policía científica y de los investigadores de la Guardia Civil, ha contado con el asesoramiento de profesionales de estos cuerpos. Y se nota. El resultado es estremecedor y absorbente.
Daniel Fopiani (Cádiz, 1990) es sargento de Infantería de Marina y escritor. Ha participado en diversas misiones de paz en el extranjero y, como jefe de los Equipos Operativos de Seguridad de la Armada, ha estado desplegado en el norte de Europa, el golfo Pérsico, el mar Rojo, Turquía, Grecia, Egipto e Irak.
En 2017 consiguió el Premio Valencia Nova de Narrativa con la novela La Carcoma, y cuenta en su haber con otros galardones literarios, como el primer premio en el Certamen Internacional «Ana María Navales» y en el X Certamen de Creación Literaria «García Gutiérrez». Escribe activamente para la revista Zenda, ha formado parte de varias antologías de relatos, ha colaborado como columnista en varios periódicos de la provincia de Cádiz y durante más de cinco años ha sido director de la revista literaria RSC.