El chileno Alejandro Jodorowsky es un personaje vital y hasta cierto punto mágico. A sus 82 años se encuentra en plena forma física y mental, nadie diría que tiene esa edad y aparenta bastantes años menos, vestido de negro, como su ex pareja Marianne Costa, con la que convivió nueve años y se separó ya hace seis. Se enfrenta a los periodistas como un profesor a su clase de la universidad. Habla pausado, casi sin reflexionar lo que va a decir, porque parece que sabe las preguntas antes de que las formulemos.
Por eso, este psicomagoy psicogenealogo ha ido un poco más allá y se ha sacado de su túnica de mago una ciencia nueva, la metagenealogía que como él dice, no es una ciencia, si no la experiencia de toda una vida. Experiencia que le sirve para sanar porque si no sana, no le interesa. Y recomienda que “todo el mundo debería conocer su árbol genealógico. La familia es nuestro cofre del tesoro o nuestra trampa mortal”, escribe en el libro; al fin de al cabo, es nuestro cielo o nuestro infierno personal.
“Yo empecé todo esto cuando uno de mis hijos murió a los 24 años. Empecé a preguntarme qué era el arte, para qué sirve. ¿Voy a hablar siempre de mi ego, de mi ombligo?, me preguntaba. Entonces descubrí que a mí el arte solo me interesa si sirve para sanar. Salí del arte ególatra para entrar en el arte que establece una sanación social. Este libro es arte, no es ciencia”, se extiende Alejandro Jodorowsky en la presentación del libro.
Para el escritor chileno, cada persona, “es una novela entera”, un ser que arrastra historias familiares complejas, llenas de “aventuras, mitos, verdades, mentiras o secretos”. “Cada persona está formada por su familia. La familia te crea una personalidad ficticia. La familia depende de la sociedad, la sociedad de la cultura. Nadie es quien es. Somos lo que otros han querido que seamos. El trabajo de una persona es convertirse en lo que quiere ser, no en lo que los demás quieren que sea. Solo puedes llegar a la alegría de vivir cuando eres lo que eres, no lo que los demás quieren", aclara el psicomago.
“Estamos todos enfermos: la sociedad está enferma y la cultura está enferma. La sociedad está enferma a partir de las religiones, que tienen la misma enfermedad: no hay diosa madre, hay dios padre. Aquí mostramos una enseñanza para que avances y hagas tuya tu familia; no de forma imaginaria, sino activa”, explica Jodorowsky. La concepción de las religiones, de todas las religiones, es para él machista y, por lo tanto, enferma, se comenzará a sanar cuando haya una papisa.
Y es que esa cultura machista diferencia claramente al hombre de la mujer. El hombre es el campeón, el héroe, el genio y el santo. Cuatro arquetipos enfrentados con los cuatro de la mujer, que para él serían: la virgen, la madre, la tonta y la puta. Lo cual supone un profundo desequilibrio, ya que o somos hijos de una virgen, o somos hijos del pecado, de ahí que su próximo proyecto sea de cómo el Génesis afecta a la familia y cómo puede sanar.
Sobre cómo superar los males que asolan a la sociedad actual, Alejandro cree que la raíz está en que “esta sociedad funciona oralmente, pero somos emocionales, sexuales y tenemos un lenguaje corporal que lo dice todo de nosotros”, y continúa explicando que “pocos son los que no tienen un terror a lo económico”, por ello, hay que tener en cuenta, para poderlo entender, que nuestros bisabuelos son la raíz de la familia, los abuelos están entroncados con el lenguaje emocional y los padres con el lenguaje sexual. Entendidas estas raíces estaremos en disposición de solucionar nuestros problemas.
En el libro se exponen las técnicas para conocer el pasado de nuestras familias por medio de esta técnica, que no es estrictamente una terapia, sino un trabajo de toma de conciencia a través de unos ejercicios contenidos en un DVD donde podremos ver una clase práctica de este nuevo arte, que no ciencia. El libro se puede conseguir en dos formatos, sólo el libro o en un estuche en edición limitada que contiene el libro, el DVD y una plantilla para realizar el árbol genealógico.
Para Jodorowsky el problema más importante es “la falta de conciencia”, esto deriva en dos clases de problemas: el interno, que es la familia, y los externos, que son la sociedad, la política, la educación y la cultura, lo que conduce a una profunda insatisfacción, de ahí los movimientos de indignados que se dan en Europa, África y Asia.
Marianne Costa es el contrapunto a Jodorowsky, la parte práctica del dúo que escriben a cuatro manos, que se complementa pero que a la vez se diferencia; uno, más intuitivo y genial; otra más pragmática y sólida. “Si no existió en el pasado, no lo contemplamos como algo posible”, señala Costa, en la presentación. “Cuando pensamos en cuánto vamos a vivir”, añade, “lo hacemos pensando en la persona más longeva del árbol, no pensamos en superarla, sino en llegar a lo que ella ha vivido. El trabajo de la conciencia es encontrar soluciones creativas para cada problema, en vez de sacar del armario viejas soluciones que en el fondo no funcionan”.
“No estamos terminados, estamos progresando. El pasado no es lo mejor, hay que progresar. El futuro está en nuestro cerebro. Estamos aquí para comenzar a cambiar el mundo. Cada persona es un genio en potencia, tiene la extensión del universo. Podemos tener una vida larga. Yo debería estar muerto tras pasar los 80 años, fiambre ya hace dos, pero no. Yo no sé cuál es la duración de la vida, y éste es el secreto. ¿Quieres conocer el universo? Entra en tu secreto”, afirma el autor chileno, afincado en Francia.
Respecto a las nuevas tecnologías, se mostró muy favorable a ellas,se muestraencantado con el twitter.“Todos los días escribo diez o quince veces en él” y sus pensamientos llegan ya a más de 100.000 seguidores, que van aumentando a razón de 1.000 cada día. “Twitter es rápido, incisivo y potente”, afirma y comenta que gracias a él pueden leer sus pensamientos casi en tiempo real, “algunos me insultan, pero cada vez son menos los que lo hacen”, asegura. Será porque poco a poco los va convenciendo.
Alejandro Jodorowsky nació en Tocopilla (Chile) en 1929, es sobre todo sanador de emociones, escritor, actor, terapeuta y director de cine y teatro, muy influido por las técnicas surrealistas. Por su parte, Marianne Costa (Château Thierry, Francia, 1966) es actriz, escritora y licenciada en Literatura Comparada, pero estoy seguro de que lo que más la llenó fue su faceta de cantante de rock.