Manuel Salado es uno de los pocos representantes que quedan y siguen publicando de la famosa Narrativa Andaluza (Los Narraluces), de los años setenta y ochenta.
En 1992 José Manuel Lara Hernández le pidió un favor insólito, de cara a la EXPO 92, que Manuel Salado no podía concederle. Lara lo puso en una lista negra de escritores. A raíz de eso, y de que la familia Lara se quedó con casi la totalidad de editoriales de España, decidió no publicar más en editoriales convencionales hasta hoy.
"Escribo porque hacerlo es una pasión que impregna mi piel, alejada de los beneficios comerciales que, afortunadamente, no necesito", nos cuenta este insólito narrador andaluz.
Su pasión por el tenis ha llevado al autor a escribir una novela de misterio que enlaza una serie de asesinatos que trascienden el tiempo, conjugando la España actual con los acontecimientos que arañaron el país en el siglo XIX, aquella guerra de la independencia, olvidada ya bajo las páginas de los libros de historia. Las aventuras de unos héroes que defendieron una Constitución e impidieron, desde Cádiz, que los franceses de Napoleón se hicieran con un reino que Fernando VII convertiría en un caos. La leyenda de dos hombres enfrentados por encima de los siglos rozando las nobles luchas, en una pista de tenis de ahora mismo, con un grupo de jugadores mayorcitos que han encontrado en este deporte uno de los sentidos de la vida. La historia de un escritor que no encontraba argumento para una nueva novela y cómo sus propios personajes se lo fueron dando.
La novela se vende en los circuitos mundiales de Lulu, alcanzando, en apenas dos meses, una considerable cantidad de ejemplares vendidos.