Mikel Santiago abandona por unas horas su música de rock y blues para presentar a ritmo de jazz su nueva novela “El extraño verano de Tom Harvey”. No sé si por el libro, por las cervezas o por el Campari o por las tres cosas a la vez, la librería Los Editores de nuestra buena amiga Philippine Camino se llenó hasta las trancas, hasta tal punto que muchos de los asistentes nos tuviemos que sentar en el suelo o se tuvieron que quedar de pie en la calle, en una extraña tarde primaveral, pero siempre menos que el verano de Tom Harvey.
El ambiente pegaba mucho con el jazz pero no con los escenarios de la novela, situados en el sur de Italia, en Salerno, concretamente, en un tórrido verano. Precisamente, el verano más extraño que le ha tocado vivir al saxofonista Tom Harvey en su vida. Por cierto, la presentación fue amenizada por el Tom Harvey Trío que desgranó míticas canciones de los compositores más grandes del jazz del siglo pasado, piezas de John Coltrane, Dexter Gordon, Sonny Rollins o Stan Getz sonaron realmente bien en las manos del redivivo trío.
Mikel Santiago estuvo acompañado en la presentación del libro por su editora Carmen Romero. El autor, después de los consabidos fallos técnicos de todo evento, presentó en primicia el nuevo book-trailer de la novela. Posteriormente, fueron alternando reflexiones sobre la misma entre canción y canción del trío.
Al autor de Portugalete se le ha comparado con Stephen King, sobre todo a raíz de su primera novela “La última noche en Tremore Beach”. Con El extraño verano de Tom Harvey cambia de registro y deja el thriller psicológico para adentrarse en la novela negra más clásica que incluye muchas pinceladas de Agatha Christie. La novela se resuelve en las últimas 20 páginas pero no como lo hacia la escritora británica, sino de una manera más trepidante, después de haber dejado algunas pistas un algo falsas. “He pretendido ser lo más honesto posible pero siempre trato de luchar contra la inteligencia de los lectores, lo que me ha llevado intentar engañarles un poco”, dijo en la presentación el autor.
Mikel Santiago es un escritor muy viajero. Ha vivido en Irlanda, y escribió “La última noche en Tremore Beach”, ha viajado por la Provenza y escribió “El mal camino”, ha viajado por Italia y escribió “El extraño verano de Tom Harvey”, ha vivido cuatro años en Ámsterdam y escribió… bueno todavía no ha escrito nada sobre la ciudad holandesa pero algo del ambiente jazzístico que se vive allí lo ha trasplantado a su última novela. No nos extrañaría que escribiese algo sobre la capital holandesa o sobre el Bilbao en el que vive. Parece que le cuesta abrir la ventana de su casa y escribir sobre lo que ve todos los días. Quizá por eso, si pidiese un cheque en blanco a su editorial para escribir un libro sería para componer un libro de viajes, algo que le apasiona ya que es un gran viajero y ha vivido fuera de su tierra más de diez años. Esperemos que cuando le den el cheque en blanco no se les olvide firmarlo.
Cuando se fue a Italia con su chica, no pensaba escribir nada sobre el país. “Me fui buscando el rastro de Truman Capote por la península Itálica. Ese sur de Italia, superluminoso me atraía. Pero no encontré mucho de Capote ni de "Vacaciones en Roma". Más bien me encontré una Italia muy cara. Pudimos sobrevivir porque nos alojamos en casa de nuestros amigos Toñi Galán (hermana de su chica) y Dario Dente en Salerno”, cuenta divertido el autor. Aprovechó su estancia allí para leer todos los libros de Capote, de Kerouac y de Highsmith. De esas lecturas saldría esta nueva novela suya. “Estaba obsesionado con ellos como don Quijote con la novela de caballerías”, ironizó.
“El objetivo de un buen libro es dejar al lector ciertas reflexiones no sólo sobre la trama de la novela sino sobre la vida, el amor, el deseo, la venganza, el éxito en el amor”, desgranó Mikel Santiago. Pulsiones muy generales pero que están en la vida de cada uno de los lectores y agregó “el amor es la clave para arreglar la vida”. Su novela no deja de ser una historia de amor escrita en tres actos. En muchas ocasiones, se ama pero no se conoce realmente a quien se ama. ¿Le ocurre eso a Tom Harvey? No vamos a decirlo igual que no vamos a decir que el asesino es… Mikel Santiago no nos perdonaría que hiciésemos spoiler y ya sabemos cómo se las gasta, bueno sus protagonistas.
Pero sí nos perdonará que digamos que la historia finaliza muy arriba y que el complejo puzle que ha diseñado se resuelve de manera brillante y dónde los sueños de los personajes principales dan muchas claves para entender ese puzle que, por otra parte, le costó decidirse por cómo finalizarlo. “Tuve varias versiones para la novela”, reconoce y después de hacerlo dio paso a la música de jazz y a los tercios, no de Flandes precisamente aunque vivió allí, y al Campari. No podían faltar estos elementos en una presentación como las que él suele preparar. Como la novela, dejó muy alto el pabellón.
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