La escritora belga Lize Spit ha batido récords de ventas en su país, en poco más de un año ha conseguido vender más de 170.000 ejemplares de su primera novela “El deshielo”, si consideramos que la población de Bélgica es de unos once millones y medio de habitantes, las ventas han sido más que espectaculares; además ha conseguido vender los derechos de traducción para diez idiomas y firmar un precontrato para hacer una película.
Con menos de treinta años, tiene el reconocimiento de la crítica y de los lectores. Ahora llega a España para dar su primera rueda de prensa fuera de su país. Llega a la librería Tipos Infames del barrio de Malasaña un poco tarde con su característico moño que la da un toque entre exótico e infantil. Enseguida se hace querer y se presta amablemente a una sesión de fotos en medio de la calle, ante la mirada atenta de paseantes y compradores de supermercado.
Al poco rato comienza a atender a los periodistas. La protagonista de “El deshielo” es una joven, Eva, que regresa a su pueblo después de trece años sin visitarlo. Lize Spit ha tomado su pueblo flamenco Viersel como su Macondo particular y lo ha llamado Bovenmeer. Ha cogido a muchos de sus habitantes y los ha convertido en secundarios. En su pueblo llevan un año jugando a adivinar en quién se ha basado para describir a ciertos personajes de la novela.
Lize Spit comenzó su carrera literaria como cuentista y de ahí pasó a la novela. Cuando terminó de escribir “El deshielo” optó por presentar su libro a una editora independiente dirigida por “dos chicos muy jóvenes” que idearon un sistema de crowdfunding para publicar el libro. Las personas que colaborasen tendrían un par de libros gratis antes de la publicación para el público en general. “Llegamos a dejar en las calles de Bruselas 300 libros, como acción publicitaria”, cuenta la escritora con una tímida sonrisa en los labios.
Para la escritora flamenca, “El deshielo es un libro muy personal sobre el retorno de Eva a su pueblo con un bloque de hielo en el maletero del coche. Yo cuando regresé a mi pueblo lo hice en tren y con un libro”, dice con el típico gracejo de su tierra. No se quiere identificar totalmente con Eva. “Tenemos muchas diferencias y he ficcionado muchos sucesos, otros partes de mis recuerdos infantiles”, quiere dejar claro que los vecinos de Viersel no han interpuesto demandas contra ella, algo de lo que le previno su madre. “Espero que tengas un buen abogado”, la avisó. Afortunadamente, no hubo demandas.
“El libro tiene dos voces, el de la escritora que necesita sacar afuera sus experiencias y la de la joven que lucha y se resiste a hacerlo. Hay una lucha subrepticia entre esas dos partes”, dice Lize en un perfecto inglés. “He escrito dejando partes de la vida de mis padres fuera y de otros habitantes del pueblo”, avisa para quitar morbo al asunto, aun así no ha sido un periodo fácil para ella, demasiados ojos puestos en ella.
"La amistad puede converstirse en algo cruel"
Sus personajes ni son totalmente buenos, ni totalmente malos. “Todas las personas tienen una cierta dualidad”, razona y añade “de lo que trata el libro es de cómo la amistad puede convertirse en algo cruel. Las personas de los pueblos hablan más fácilmente de una persona que con esa persona. Es una forma de crueldad. En los pueblos, te conviertes en alguien importante si eres capaz de decir algo importante de una persona. De ahí que se decida sacrificar los secretos de los demás para convertirse en importante. Ademas en mi novela el pueblo es un personaje de ella”.
Como escritora cree que nunca escribiría una novela histórica. La gusta más escribir sobre hechos actuales y nos confiesa “Me resulta más fácil narrar sobre cosas infelices, como un entierro, que sobre cosas felices”, señala. Otra de sus características es que para escribir sobre algún lugar, necesita irse del sitio. “Para escribir mi nueva novela que transcurre en Bruselas necesité irme de allí, a Tokio para entender lo que es realmente Bruselas”, expone.
Cree Lize Spit que después del éxito de su primera novela ha tenido que empezar de cero. “Ahora mismo tengo muchas dudas y mucha presión, algo que no tenía con la primera”, asevera. Aun así, nos desvela que su vida es la literatura desde que a los veinte años comenzó a escribir. “No tengo plan B en mi vida, para mi escribir es lo más importante del mundo”, afirma con rotundidad. “Lo que me ha enseñado el libro es que soy una escritora y lo sé desde que encontré la voz precisa para escribirlo”, concluye la autora de “El deshielo”.