Este 2018 se cumplen 50 años de la Primavera de Praga. Un quincuagésimo aniversario que permitirá observar cómo el devenir de la izquierda internacional se vio agitado en esta revolución. Nos lo cuenta Luis Zaragoza en su libro \"Las flores y los tanques\"
\nLuis Zaragoza es doctor en Periodismo y licenciado en Geografía e Historia. Desde 2008 trabaja, además, como redactor de informativos en Radio Nacional de España. Con más de una obra ya a sus espaldas, como Voces en las sombras, una historia de las radios clandestinas (2016), esta vez se atreve con la Primavera de Praga. Un reto apasionante que pretende arrojar algo de luz sobre un conflicto castigado por la indiferencia.
El 20 de agosto se cumple el 50 aniversario de la invasión de Checoslovaquia por parte del Pacto de Varsovia, que acabó con ese sueño que se llamó “La Primavera de Praga”.
\n Era el año 1968, el mundo que se dividía en dos bloques y el fantasma de la Guerra Fría siempre estaba presente. Checoslovaquia había sido un cómodo aliado en el bloque comunista, pero eso cambiaría a partir del 5 de enero con la llegada al poder de nuevos líderes socialistas con afán de reforma y de alejarse del modelo impuesto desde el Kremlin.
El líder de este cambio fue Alexander Dubcek, quien desde el principio quiso democratizar el régimen con reformas y la devolución de derechos a los ciudadanos, como la libertad de prensa y de expresión o la legalización de partidos políticos. Su intención era conseguir un “socialismo con rostro humano”. Algo que no sentó demasiado bien en Moscú, dado que se encontraban en plena Guerra Fría y no querían que nadie se saliera del redil.
Todo acabo de la noche a la mañana, nunca mejor dicho. La noche del 20 al 21 de agosto de ese año se produjo la invasión de Checoslovaquia. 29 divisiones de acorazados soviéticos y un ejército de varios cientos de miles de soldados en los que había tropas las principales repúblicas firmantes del Pacto de Varsovia, excepto Rumanía que se negó a intervenir, entraron en Praga y acabaron con el movimiento deteniendo a sus principales impulsores.
Aunque Dubcek pidió a la población que no opusiera resistencia, si hubo disturbios y enfrentamientos. Entre el 21 de agosto y diciembre de ese año, un total de 108 personas perdieron la vida y más de 700 resultaron heridas. También hubo purgas dentro del propio partido comunista checo (KSC). El 20% de sus miembros fueron expulsados, entre ellos el propio Dubcek que terminó como guardia forestal en Eslovaquia.
A pesar de que la Primavera de Praga duró apenas ocho meses fue un acontecimiento simbólico que sirvió para que muchos países comunistas de Occidente comenzaran a alejarse de las ideas de la Unión Soviética. No triunfó, aunque como dijo Pablo Neruda, “Podrán cortar todas las flores, pero no detendrán la primavera”.
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