La editorial Península ha presentado recientemente dos obras complementarias cuya finalidad principal, que no única, sería la de poner en valor el rol desempeñado por la Guardia Civil a la hora de derrotar a Eta. En efecto, conviene que las generaciones de españoles más jóvenes no olviden que durante más de cincuenta años una banda terrorista sembró el terror en nuestra sociedad y que a través de la violencia persiguió imponer un proyecto político totalitario y liberticida.
En 2011 Eta anunció su adiós lo que en ningún caso debe interpretarse como sinónimo de una aceptación del entramado del Estado de Derecho por parte de aquélla; tampoco la petición de perdón a sus víctimas apareció en los diferentes comunicados hechos para la ocasión y con los que ha intentado edulcorar torticeramente su historia. En consecuencia, conviene tener siempre presente que, si la banda terrorista capituló, ello se debió principalmente al trabajo incansable desplegado por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Con todo ello, Historia de un desafío: cinco décadas de lucha sin cuartel de la Guardia Civil contra Eta (Manuel Sánchez y Manuela Simón) y Sangre, sudor y paz. La Guardia Civil contra Eta (Lorenzo Silva, Manuel Sánchez y Gonzalo Araluce) responden también al reto de llevar a cabo la derrota literaria de Eta, tarea que aún sigue pendiente y a la que urge dar una respuesta eficaz.
Ambos libros fueron presentados en Madrid, haciendo la Fundación Rafael del Pino las veces de institución anfitriona. Asimismo, el acto contó con la presencia de Manuel Campo Vidal como moderador de un coloquio en el que tomaron parte algunos de los autores y el ex Ministro de Interior Alfredo Pérez Rubalcaba.
Gonzalo Araluce subrayó un hecho que ha guiado la elaboración de estas dos colosales obras: el rechazo voluntario a la equidistancia, aspecto sin duda alguna fundamental. Por su parte, Manuel Sánchez Corbí, principal artífice de ambos trabajos, señaló que una de las razones por las que se embarcó en este proyecto obedeció a que en 2009 percibió como Eta (y su entorno ideológico y social) estaban contando una historia que nada tenía que ver con la realidad.
Asimismo, Sánchez Corbí recordó a aquellas personas que fueron asesinadas por Eta (más de 800), buena parte de las cuales eran miembros de la Guardia Civil, muchos de ellos menores de 30 años. También esbozó algunas partes de la obra, como el capítulo dedicado a la colaboración con Francia en la lucha antiterrorista.
Por su parte, Pérez Rubalcaba calificó a los dos libros como “obras de historia honesta y bien documentada” y explicó algunos de los rasgos del modus operandi de la Guardia Civil que resultaron determinantes para acabar con Eta. Uno de ellos fue “su capacidad para controlar la ansiedad”, es decir, saber esperar con el fin de detener a los principales responsables de la organización terrorista.
Durante el coloquio aparecieron una serie de ideas fundamentales como por ejemplo que la Guardia Civil demostró que la imbatibilidad de Eta era un mito o que en la actualidad las marcas políticas que han ido sucediendo a la antigua Herri Batasuna persiguen los mismos objetivos que Eta.
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