Se ha presentado hoy la nueva novela del escritor castellonense Pablo Sebastiá Tirado, Secreto de estado, un nuevo caso del coronel del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Jon Beotegui, que esta vez se enfrentará al terrorismo wahabista en la ciudad andaluza bañada por el Guadalquivir, que es la capital de esa comunidad. El libro ha sido editado por la editorial El Full.
Dicha editorial castellonense ha tirado la casa por la ventana y la edición está muy trabajada, al igual que la presentación que ha contado con la presencia inquietante del escritor hispano-ruso Daniel Estulin, maestro de la conspiración y de las sociedades secretas que, como siempre, nos ha dejado con la sangre helada en las venas y con una inquietud de no conocer bien el mundo en que vivimos, donde los gobiernos secretos, las sociedades de secretas, los bancos secretos… todo demasiado secreto, parece que controlan todos nuestros pasos, todos nuestros movimientos y, claro está, toda la economía.
Pero mientras no podamos escaparnos a otro planeta, este es el mundo que tenemos. Un mundo en el que, dice Daniel Estulin, “todo es una gran mentira, Obama, perdón quería decir Osama bin Laden no ha muerto el otro día y, por supuesto, no lo tiraron al mar. Bin Laden murió hace unos diez años por unos problemas de salud, bien pudieron ser de riñón o de hígado”. Y, pensándolo bien, puede que tenga razón, porque lo que nos han contado simplemente apesta, como diría el protagonista de la novela.
¿Por qué no publican las fotos del cadáver? Tienen escrúpulos para enseñarlas porque pueden herir susceptibilidades y no tienen escrúpulos en matar, curiosa paradoja. Y saber que a este personaje le han dado el premio Nóbel de la Paz... Como afirma Estulin, “este tío está acabado y necesita operaciones de marketing para subsistir”.
La novela
Secreto de estado es un thriller español, pero bien escrito y documentado, al estilo anglosajón, donde la ficción se lleva hasta el final y el autor la retuerce a su antojo creando una obra que no da al lector ningún respiro. Una serie de atentados en Sevilla hacen quedar en ridículo a la Policía Nacional y a la Guardia Civil. Sólo nuestro protagonista aporta un poco de luz al caso, utilizando técnicas innovadoras.
Según Sebastiá, “el CNI está al mismo nivel que los servicios de espionaje franceses o ingleses” o de los servicios estadounidenses o israelitas, por eso el protagonista está a la última en sistemas de información y de armamento. La novela se sitúa en la capital hispalense pero también discurre por ciudades tan dispares como Teruel, Zaragoza, Valencia o Madrid, haciendo una excelente descripción del entorno y una modélica construcción de los personajes. Los diálogos están muy bien trabajados y nos van dando muchas pistas sobre la acción.
Para el autor, su novela contiene elementos del thriller anglosajón, de la novela negra y pasajes de novela erótica: “en la anterior novela de Beotegui recibí muchos comentarios sobre lo timorato que eran los encuentros sexuales, por eso en esta ocasión he decidido cargar un poco las tintas en estos pasajes”, afirma. Esto proporciona a la novela un aire más negro, lo cual se agradece, ya que en muchas ocasiones nuestra literatura negra es muy timorata y demasiado prudente, cosa que Sebastiá Tirado no hace, dando así un aire más actual y rompedor.
El terrorismo wahabista es el protagonista principal de la obra. Esta subsecta religiosa musulmana, de la corriente del sunnismo, fue creada por el reformador religioso
Sheikh ul Islaam Muhammad ibn 'Abd al-Wahhab at-Tamimi (
1703-
1792) en el
siglo XVIII y tiene mucha influencia en Arabia Saudita, destacando por su rigor en la aplicación de las leyes islámicas. Sin embargo, Estulin no cree que estas sectas tengan verdadero poder si no cuentan con la ayuda de los estados.
Beotegui es especialista en este tipo de terrorismo ya que ha estado destinado en Afganistán y conoce de primera mano la forma de actuar de estos integristas. Todos estos ingredientes conforman una novela actual, inteligente e interesante. Sebastiá ha quedado encantado con el resultado y con el editor apuesta por una distribución más profesional para que el libro sea más conocido que sus anteriores obras.
Secreto de estado se lo merece, al igual que el autor, que ha dado con un personaje muy interesante y con esta su segunda obra coge más profundidad y personalidad con ciertos elementos de los que una novela negra no puede prescindir. En esta obra se divorcia de la mujer con la que contrajo matrimonio en la primera. Es mejor protagonista solitario que un padre de familia, aunque a Sebastiá siempre le han llamado la atención esos profesionales que “son capaces de coger un avión por la mañana para eliminar a alguien en una ciudad extranjera y por la noche cenan tranquilamente con su mujer e hijos”.
Al igual que el humor absurdo de Tom Sharpe, del que hay mucho en sus obras, estamos ante una novela interesante de un autor cercano que tiene muchas ganas de tener una carrera novelística sólida y, desde luego que lo está consiguiendo. Ahora solo falta un poco de suerte para pegar un buen bombazo, no terrorista, por supuesto, sino literario.
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