Ángela Vallvey presentó su última novela "El hombre del corazón negro", que es un paso más hacia su madurez narrativa en una carrera cada vez más sólida y comprometida con los derechos humanos de las mujeres. Para ella “el mundo que viene no es nada agradable y la esclavitud estará presente”. El libro ha sido publicado por Ediciones Destino y es una apuesta clara por la calidad y el compromiso.
La novela fue presentada por la editora del libro, Silvia Sesé, que calificó a la obra como “estupenda y en el mejor estilo de la novelista”, y continuó elogiándola diciendo que nos encontramos ante “una novela asombrosa, emocionante y con un gran trabajo de investigación”. Un trabajo donde los personajes pierden muchísimas cosas y algunas de ellas no dependen de sí mismos, sino que están sujetos a unos vaivenes de otras decisiones de personas ajenas que las afectan de manera inmisericorde.
Ese es el mundo de las mafias, de unas mafias emergentes que vienen del noreste de Europa y que están sustituyendo a las hasta ahora conocidas y predominantes, las mafias italo-americanas que se encuentran en franca decadencia y que casi están desapareciendo perseguidas por una policía cada vez más preparada. Sin embargo, las mafias provenientes del Este europeo han pillado con el pié cambiado a cuerpos de policías obsoletos y que no se encontraban preparados para luchar contra unos criminales de una violencia y peligrosidad sin límites.
“Quería escribir una especie de Los Soprano, en forma de novela, con mafiosos del Este de Europa. Solo que sin gracia. Empecé a buscar información. Esto ha cambiado de manera sensible mi mirada sobre el mundo actual y el proceso de globalización”, afirmó la novelista. Los Soprano son una especie en extinción del hampa, los mafiosos provenientes de las profundidades de la Europa gélida y oscura traen una violencia que hiela el corazón. Es el tráfico humano, en especial de mujeres, el que se está extendiendo por una Europa desprevenida.
La escritora ha tenido que leer muchos libros sobre la antigua Unión Soviética, “aunque luego no ha quedado nada en el libro”, dice Ángela. Quizá se equivoque y esos libros que ha leído se encuentren reflejados en los comportamientos de unos personajes nacidos en la época estalinista y que valoran al ser humano como una mercancía más, porque “no es nada más fácil que coger a unas mujeres y esclavizarlas” y pasearlas por media Europa.
Para la escritora la sociedad en la que nos movemos tiene unos problemas que no son básicos, filosóficos, veleidades sentimentales, etc. pero “la crisis económica se está llevando las cosas superficiales”, dice. Lo que supondría centrar a la sociedad en los verdaderos problemas que asolan el planeta y nos llegan sólo por la pequeña pantalla de televisión. Por eso, estas mafias del este nos están trayendo hasta nuestros hogares problemas que hasta ahora estaban lejanos.
Es el problema de prostitución a gran escala. Sólo en Europa 70.000 mujeres cada año son engañadas y sometidas a esclavitud sexual y si hablamos del mundo entero esa cifra se multiplica por diez y de esto trata la novela, de una adolescente moldava, Polina, cuyas ilusiones mueren en un tétrico sótano de Estambul. La oficial de policía, Sigrid Azadoras, protagonista de la obra, de manera casual empieza a investigar a unos rusos afincados en el extrarradio de Madrid y de ahí comenzará a desentrañar una madeja que le lleva a un complejo entramado de mafias que, afincadas en nuestro país, gozan de una aterradora impunidad.
La novela trata de eso, de criminales. La costó mucho meterse en sus cabezas. Para ellos trabajar es casi un pecado, tienen negocios con mil tentáculos que se ramifican hacia empresas aparentemente legales donde se lava el dinero conseguido de forma ilícita. “Sorprende el conocer cómo estas mafias están infiltradas en el tejido industrial catalán”, señala.
“He sufrido mucho con esta novela e incluso pensé en dejarla”, afirma la escritora y remacha que “sin querer ser pesimista parece que no aprendemos de nuestra historia”. Por eso, después de escribir una novela como El hombre del corazón negro “surge una nueva Ángela Vallvey como escritora y como persona. Lo que para mí era hasta ahora un divertimento, pasan a ser novelas sobre cosas que importan de verdad”, afirma un poco atormentada por su trayectoria, que quiere redimir analizando introspectivamente su trayectoria. “Me sorprende lo inmadura que pude ser como escritora” y se pregunta así misma “¿sobre qué he estado escribiendo?” y ella misma se responde: “he estado escribiendo sobre cosas que no eran importantes y ahora quisiera estar en las que sí lo son”.
Estamos, pues, ante una nueva Ángela Vallvey, madura y comprometida, con una literatura más profunda en el estilo y también en el fondo, donde busca la esencia de una vida que debe de reinventarse y replantearse para no quedar aislada en la superficialidad. Un libro es un arma muy poderosa si consigue la conexión mágica entre escritor y lector, arma que puede cambiar conciencias y hacernos un poco mejores y la escritora está en ello.
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