La gran aportación de Tomás Meabe al socialismo tiene que ver con la fundación de las Juventudes Socialistas, para equipararse con lo que comenzaba a ocurrir en otros países, tomando como inspiración la Federación de Jóvenes Guardias Socialistas de Bélgica, como expuso en el artículo “Derroteros” de La Lucha de Clases. En octubre de 1903 se constituyó el primer núcleo de Juventudes Socialistas en Bilbao, en el que también estuvieron Indalecio Prieto y otras jóvenes que son menos conocidos, pero no por ello menos importantes. Entre 1904 y 1906 se extendieron por el País Vasco y España. Conviene insistir que la organización juvenil partió de los jóvenes vascos y no de la dirección del PSOE, que desarrolló un inicial y evidente recelo hacia la misma porque los socialistas no entendían que los jóvenes tuvieran necesidad de contar con una organización propia al no contemplar que existiera una problemática específica más allá de su condición obrera.
La organización nacional de los jóvenes nació en el Primer Congreso que tuvo lugar entre el 14 y 17 de abril de 1906, y donde se constituyó la Federación Nacional de Juventudes Socialistas.
Estuvieron representadas las siguientes organizaciones de Juventudes: La Arboleda (Juan González), Sestao (Tomás Egido y Arsenio Franco), Ortuella (Eduardo Pérez), Bilbao (José Zárate), Las Carreras (Rogelio Morla), Elche, Alicante y Madrid (Fernando Doménech), Begoña (Jenaro Ortega), Santander (Eduardo García), Cabárceno (Francisco Valverde), San Julián de Musques (Casas), Vigo (Ruperto Cebrián), Salamanca (Dionisio M. Aguirre), Oviedo (Eugenio Urréjola), San Sebastián (Ramón Romanillos), Erandio (José Urra), Sopuerta (Pedro Luja), Baracaldo (Antonio Fernández), y Eibar (Aquilino Amuátegui).
La Comisión organizadora estuvo compuesta por Miguel Armentia, Eladio Campos y Ángel Santamaría. El Congreso se celebró en el Centro Obrero. La Mesa de la primera sesión del Congreso estaba formada por Eduardo García como presidente, y Aquilino Amúategui Antonio Fernández, como secretarios. En esta jornada se aprobaron enmiendas sobre Estatutos, como la de la obligación que tendrían los afiliados con dos años de antigüedad en una Juventud de pertenecer a la Sociedad de su oficio o a la de Oficios Varios. También se aprobó la autorización al Comité Nacional para girar prorrateos extraordinarios cuando se necesitase.
La Mesa de la segunda sesión estuvo compuesta por José Urra, Dionisio M. Aguirre y Eugenio Urréjola. En esta sesión se tomaron distintos acuerdos, como la recomendación de que los jóvenes se suscribiesen a “El Socialista”. Las Juventudes de Eibar consiguieron sacar adelante una adición al artículo 23, proponiendo que los fondos de la Federación se depositasen en la Cooperativa socialista, si existía, en la localidad donde estuviese el Comité Nacional. Por fin, se aprobó una propuesta para que los Congresos de las Juventudes se celebrasen dos meses después que los del Partido.
La segunda sesión del Congreso tuvo una carga combativa especial, porque al terminar, los delegados marcharon a la cárcel de Larrinaga a visitar a Perezagua, Pascual y Acevedo.
La tercera sesión contó con una Mesa formada por Romanillos, Cebrián y Luja. La cuarta sesión (Mesa compuesta por Egido, Fernández y García) fue importante por la discusión que se entabló por una proposición que fue modificada y aprobada sobre la necesidad de que si alguna persona no afiliada al PSOE solicitase a las Juventudes para realizar actos públicos debería atenerse a las ideas y programa del Partido. En caso de presentarse dudas habría que consultar a la Agrupación local correspondiente. Se aprobó por unanimidad el ingreso en la Federación Internacional de Juventudes Socialistas. Las Juventudes de Bilbao propusieron, y se aprobó, una proposición para facultar al Comité Nacional para que promoviese la declaración del esperanto como lengua internacional como medio para facilitar las relaciones entre las Juventudes.
Cargada fue esta tercera sesión, porque también se discutió la cuestión del ingreso en el Partido. La proposición establecía que el ingreso de las Juventudes se haría como eran y se habían fundado, “como simples organismos especiales de propaganda y extensión socialista”, de tal forma que el ingreso no originase cambio en la organización general del Partido, pudiendo sus miembros pertenecer a la Agrupación de cada lugar. Hubo una larga discusión en la que participaron todos los delegados. Se aprobó por unanimidad, pero con una importante salvedad. No se ingresaría en el Partido si el Comité Nacional no accedía y, en ese caso, el asunto pasaría al próximo Congreso. Esta cuestión de la imbricación de las Juventudes en el Partido generó conflictos. González Quintana explica que las Juventudes Socialistas ingresaron en el Partido en octubre de 1905, según lo acordado por el VII Congreso del PSOE, después de vencer fuertes reticencias, como tenía el propio Pablo Iglesias. Interesante fue, en este sentido, el concurso en “La Revista Socialista” con el siguiente tema: «¿Qué acción deben ejercer en nuestro partido las Juventudes Socialistas?». El jurado estuvo presidido por el propio Iglesias.
Pero la cuestión volvió al debate con esta resolución que hemos estudiado en el primer Congreso de las Juventudes de 1906 sobre la petición de entrada en el Partido. El ingreso se solicitó en bloque, es decir, como Federación constituida. Ya no se trataba de pedir la admisión como colectividades. La proposición de la Federación fue discutida en el VIII Congreso del PSOE (1908). La cuestión era si las Juventudes tendrían o no capacidad para actuar. Se tomó la misma resolución de 1905 sobre su carácter auxiliar. Francisco Doménech, presidente de la Federación, defendió en el Congreso la necesidad de la organización autónoma de los jóvenes, y mantuvo un voto particular a la resolución. Curiosamente, sería el joven Mariano García Cortés, de las Juventudes Madrileñas, quien más le combatiera en el Congreso del Partido, ya que la organización de la capital era contraria a la dirección nacional de las Juventudes.
El Comité Nacional de la Federación pasaría a residir en Bilbao. En 1910 se trasladaría a Madrid, y se iniciaría una nueva etapa mucho más vinculada al Partido, con Saborit en la dirección, aunque muy pronto se incorporaría una generación de intelectuales y estudiantes, algo novedoso hasta el momento, que cambiaría de nuevo a las Juventudes. Estamos hablando de Núñez de Arenas o Lamoneda, entre otros.
Mientras transcurrió el Congreso de 1906 se celebraron diversos actos, como una velada teatral organizada por el Orfeón Socialista, un mitin en Ortuella y otro en Bilbao.
Conviene consultar la obra de Aurelio Martín Nájera, Fuentes para la Historia del PSOE y de las Juventudes Socialistas de España (Madrid, 1988). Es imprescindible la lectura del trabajo de Antonio González Quintana, “La primera organización de jóvenes proletarios españoles: las Juventudes Socialistas de España o el fracaso de una alternativa juvenil de clase (1903-1921)”, y que podemos leer en la red. Hemos consultado este trabajo para abordar, principalmente, el conflicto entre el Partido y las Juventudes. Por fin, no olvidemos que la fuente principal de este artículo se encuentra en el número 1052 de “El Socialista”, de 4 de mayo de 1906.