PRESENTACIONES

Marina Casado presenta su libro “La nostalgia inseparable de Rafael Alberti. Oscuridad y exilio íntimo en su obra”

José María de la Torre, Marina Casado, José Ignacio Díez y Alejandro Sanz (Foto: Javier Oliaga).

“Rafael Alberti es mucho más que Marinero en tierra”

Javier Velasco Oliaga | Jueves 15 de junio de 2017

Con “La nostalgia inseparable de Rafael Alberti. Oscuridad y exilio íntimo en su obra” son ya cuatro los libros que ha publicado la joven escritora y poeta madrileña Marina Casado. En esta ocasión se ha centrado en la vida y la obra del poeta gaditano Rafael Alberti al que analiza a través de sus obras pero, también, de su vida, tanto en el exilio que tuvo que vivir junto a su esposa María Teresa León como el íntimo que vivió antes y después del regreso a su tierra. Para la autora, "Rafael Alberti es mucho más que Marinero en tierra", el libro sirve para demostrarlo.



Rafael Alberti es autor de una dilatada obra que posee como eje la oscuridad, junto a una esperanza constante de escapar hacia la luz. Dicha oscuridad se combina con un sempiterno sentimiento de desarraigo hacia el presente que el propio autor definió como “la nostalgia inseparable”. Alberti sufrió el exilio tras la derrota de la II República en la Guerra Civil. Pero el sentimiento de exilio existía antes de abandonar España; porque, en realidad, los sucesivos paraísos perdidos que añora no son espaciales, sino temporales. Alberti es incapaz de arraigarse a su presente, en el cual no encuentra su identidad.

Maria Casado para la presentación de su libro, que tiene su origen en su tesis doctoral que defendió con aplomo en la Universidad Complutense de Madrid, se rodeó de un plantel de amantes de la literatura y, sobre todo, de la poesía. Estuvieron a su lado Alejandro Sanz –no piensen en el cantante sino en el ateneísta que lleva la sección de literatura de Ateneo madrileño-, el editor del libro José María de la Torre y el director de su tesis, el profesor José Ignacio Díez.

Alejandro Sanz abrió la presentación con un acertado parlamento sobre la figura del poeta. Recordó sus principales obras, aquellas que todos tenemos en la mente y, además, quiso ahondar en la figura del escritor. “Escribir es comunicar y Rafael Alberti lo hacía de manera magistral”, dijo acertado el ateneísta para añadir, posteriormente, con lucidez “los poetas deben ser de su lectores”. Alberti, poeta existencial como pocos, es de sus muchos lectores, aunque últimamente los lectores de poesía se inclinan por esa pléyade de nuevos poetas que se han convertido en bestsellers para los jóvenes.

El editor José María de la Torre, amigo personal del poeta, recordó algunas anécdotas de Alberti que se produjeron en las tertulias que mantenían junto a Pepín Bello y Jacobo Muchnick. “En cierta ocasión, ya anciano, estuvo más de dos horas recitándonos su obra y la de otros muchos poetas latinoamericanos, siempre acompañado por un gin tonic”, contó. Suponemos que a Pablo Neruda lo recitaría, ya que fueron muy amigos y compañeros de piso en el Paris anterior al estallido de la Segunda Guerra Mundial.

La intervención del profesor José Ignacio Díez fue la más pobre del evento. Lo que nos indica el bajo nivel que tiene la universidad española, tanto la privada como la pública. Opiniones fuera de lugar, más pareció un comisario político que un profesor universitario, sólo estuvo acertado en el recuerdo de alguno de los poemarios menos populares del poeta y en su opinión sobre Marina Casado. “No oculta ningún aspecto del poeta gaditano”, subrayó.

Marina Casado es una gran conocedora de los poetas de la generación del 27. Si Luis Cernuda es su favorito, Rafael Alberti no le va a la zaga. “Alberti es un poeta aparentemente muy alegre pero, en realidad, su poesía está llena de la presencia de la nostalgia y la melancolía”, apuntó de manera certera en su intervención. No quiso dejar de mencionar la influencia que tuvo, tanto en su vida como en su obra, su esposa María Teresa León, una excelente prosista del 27 a la altura de María Zambrano o Rosa Chacel. Su Memoria de la melancolía así lo demuestra. También tuvo un recuerdo para Pablo Neruda, con el que compartió exilio en Paris y muchas horas de tertulia en el Madrid de la guerra civil en su apartamento de la casa de las flores de Arguelles.

Como siempre, Marina Casado nos sorprende por la calidad de sus textos, que no están reñidos con la accesibilidad de los mismos. “Una de las profesoras del tribunal de tesis me llegó a decir que lo que no le gustaba de la tesis es que se leía muy fácilmente”, nos confesó a hurtadillas. Lo dicho anteriormente para el profesor universitario vale aquí para ese tribunal. Es tan patético el nivel del profesorado universitario español, que hacen que cuando salimos de la universidad tengamos que desaprender todo lo aprendido en sus aulas e ingeniarnos para aprender por nuestra cuenta lo que realmente nos vale para la profesión. Marina es un caso palpable de que el alumnado supera al profesorado de largo. En mi caso, como la mayoría de los estudiantes que pasamos por Ciencias de la Información, lo que mejor aprendí en la Universidad fue a jugar al mus, tanto que podría representar a mi país en el campeonato mundial de mus. Posteriormente, la profesión la aprendí gracias a mis compañeros de agencia.

Finalizó el acto con el visionado de un vídeo que compuso Marina años atrás y donde pudimos ver y oir a Alberti recitando su poema Poetas andaluces que en la década de los setenta musicó el gran Manolo Díaz para Aguaviva, conocido guitarrista y cantante de Los Sonor, cantante de Aguaviva y compositor de las mejores canciones del mítico grupo Los Bravos, que fueron capitaneados por el cantante holandés Mike Kennedy. Una delicia escuchar a Rafael Alberti sobre la canción de Aguaviva. Un final feliz.

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