El periodista y escritor sevillano Francisco Reyero concluye con “Eastwood. Desde que mi nombre me defiende” su trilogía americana sobre tres reputados actores. Primero fue Frank Sinatra, después siguió Donald Trump -consumado actor histriónico- y ahora Clint Eastwood. Los tres podrían haber protagonizado la mítica película del director italiano Sergio Leone “El bueno, el feo y el malo”, y no precisamente por este orden, pero sólo fue Eastwood quien lo hizo.
Cuando en 1964, Clint Eastwood acepta la propuesta de Sergio Leone para protagonizar el western “Por un puñado de dólares”, el actor de Carmel apenas era conocido. Llevaba unos años protagonizando la serie “Rawhide”, como chico para todo. A veces decía una frase, otras hacia de figurante y en alguna que otra le daban más cancha. Quizá por eso dijo que sí al director italiano. No tenía nada que perder. En España protagonizó, además de la citada película, “La muerte tenía un precio” y “El bueno, el feo y el malo” con las que consiguió un éxito inesperado.
Durante tres años estuvo viniendo Clint Eastwood a España para protagonizar esas películas, conocidas como la "trilogía del dólar". Durante los rodajes le pasó de todo y, precisamente, en eso se detiene el periodista Francisco Reyero, en las anécdotas de los rodajes, en la vida que llevó en España y, por supuesto, en los roces que tuvo con el director y con la productora. Así conforma, un atractivo cuadro de esos años que el actor pasó en España y a la que ya no regresaría.
En su libro sobre Sinatra, nos recuerda como el actor dijo: “Nunca volveré a ese maldito país”. Lo incumplió claramente. Sin embargo, Clint Eastwood nunca dijo nada parecido pero no regresó a nuestro país. Ni siquiera cuando en 2006 el Festival de Cine de Almería le invitó a asistir. Eli Wallace sí vino y los periodistas le picaron para que llamase a Eastwood y le convenciese para que viniese. Wallace le dijo por teléfono: “Clint vente a España. Ya hay agua caliente”. Pero ni con agua caliente le lograron desprender de su pueblo Carmel.
Presentaron el libro Ana Gavín, directora de la Fundación José Manuel Lara, institución que publica el libro, e Ignacio F. Garmendía, director editorial de la misma, que señaló que “el método que utiliza Francisco Reyero para abordar el libro es muy periodístico. Ha utilizado fuentes muy contemporáneas, tanto de prensa escrita como de radio y le ha quedado un libro con un tremendo encanto”.
“Clint Eastwood no sería Eastwood sin España”, afirmó el periodista sevillano. Si Clint Eastwood no hubiese aceptado la propuesta de Sergio Leone, con el que mantuvo una relación de amor-odio, a lo mejor el destino que hubiese tenido este excéntrico actor americano no hubiese sido el mismo. “Clint Eastwood vino a España a ganar dinero para poder abrir su productora y dirigir las películas que quisiese. En cierta ocasión, la productora no realizó los pagos a su tiempo y el actor se negó a desplazarse hasta Hoyo de Manzanares para continuar el rodaje. Hasta que no cobró no fue hasta allí”, cuenta Francisco Reyero.
“Por un puñado de dólares” se estrenó en Europa en 1964 y fue un éxito de taquilla, pese al escándalo de plagio de la película. “Kurosawa le acusó de copiar su película Yojimbo plano a plano. Leone perdió el juicio y tuvieron que llegar a un acuerdo por el que le pagaba a Kurosawa el 15 % de los beneficios y toda la taquilla de Japón”, recuerda el escritor sevillano. Dicha película no llegaría a estrenarse hasta tres años después en Estados Unidos y eso que ya andaban los americanos con la mosca detrás de la oreja. En cierta ocasión, Sofía Loren regresó a Estados Unidos y la preguntaron qué actor americano era su preferido. Ella respondió que Clint Eastwood y ninguno de los periodistas le conocían. Amilibia que fue a Almería a hacer unos reportajes sobre las películas que allí se rodaban no quiso entrevistar al actor porque no sabía quién era.
“Aquella época fue apasionante para nuestro país. El cine ayudaba a soñar a nuestros compatriotas en unos tiempos difíciles y aquellos años son un terreno lleno de historietas, bulos y simplificaciones que merecían una mirada periodística. El reto era recopilar datos, testimonios para completar con el mayor celo posible toda la historia”, explicó Francisco Reyero en rueda de prensa celebrada en el restaurante Saporem.
El periodista contó muchas anécdotas del actor en España. “No quería coger aviones españoles y sus desplazamientos siempre eran por nuestra geografía en coche. En aquellos SEAT 1.500 de asientos corridos. Se peleaban los actores por ir de copilotos”, apunta. Pese a acudir a todas las fuentes primarias que ha podido, no pudo entrevistar al actor estadounidense. “Es una persona muy retraída que le gusta pasar desapercibido y tampoco quiere mezclarse con otros actores de ahí que no le guste vivir en Los Ángeles”, concluye el autor de “Eastwood. Desde que mi nombre me defiende”. Otra anécdota curiosa es que el doble del actor estadounidense en dichas películas fue el famoso rejoneador Manuel Vidrié. Quizá por eso quedó tan torero.
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