Con el de este año, ya son nueve los encuentros que se han realizado en el incomparable marco del solar de Cotubín de la familia González-Camino, ubicado en la pedanía de Esles de Cayón, un jardín que podríamos comparar con el de Bomarzo, pero al que habría que añadir su vocación por el estudio de diversas ramas de la historia y de la cultura, incluyendo la música culta. El encuentro lo ha dirigido, de manera certera, el historiador y etnógrafo Fernando Gomarín y coordina una ausente Amelia de Paz.
No hay sitio en el mundo con mayor concentración de pajaritas que el solar de Cotubín, y no nos estamos refiriendo a las pajaritas que hacía de manera muy original con papel nuestro querido escritor del 98 y gran maestro de la papiroflexia Miguel de Unamuno. El maestro de ceremonias de los encuentros de Esles de Cayón, Fernando Gomarín, no sale de su casa sin llevar una pajarita puesta y varias en el bolsillo para ir cambiándoselas según transcurre el día. Así, con una de sus más de sesenta pajaritas anudada al cuello, inauguró un encuentro más que se celebró, como es habitual, con gran éxito de asistentes.
La decena de ponentes que intervinieron en el encuentro no pudieron esyar más certeros. Comenzaron las jornadas con la ponencia de la profesora Carolina Cortés Bárcena que habló sobre la aparición del urbanismo en la época romana. Su disertación daría pie, más adelante, a una enriquecedora polémica sobre el origen de los españoles. ¿Qué pueblos han conformado nuestra nación? En una única pregunta puede haber diferentes respuestas según el experto que responda a la misma.
Avanzando el encuentro de manera cronológicamente, continuó el profesor Félix Martínez Llorente que habló sobre las estructuras urbanas en la España medieval y de la repoblación que los pueblos del norte hicieron de los territorios conquistados a los árabes que ocuparon durante unos ocho siglos las tierras de los diversos reinos de la península Ibérica. El experto vallisoletano conformó una de las ponencias más interesantes del encuentro y, sin duda, la más elaborada de la primera jornada. Los profesores Jesús A. Solórzano Telechea y Jaime Nuño González disertaron, el primero sobre la formación de las villas medievales en la costa cantábrica y, el segundo, natural de la población burgalesa de Gumiel de Mercado, villa que elabora uno ricos caldos ribereños, habló sobre los usos y costumbres de la vida en plena Edad Media.
En la jornada del sábado intervinieron el doctor José Joaquín Bermúdez Olivares quien se centró en la evolución de la ciudad de Cartagena, incidiendo en una serie de ideas que perdurarían hasta nuestros días, hizo hincapié en la conformación de la realidad social más allá del hecho histórico. El reconocido doctor y escritor, ha publicado en La Huerta Grande sus dos primeras novelas de su incomparable trilogía que tiene por protagonista al insólito espía Rafael Sánchez. Con su habitual gracejo cartagenero y su fina ironía relató las desgracias arquitectónicas de su ciudad que un día llegó a ser independiente y que ya nos contó de manera magistral el aragonés Ramón J. Sender, como bien señaló el autor cartagenero.
Siguió en el turno de palabra el profesor Antonio Ruiz Hernando que con su explicación del papel de los canteros montañeses en Segovia dejó asombrada a la concurrencia del acto, en su mayoría cántabros. Una descripción de la ciudad y sus sucesos resultando en una auténtica exfrasis de la imagen, de navío pétreo, con la dama de las catedrales como velamen, así como de la realidad social y económica del periodo que abrazó.
Posteriormente, intervendría el profesor Alfonso de Ceballos-Escalera, vizconde de Ayala y fiel depositario de unas serie de anécdotas sobre la aristocracia española realmente antológicas, para adentrarse en las urbes navales del mundo hispánico y mostrar cómo la Corona aumenta el poder de la Armada hispana hasta convertirse en la segunda fuerza naval del Globo. Y con todo ello el surgimiento de poblaciones nuevas. Este experto del mundo naval, describió a la perfección los arsenales que el Imperio español tuvo por todo el mundo.
La jornada continúo con la ponencia "Gutiérrez-Solana, memoria de Cantabría”, del escritor y académico Antonio Martínez Cerezo, “el artista madrileño, aunque criado en Santander, cuando pinta escribe y cuando escribe pinta" así presentaba el escritor al polifacético autor en la última de las ponencias del segundo día de encuentro "Aldea, villa y ciudad" en la jornada del sábado en Esles. El ponente propuso a los asistentes entrar en la mente de Gutiérrez-Solana, en el valor antropológico de su obra, quizás no muy entendido por muchos. Describiendo la sociedad santanderina propia de su tiempo, que deambula entre dos siglos.
Tras las ponencias y posterior coloquio, que coordino la periodista Pilar Gómez Bahamonde de manera certera, y al que se sumó Benito Madariaga de la Campa, y ante una audiencia de más de 150 asistentes, entre los que se encontraban el regidor presidente de Santa María de Cayón, Gastón Gómez Ruiz y el delegado de Defensa de Cantabría, Ignacio Yáñez González, le fue impuesta al director del encuentro, Fernando Gomarín, la Cruz de la Orden de Isabel la Católica.
Realizó el acto, que concluyó con el himno nacional, el vizconde de Ayala, asistido por Francisco González Camino, ambos miembros de dicha orden. Se finalizó la jornada con el concierto Evolución de la arquitectura sonora, a cargo del quinteto de viento Arturo Dúo Vital que interpretaron obras de Peter Warlock, F. J. Hayden, Jacques Ibert, Georges Bizet y George Gershwin, con desigual acierto, siendo la primera parte más atinada que la segunda.
En la tercera y última jornada participaron los investigadores Joaquín Álvarez Barrientos y Javier Velasco Oliaga, editor de Todoliteratura y uno de los mayores expertos españoles de la Generación del 98. Álvarez Barrientos, uno de los mayores especialistas mundiales sobre la literatura española del siglo XVIII disertó sobre la cultura que construyó el Madrid moderno. Describió de manera acertada la evolución de una ciudad que no estaba tan atrasada como intentaban convencer al mundo los autores británicos. “Madrid era una ciudad mucho más limpia que Londres”, afirmaría el investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), este investigador realizó una de las ponencias mejor estructuradas de los encuentros.
La última ponencia la llevó a cabo el periodista, editor y escritor Javier Velasco Oliaga que habló sobre diversos cuadros madrileños de la generación del 98. Los lugares que describieron estos autores de nuestra edad de plata de la literatura en sus novelas y los recorridos donde se detenían en sus paseos cotidianos, estos incomparables escritores que desgastaban las aceras hablando sobre los divino y lo humano, fueron los escenarios que describió de manera precisa el crítico literario madrileño. Hizo un somero repaso sobre muchas de las anécdotas que protagonizaron estos grandes escritores en Madrid.
Para concluir el encuentro, tomó la palabra la editora de La Huerta Grande y escritora, Philippine González-Camino que dijo sentirse orgullosa de los resultados de estos encuentros y que adelantó que el próximo encuentro, el décimo, sería muy especial. Fernando Gomarín despidió a ponentes y público asistentes prometiendo que el año que viene estará llenó de sorpresas. Clausuró las jornadas, de manera precisa y lacónica don Francisco González-Camino, que como todos los años cede los terrenos del solar de Cotubín para realizar estos maravillosos encuentros.