El periodista y escritor tinerfeño Fernando Delgado ha presentado hoy en Madrid su nueva novela También la verdad se inventa, título tomado prestado de un verso de Antonio Machado,con el que comienza la obra. La figuración y las medias verdades protagonizan una novela valiente, irónica, reivindicativa y provocadora que tiene como fondo un programa radiofónico. El libro ha sido publicado por la editorial Planeta.
Fernando Delgado explicó que el libro había surgido “de la aparición de noticias muy repetidas de políticos conservadores y laboristas británicos con extrañas perversiones sexuales”, esto le llevó a elucubrar si estas personas tenían derecho a ser comprendidas ysi “la sexualidad es una expresión de la libertad y se alimenta mucho de la imaginación”, explicó el periodista canario. La cubierta del libro tiene un cierto parecido a la de “El principito”. Algo subconscientemente se le ha escapado al autor.
En su nueva novela arremete contra la moral sexual todavía imperante en nuestro país. Fernando Delgado pone encima de la mesa temas como la homosexualidad y la iglesia católica, en especial al obispo de Alcalá de Henares al que atacó señalando que “una persona que se cree tan macho y luego tiene una voz y una maneras un tanto refinadas”.Además dijo que se ha metido mucho con dicho personaje en sus columnas periodísticas. Utiliza un programa de radio nocturno, Suya es la palabra, como metáfora para desvelar los inconfesables secretos del alma humana. Además, la principal intervinienteen el programa se llama precisamente así: Alma.
Fernando Delgado ha situado la acción de la novela en un programa radiofónico que cada noche acoge los testimonios de una serie de personajes que confían a la periodista conductora sus complejos y obsesiones. “La radio como confesionario es mejor que Internet”, señala el novelista y continúa haciendo un encendido elogio de la radio, “fue la primera red social y no es necesario inmovilizarse ante la pantalla de un ordenador. La puedes oír mientras conduces, desayunas, te afeitas, te duchas”, explicó.
La conductora de este confesionario nocturno en las ondas, Almudena Farizo es “la mujer de la radio en la noche”, una locutora que invita a los oyentes a compartir sus insatisfacciones en el exitoso programa “Suya es la palabra”. Cada noche acoge los testimonios de una colección de seres extravagantes que confían a la periodista sus complejos y obsesiones, relacionados con la voz, determinados rasgos físicos, los nombres que les pusieron sus padres o, en último término, su forma poco ortodoxa de entender la sexualidad.
La mayoría de los participantes en el programa se muestran más bien agresivos y desconsiderados frente a la locutora, que por su parte es descrita como una mujer fácilmente irritable, pese a la labor de mediación que desempeña. La irrupción en antena de una misteriosa oyente anónima, que más tarde asumirá el nombre de Alma, desata un torrente de elucubraciones entre los participantes, que empiezan a especular en torno a su identidad sexual (la voz suena masculina) y las razones por las que se ha puesto en contacto con el programa, pues entra y sale de las emisiones cuando quiere y a menudo se despide de forma abrupta, generando una tensión creciente que provoca la exasperación de Almudena Farizo pero estimula el morbo de la audiencia y sostiene el éxito del programa.
También la verdad se inventa empieza como una sorprendente novela coral, protagonizada por un pintoresco surtido de “perturbados” cuyas llamadas tienen el denominador común de la insatisfacción, pero poco a poco la trama se va centrando en los dos personajes principales, la mujer de la radio en la noche y la enigmática oyente de la voz de hombre. Ambas se enfrentan en las ondas durante la primera parte y ven unidos sus destinos en la segunda, de un modo imprevisto, que pone de manifiesto el trasfondo oscuro que subyace bajo las apariencias.
La novela contiene numerosos momentos cómicos o tragicómicos, pero al hilo de ese contexto relativamente ligero se plantean cuestiones muy serias como la pluralidad de las identidades y prácticas sexuales –que no puede reducirse a las más extendidas– y el modo en que las opciones menos convencionales o en algún caso traumáticas son percibidas –con incomprensión, recelo o abierta hostilidad– por la mayoría de la gente, empezando por el siempre problemático ámbito familiar e incluso por parte de personas formadas y no especialmente conservadoras.
Como en otras novelas anteriores, Fernando Delgado propone una reflexión sobre el tema de la identidad, sexual en este caso, cuyas implicaciones morales van más allá del terreno del sexo. En este sentido, También la verdad se inventa, trata de los otros que nos habitan o de esos otros en los que somos capaces de habitar, desde una perspectiva compasiva que invita a entender mejor nuestra propia naturaleza, a menudo dual o no del todo definida, y las vidas y los comportamientos ajenos.
Acompañaron al escritor en la presentación, la editora Ángeles Aguilera, quien calificó a la novela de “muy reivindicativa” y señaló que “es la primera novela en la que Fernando Delgado cruza al mundo del periodismo. La también periodista y escritora Ángeles Caso analizó inteligentemente la novela, “le ha salido una narración muy moderna, con una estructura fragmentaria, un ritmo rapidísimo y una intriga de fondo sostenida”, dijo.
Ángeles Caso añadió que en la novela aparece el Fernando Delgado característico que todos conocemos, fantaseando sobre la identidad de nosotros mismos, se quejó de que novelas con tramas trepidantes sean literariamente planas, “la de Fernando es magnífica literariamente y tiene una trama de fondo interesantísima y espero que sea uno de los éxitos literarios de esta primavera”.
Después del brillante análisis de la periodista, a Eduardo Sotillos poco le quedó por decir. Se limitó a hablar de una serie de tópicos que no arrojaron luz a lo anteriormente dicho. Este mediocre periodista y nefasto asesor de comunicación política, si no fuese por la amistad con ciertos políticos influyentes, no sería ni la décima parte de lo conocido que es.
Fernando Delgado (Isla de Tenerife, 1947) es autor de las novelas Tachero, premio Benito Pérez Armas 1973, Exterminio en Lastenia, Premio Pérez Galdós 1979, Ciertas Personas (1989), Háblame de ti (1993), La mirada del otro (Premio Planeta 1995, llevada al cine por Vicente Aranda), No estabas en el cielo (1996), Escrito por Luzbel (1998), para cuya escritura contó con una beca de creación literaria de la Fundación Juan March en 1982, Isla sin mar (2002) y De una vida a otra (2009). Su poesía se contiene en Proceso de adivinaciones (1981) Autobiografía del hijo (1995) Presencias de ceniza (2001) y El pájaro escondido en un museo (2010).
También publicó en 1994 Cambio de tiempo (artículos y ensayos) y en 2005 Parece mentira (crónica periodístico-literaria).
Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense y periodista en prensa, radio y televisión, obtuvo el Premio Europa en Salerno en 1986, el Ondas Nacional de Televisión en 1995, por su tarea de difusión cultural en los telediarios de fin de semana de TVE, la Antena de Oro de la Asociación de profesionales de radio y televisión ese mismo año y el premio Villa de Madrid de periodismo (Mesonero Romanos) en 2006 por sus artículos aparecidos en El País. El gremio de bibliotecarios de la Comunidad Valenciana lo distinguió en 2010 como bibliotecario de honor.
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