En la Fundación Juan March, situada en la madrileña calle Castelló número 77 puede visitarse hasta el día 24 de junio la exposición \"El principio Asia. China, Japón e India\" y el arte contemporáneo en España (1957-2017).
\nEsta interesante exposición quiere hacer visible la influencia de estas tres culturas en el arte de la segunda mitad del siglo XX en nuestro país, un aspecto tan presente en la obra de tantos artistas de ese momento como aún poco explorado. Su título toma prestada la acepción que en química se emplea del término \"principio\", según la cual un elemento activo, en solitario o junto con otros, \"reacciona\" al mezclarse o hacerse soluble y produce formas, colores y estructuras nuevas y muy diferentes entre sí.
La muestra se centra en el marco cronológico existente entre la generación abstracta española de los cincuenta y la de los artistas nacidos en torno a mediados de los años sesenta, momento de la creación del Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca (1966) por Fernando Zóbel, una figura esencial para entender el relato de esta exposición. Hay, no obstante, ejemplos de influencias anteriores, como el del ceramista Josep Llorens Artigas, que ya en los años veinte comenzó a trabajar en obras de enorme sencillez, o el de Joan Miró, que a partir de mediados de los años cuarenta trabajó, precisamente con Llorens Artigas, en piezas que aunaban cerámica y pintura.
El proyecto incluye a más de sesenta artistas que han trabajado en España y cuya obra está vinculada, en mayor o menor medida, con el arte de Asia oriental e India. Junto a la pintura, la escultura, la obra gráfica y el dibujo, se incluyen otras manifestaciones como la instalación, la fotografía, los nuevos comportamientos artísticos y el arte conceptual. Las más de trescientas piezas asiáticas y occidentales se presentan de manera conjunta, como dos mundos que comparten tiempo y espacio expositivo. La muestra cuenta con relevantes obras procedentes de museos y colecciones internacionales, pero se ha querido primar la presentación de los fondos orientales de colecciones e instituciones públicas y privadas españolas, algunos de ellos tan valiosos como poco conocidos todavía.
Esta exposición es el resultado de un proyecto de investigación curatorial llevado a cabo por la Fundación Juan March en el que se ha contado con la participación de académicos y expertos en las áreas estudiadas y que ha incluido, entre otras iniciativas, un Proyecto de Historia Oral, titulado \"Asia y el arte contemporáneo en España\", que ha dado lugar a una serie documental compuesta por trece vídeos basados en entrevistas personales a otros tantos artistas realizadas a lo largo de 2017.
El resultado de ese trabajo se presenta en un ciclo programado en paralelo a la exposición en el que se puede ver un documental que reúne los vídeos dedicados a Alfonso Albacete, Frederic Amat, José Manuel Ballester, Miquel Barceló, José Manuel Broto, Marta Cárdenas, Francisco Farreras, Luis Feito, Joan Gardy Artigas, Juan Navarro Baldeweg, José María Sicilia, Juan Uslé y José María Yturralde. A ello se suma un portal de contenidos creado al efecto en www.march.es que recoge, junto a otros materiales, una serie de cuestionarios realizados a numerosos artistas además de textos y documentos relacionados con el encuentro de mundos tan diferentes como inspiradores.
El inicio de este proyecto se produjo en 2013, cuando la Fundación comenzó con las indagaciones previas para concebir y producir una muestra sobre el japonismo internacional, una idea que decidimos abandonar a la vista, sobre todo, de que era prácticamente imposible reunir los préstamos internacionales necesarios para llevar a cabo una exposición de esas características. Sin embargo, en el ambiente de esas primeras pesquisas surgió una pregunta: ¿se ha dedicado algún proyecto general a rastrear la influencia de Japón –pronto se le unirían China e India– en el arte contemporáneo hecho en nuestro país? La respuesta a esa pregunta era –hasta ahora– un sorprendente no: sorprendente a la vista de la obvia presencia de esas culturas en la obra de buena parte de los integrantes de las últimas generaciones de artistas. Así que la idea de poner en marcha un proyecto expositivo y de investigación en torno a la influencia de Asia en el arte contemporáneo español se convirtió primero en la posibilidad real de dar a conocer algo evidente –pero no expuesto – y años después en una realidad.
Influía, además, un factor básico: la Fundación es desde 1980 titular del Museo de Arte Abstracto Español en Cuenca, de modo que por su estrecha relación con Zóbel y por la significativa colección de abstracción e informalismo expuesta en su Museo es especialmente sensible a la cuestión de la influencia oriental en el arte contemporáneo español, pues una de las figuras clave de esta interrelación es, sin duda alguna, Fernando Zóbel.
Entre 1956 y 1961, este artista impartió clases de arte chino y japonés en la Universidad Ateneo de Manila. Los apuntes que preparó, a modo de índice para estructurar sus clases, reflejan el enorme interés que el pintor español de origen filipino sintió por el arte de Asia oriental. El inicio de esa actividad docente en Manila es nada más que un año posterior a un hecho fundamental en su vida: el descubrimiento en 1955 en Madrid, a través de la librería Fernando Fe, de la pintura española del momento y la relación de amistad que entabló con Gerardo Rueda y Luis Feito, entre otros pintores. Dicha relación y la activación, aunque todavía muy incipiente, del panorama artístico llevaron a Zóbel a tomar la decisión de asentarse en España en 1960. Para entonces, el artista contaba ya con un notable conocimiento de las diferentes culturas orientales: no solo había impartido clases en Manila, sino que se había implicado en excavaciones arqueológicas en Calatagán, se había interesado por la caligrafía japonesa y, después de un viaje a Japón en 1956, había reformado su residencia en Manila convirtiéndola en una casa de estilo japonés.
La presencia de Zóbel en nuestro país, su relación con los artistas españoles y su biblioteca, que contaba con una extensa sección de libros chinos y japoneses, convirtieron al pintor en un puente entre el arte asiático y la abstracción española de los años cincuenta. Ese es, precisamente, el otro punto de arranque de esta exposición, cuya finalidad, como ya se ha señalado, es ofrecer los resultados de un primer rastreo de la influencia de las culturas de China, Japón e India en el arte de la segunda mitad del siglo XX en España.