Y como ha dejado escrito el Lama Kiabye Khensur Tamding Gyatso Rimpoche (1926-2002) «El buddhismo nos enseña a ser menos egocéntricos y más compasivos, afectuosos y atentos hacia los demás. Nuestros pensamientos y acciones diarias deberían dirigirse hacía el beneficio de los demás. Cuando más familiarizamos nuestra mente con el adiestramiento espiritual más calmada y pacífica se vuelve» Por eso en ocasiones utilizamos la palabra Homenaje a lo que ha sucedido y otras veces utilizamos otra palabra también muy manoseada Derechos Humanos. Vivimos como apunta en su trabajo el profesor Alberto Maestre Fuentes rodeados de intereses y a estos no les interesan los pueblos ni los mencionados Derechos Humanos. Como hizo Maestre en su trabajo «Un pueblo abandonado. Los engaños en la descolonización del Sahara Occidental» nos preguntamos.
Hace no mucho y en una conversación con los jóvenes estudiosos Jordi Carot y José Saenz de Heredía autores de un Gran Documental en torno al tema del Tíbet volvía de nuevo a salir su nombre. Ya habíamos leido un texto suyo publicado en su momento. Hablar de Palden Gyatso (1933-2018) y de su trabajo «Fuego bajo la nieve. Memorias de un prisionero» nos hace ir hacía atrás pero como diria el actual Dalai Lama «hay que comprender el pasado para hallar las soluciones del futuro» El Lama Palden Gyatso nació en una aldea llamada Panam a doscientos kilómetros de la capital del Tíbet y en el trabajo mencionado dejó constancia de lo que le sucedió a un joven que lo único que deseaba era vivir en libertad. Fue arrestado por protestar y pasó 33 años en las cárceles y campos forzados en China donde fue torturado y escapó de China exiliándose en Dharamsala en el Norte de la India hasta que llegó la hora de su muerte. Pero como otros muchos casos no había rencor ni odio en sus palabras si no un conocimiento y una sabiduría que como han contado se producía al encontrarse con él. El buddhismo llegó al Tibet en 1950. Sin embargo las autoridades chinas lo consideran parte de su territorio desde hace Siglos por uniones dinásticas y conquistas en la época imperial. Pero el exilio tibetano subraya que era independiente hasta que fue ocupado por el régimen comunista en la década de 1950. Se calcula que hay unos 600.000 soldados chinos en el Tibet que está habitado por 6 millones de tibetanos y 8 millones de chinos. Los tibetanos son una minoria en su propio país.
Han sido muchas las personas que han querido poner su granito de arena para dar a conocer tanto a nivel cultural como político lo que realmente pasa o quieren responder con sus trabajos a eso que se ha denominado Buddhismo. En el caso del Editor y escritor Agustín Pániker- un autor que bajo el sello de Kairós- ha publicado diversas obras y ahora nos sorprende con su «Las tres joyas. El Buddha, su Enseñanza y la Comunidad» en donde para escribir su trabajo parece haberse «entrevistado» con el propio Buddha. O el monográfico realizado por el traductor y filósofo Fernando Mora hablando de Buddhismo pero bajo el hilo conductor de «Padmsambhava y el budismo tibetano» Quizás como ha sugerido un escritor autor de «Viaje al mundo de Nisargadatta Maharaj» son necesarios estos trabajos para no perder esa línea de discípulos que con el paso del tiempo acaba por perderse y olvidarse.
Volvamos a nuestro tema, a esa inquietud con la que hemos comenzado a escribir esta columna.
Como diría el profesor Vicente Merlo ¿a que denominamos la fascinación de Oriente?. Muchos hablan de sufrimiento y realmente éste ha acompañado al pueblo tibetano hasta el día de hoy. Como en su momento hizo Palden Gyatso muchos han sido los tibetanos que con una señal de paz han denunciado las atrocidades cometidas «Un inmenso laboratorio de técnicas de tortura para las Fuerzas Armadas chinas» Así describió la situación en el Tíbet la organización Asía Watch en 1990. Muchos años de colonización han servido para que el país más alto del mundo con dos mil años de Historia se encuentre al borde de la aniquilación. En los últimos años los chinos han cambiado de estrategia en el Tibet: además de la represión militar se está apoyando cada vez más en la colonización racial y económica de este vasto territorio. Muchos monjes y monjas han protestado quemándose a lo bonzo en diferentes provincias chinas. En total la cuenta de monjes budistas y laicos tibetanos que se han prendido fuego desde el año 2009 supera el centenar. Muchos de ellos han muerto por las quemaduras. Y fue ya hace unos años cuando el periodista y viajero Thomas Laird que reside entre Katmandú y Nueva Orleáns que recientemente ha estado en nuestro país publicaba una obra monumental que enriquece la tradición oral del Tíbet para ofrecernos una visión más amplia y profunda del país con su obra «La Historia del Tibet. Conversaciones con el Dalai Lama»
«Que cada uno de vosotros sea su propia isla, cada uno su propio refugio, sin tratar de acogerse a ningún otro. Que cada uno de vosotros tenga la enseñanza por isla, tenga la enseñanza por refugio, sin tratar de acogerse a ninguna otra»
(Poco antes de morir Buddha recordó a sus discípulos)
Hay lugares que están lejos pero han quedado en el corazón y esto es lo que debió de pensar nuestro protagonista al venir a vivir a España y haber pasado por otros lugares del Globo. Thubten Wangchen nació en 1954 y a la edad de cinco años tuvo que abandonar su país. Su padre lo llevaba sobre los hombros y cogía a su hermana mayor de la mano. Sobrevivió mendigando por las calles de Katmandú como otros tantos tibetanos. «Sí los chinos veían a un tibetano moverse declaraban contra él» Su vida ya es suficientemente conocida y ha salido en distintos medios de comunicación tanto escritos como visuales pero faltaba algo... Y es ahora cuando con la colaboración de la profesora María Teresa Pous Mas ha publicado «una pequeña historia de su vida» Un libro testimonio desde la primera a la última página contando lo que le sucedió desde el primer momento en que tomó contacto con la vida. Al ser preguntado sobre la censura que se ejerce en China contra los medios extranjeros responde «Sólo enseñan lo bonito, lo hermoso. Sólo quieren dar información pro-comunista, esconden las torturas, las violaciones de los Derechos Humanos y el abandono de niñas en las calles» En su «Lejos del Tíbet. Su vida y pensamiento explicados a María Teresa Pous Más» Nos encontramos con una figura que aparece en todas las páginas del libro y es sumamente importante para el autor, hablamos de su Santidad el actual Dalai Lama así como los distintos compañeros que han formado y forman parte de este hombre que es un monje budista. ¿Cómo fueron sus comienzos?, ¿Cómo estudió una lengua que no era la suya? Si no fuera por una creencia o filosofía como es la Buddhista estamos ante un hombre como ha habido muchos y muchas que han hecho del obstáculo una virtud. Es un libro de encuentros y desencuentros como la vida misma en donde tenemos amigos y amigas, primos y primas y personas de una calidad humana en ocasiones excepcional pues no contamos con ellas. Ha llovido mucho desde su nacimiento hasta el día de hoy y han sido muchos los sinsabores y alegrías que lo han rodeado como la creación de una Casa de Encuentros en Barcelona que han denominado La Casa del Tíbet o sus numerosos viajes a Dharamsala entre otros lugares cuando no había dinero para ello con un mensaje totalmente basado quizás en la experiencia que es el del encuentro con el otro, con el que tiene enfrente. Rodeado, eso sí, de una Filosofía Buddhista que cada vez tiene un mayor interés en nuestro país. Pero si hay algo que destacar no solo es en la figura de Thubten Wangchen sino la de muchas mujeres y muchos hombres que al encontrarse con problemas al final todo tiene una solución.
Alguién dijo una vez: «Entre los hombres y las mujeres tenemos desencuentros y encuentros pero miramos al cielo y eso desaparece» Es la vida de Thubten Wangchen un monje tibetano director de la Casa del Tíbet en Barcelona, pero quizás podría ser la vida de cualquiera de nosotros.