"No volverá a pasar", de Inge Schilperoord, es un relato desgarrador sobre la lucha de un hombre por superar sus instintos, narrado con fuerza y maestría por una de las voces más perspicaces de la literatura europea.
Tras varios meses encarcelado, acusado de agredir sexualmente a una menor, Jonathan, un hombre de 30 años, es liberado por falta de pruebas. Consciente de que podría volver a cometer los mismos errores del pasado, decide continuar por su cuenta la terapia que inició en prisión: debe aprender a reconducir sus pensamientos y evitar situaciones de riesgo.
Jonathan regresa a su hogar en plena canícula. Allí aguarda su madre, una mujer asmática, dominadora, agobiante. También le espera su trabajo: ocho horas al día limpiando pescado; y el barrio, desierto y medio en ruinas por un nuevo plan urbanístico. El bochorno, la casa, su madre y sus pensamientos. Todo contribuye al ahogo de Jonathan en su vuelta a la libertad.
«De pronto, el vacío a su alrededor despidió un zumbido extraño. Al ver la casa allí, entre aquellos escombros y desechos, le asaltó una sensación de angustia. Como si algo no cuadrase. Como si ese no fuera su sitio. Como si su sitio estuviera en otra parte. Solo que no sabía dónde y tampoco sabía cómo averiguarlo».
La angustia, la pérdida y la soledad ya no abandonan a Jonathan. Sentimientos que apenas consigue aliviar en los momentos en que lanza el hilo de pescar en las balsas de las dunas y observa el movimiento de los peces alrededor del cebo. Un refugio solitario, íntimo, al que acude cuando necesita acallar su cerebro.
Precisamente en esas balsas es donde empieza y acaba todo. «Se acordó de todas las tardes increíblemente tranquilas que había pasado allí en solitario, y de la felicidad que se apoderaba de él en estos momentos. No sabía cómo explicar que en las dunas todo se detenía aun sin dejar de moverse».
Pese a la constante presión, Jonathan está seguro de poder rehacer su vida y controlar sus impulsos con la ayuda de los ejercicios que le recomendó el psiquiatra de la cárcel. Incluso cuando descubre que delante de su casa, en un hogar tan devastado como el suyo, viven la pequeña Elke y su madre. La niña, de nueve años, está siempre sola. Nadie cuida de ella. Y Jonathan la rehúye porque sabe que puede ser el detonante de una recaída. Pero cuando Jonathan recoge de una balsa un ejemplar de tenca herido para cuidarlo, se crea un vínculo entre la niña y él que ya no podrá ignorar.
«Tú me ayudas con el pez y el perro. Yo te ayudaré con la comida y te haré compañía. Jonathan notó que le hervía la sangre. La niña le comprendía. Y él a ella. Seguro que todo iría bien. Era distinto a aquella otra vez. Sabría manejar la situación».
Pero lo cierto es que ahí empieza un juego de excusas y artimañas que provocarán aún más dolor. Una situación que obligará a Jonathan a enfrentarse a sí mismo de nuevo.
Basándose en su experiencia como psicóloga forense y asesora de la policía, Inge Schilperoord se adentra en la mente del pedófilo y aborda sentimientos como la culpa, la ira, la impotencia y el miedo con sutileza e inteligencia.
Gracias a la pericia de la autora, el lector acompaña al protagonista por las distintas fases de su recuperación y comparte con él la esperanza, la ilusión, la ira, el sufrimiento y la renuncia.
También se ve envuelto en la sensación de ahogo y angustia, de sopor, que impregna toda la novela: «Entre los muros de ladrillo de la casa de techo bajo hacía aún más calor si cabe que fuera. Su madre le estaba esperando en la recocina, donde la temperatura era insufrible. Con la blusa que se ponía todos los veranos, hasta donde alcanzaba su recuerdo. Ceñida, ajustada al pecho».
La autora construye un thriller psicológico espléndido, una trama llena de trampas para el protagonista y para el mismo lector, con imágenes que nos contagian pura angustia y que se convierten en el preámbulo de una tragedia que ya se nos anuncia desde las primeras páginas.
La sensación de ahogo y la tensión se palpan en cada línea, en cada personaje. Una atmósfera tan densa que cuesta respirar y que nos aboca a un desenlace inevitable pero sorprendente.
"No volverá a pasar" plantea preguntas sobre los esfuerzos de la sociedad para tratar con aquellos cuyos deseos sexuales violan sus normas y estándares; y la lucha de esas personas por detener sus impulsos.
Un relato perspicaz e inquietante que narra la lucha desesperada de un hombre por controlar lo incontrolable.
Inge Schilperoord nació en La Haya en 1973. Trabaja como psicóloga forense y colabora regularmente en distintos medios de comunicación neerlandeses. Su experiencia laboral la inspiró para escribir su primera novela. No volverá a pasar vio la luz en 2015 y recibió numerosos elogios de la crítica. Ese mismo año obtuvo el premio Bronzen Uil por el mejor debut literario y quedó finalista en cuatro de los galardones más prestigiosos que se conceden en los Países Bajos y en Bélgica.
Distintos periódicos, entre ellos De Volkskrant, De Morgen, Trouw y NRC Handelsblad, reconocieron la novela como mejor libro del año.